CAPÍTULO 49. JAPÓN p.1

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Rateel Maddcro

Termino de preparar mi maleta, voy por mi mochila y saco el estuche que escondí debajo de mi cama. Cuando Caleb mencionó que nos iríamos a Japón, deseé haberme quedado en cama. Guardo varias armas en la mochila, no sé qué es lo que nos pueda esperar una vez lleguemos ahí.

Tengo entendido que no tienen una alianza con la Yakuza, pero tienen una tregua por ahora, sin embargo, con el grupo insurgente, pueden pasar cosas inesperadas. Me aseguro de llevar de todo: navajas, pistolas, cargadores, granadas, entre otras cosas más. Mientras reviso todo, Erick entra a mi habitación, va a mi armario y las chicas le siguen detrás.

Estoy tan concentrada en lo que hago que apenas me da tiempo de ver como abren otra maleta y la llenan de varias cosas.

- ¿Qué hacen? – pregunto confundida.

- Sabemos que vas de viaje y seguramente solo empacaste pantalones, botas y otras cosas más – dice Alicia mientras la veo elegir tacones.

- Obviamente, voy a una posible guerra entre mafias, no a tomar el té con la reina – digo mientras veo a Erick empacar vestidos.

- Cielito, sabemos eso, pero hemos visto las películas – comienza Erick con su discurso – muchas veces van a fiestas y tú no asistirás en pantalones.

- Además, tal vez te consigas un ligue o un novio – Fernanda me hace una cara sugestiva – aunque dicen por ahí que los chinos la tienen pequeña.

- Voy a Japón, no a China y eso que dices son rumores de baño – me da la espalda y va por mi maquillaje.

No los contradigo y me enfoco en seguir empacando mi armamento. No quiero dejarlos aquí, el traidor sigue por ahí y lo último que quiero es que les hagan algo a ellos. Una vez termino me coloco mi chaqueta de cuero, el clima en Japón no es tan helado como en Rusia, pero sigue siendo frío. Mientras llevo la mochila en mis hombros, ellos me ayudan con las maletas y abordamos el auto juntos.

- Llegamos señorita Maddcro – me dice el conductor y mis amigos bajan enseguida.

- ¿Cuál es tu nombre? Me has llevado antes en New York, pero no tuve oportunidad de saber tu nombre – pregunto antes de salir.

- Mi nombre es Iván, señorita – responde con una sonrisa amable.

- Bueno Iván, asegúrate de llevar a mis amigos a casa a salvo y si les pasa algo – me acerco – me aseguraré de hacerte sufrir.

Salgo y me despido de mis amigos. Abrazo a todos y les doy instrucciones de que hacer, les mencionó en quienes confiar y quienes no, le pedí a Dave e Ikor que los vigilaran, son los únicos de la seguridad en que de verdad puedo confiar. Aparentemente viajaremos un avión de carga, es sumamente grande y no tengo idea de cómo será por dentro.

Al entrar noto que han modificado el avión de forma que haya un segundo piso. Los asientos se encuentran en los laterales, la mayoría de ellos ya están ocupados por los hombres de Caleb, muchos están dormidos y otros más hablan entre ellos mientras preparan las armas. El segundo piso tiene el suelo transparente y ahí es donde veo a Caleb, Alexander y Eiden.

Al ser un soldado más, busco un asiento para dormir aunque mi cuello se destruya en el proceso. Me siento y abrazo mi mochila, las horas pasan y entre sueños siento que alguien se me acerca y pasa su mano por detrás de mis rodillas, llevo mi mano a mi cinturilla y saco la navaja para ponérsela en el cuello, abro los ojos y veo a Caleb.

No me dice nada, tengo la cuchilla pegada a su garganta y él simplemente la ignora y me levanta de mi lugar. Guardo la navaja y me dejo llevar, tengo demasiada pereza, ya después peleo lo que sea. Entramos a una sala acondicionada y cuando me siento en una posición medio recostada, abro los ojos y me doy cuenta de que estoy sobre las piernas de Caleb y él está recargado con sus ojos cerrados.

-&-

Cuando despierto, seguimos en el aire y el amanecer apenas se filtra por la ventanilla. Recorro con mi vista el lugar y veo a los demás chicos en sus asientos totalmente reclinados mientras duermen, Eiden duerme con un brazo sobre sus ojos y Alexander duerme como si algo lo hubiera poseído.

Mi cerebro por fin conecta cables y me doy cuenta que Caleb está despierto mientras lee unos papeles, sigue medio reclinado y su brazo me mantiene unida a él.

Me muevo un poco para ver si puedo separarme, pero él enseguida me acerca más a su cuerpo, la posición es incómoda, por lo que busco más comodidad. Cuando cierro mis ojos, siento su otro brazo rodearme los hombros y se acomoda en el asiento.

-&-

Me remuevo en mi lugar y esta vez no siento ninguna presencia, me levanto y un saco cae a mis piernas. Busco a mi alrededor y solo el exorcista sigue dormido. Me río, pero me callo cuando a mis espaldas Caleb sale por una puerta, me mira serio y le regreso la mirada.

No veo mi mochila por ningún lado y salgo de la sala sin decir nada. Bajo las escaleras y me quito la liga del cabello, masajeo mi cuero cabelludo y voy a mi asiento por mi mochila. El hombre a mi lado me informa que el aterrizaje será en media hora, por lo que me coloco el cinturón de una vez.

Pasan veinte minutos, los tres bajan y van a los asientos de enfrente, recuerdo que no les he preguntado algo que he tenido en mente y me pongo de pie para ir con ellos.

- ¿La Yakuza sabe que vamos? – pregunto una vez llego a su lado.

- No les avisamos, pero suponemos que ya deben saberlo, estamos bajo su radar – me responde Alexander.

- De acuerdo, iré a mi asiento – antes de salir Caleb me detiene.

- Saldrás después de Eiden, no antes, ¿entendido? – lo miro a los ojos intentando interpretar su motivo hasta que lo imagino.

- No tendremos un buen recibimiento, ¿cierto? – averiguo.

- No lo sé, las cosas son delicadas y debemos estar preparados – se acerca – los hombres bajaran primero, después Eiden, tu, Alexander y yo.

Me suelta y voy a mi asiento, cierro los ojos para mentalizarme, pero una mirada pesada me hace abrirlos. De nuevo, Caleb me mira, ha estado muy raro desde que llegó de su viaje, sé que tenemos una conversación pendiente y ciertamente me desespera no poder arreglarla ahora.


Capítulo editado.

Besos en las nalgas, chao.


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KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora