CAPÍTULO 68. PEDIDO

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Rateel Maddcro

Apenas fui consciente de mí, sentí el dolor llegar. Respirar se sentía como si algo aplastara mis pulmones y mi cabeza martillaba. Intento recordar lo último que sucedió antes de que todo se volviera negro, pero a mi mente solo llegan unos ojos azules. Caleb.

El olor de su perfume llega a mis fosas nasales haciendo que mi alma de un respiro. Siempre confié en que él vendría por nosotros, por mí. McCall iba a sacarnos de aquí y todo hubiera sido mucho peor de lo que fue estando lejos de casa; doy gracias a que haya llegado a tiempo.

Con pesadez abro los ojos y paseo mi vista por la habitación vacía, pero el ruido de afuera me llama la atención. Muevo los dedos de los pies con lentitud evitando que el movimiento haga doler aún más mi cuerpo. Ahora muevo las piernas y al estirarlas siento algunos tirones en ellas. "¿Qué demonios?"

Me levanto cómo puedo y voy al espejo de cuerpo completo dentro de su armario. Observo mi reflejo y es menos de lo que realmente esperaba considerando la paliza que me metieron. De no ser porque hay lugares libres de las vendas, fácilmente podrían confundirme con una jodida momia.

Suspiro y salgo del armario, no sé cuántos días han pasado y tampoco sé qué ha sucedido en mi ausencia. Los engranajes en mi cabeza comienzan a funcionar e intento acomodar mis ideas para hacer planes. Tengo varias cosas que averiguar, personas a las cuales cazar y más.

El dichoso cargamento es algo que sigue haciéndome ruido en la cabeza, sé que si pregunto a las buenas no me dirán nada, de ser algo que pudieran decirme ya lo habrían hecho, pero no, y aquí estoy partiéndome el cráneo por ello. Ellos mencionaron armas especiales, la pregunta es a qué mierda se refieren.

Tendré que averiguar todo por mí misma, de nuevo. En ningún momento me dijeron nada de ello y eso que soy la sombra de Caleb siendo su guardaespaldas "íntima". Además, existe la posibilidad de que Eiden ya les haya dicho todo lo que pasó y eso arruinaría mis planes.

Mierda, ¿Eiden está vivo? Yo lo vi vivo la última vez, inconsciente, pero vivo.

Bajo ese pensamiento doy la vuelta dirigiéndome a la puerta a paso tortuga, estresándome en el proceso. Cuando llego a la puerta esta se abre y doy un paso hacia atrás evitando que no me dé en el rostro. No quiero agregar una nariz rota a mi lista de heridas.

La señora Jazub me mira como si de un espejismo se tratara, la veo abrir y cerrar la boca como si fuera un pez fuera del agua.

- ¿Rateel? Estas de pie – me dice lo obvio.

- Con mucho esfuerzo, pero lo estoy, ¿Cómo se... – antes de que pueda terminar la pregunta, la señora Jazub se me viene encima abrazándome y apretándome entre sus brazos.

Nunca tuve una figura materna en mi vida, no tuve abuelas ni nada. La extraña sensación del abrazo materno me envuelve por completo, me resulta asfixiante y abrumador, provocando que frunza el ceño con mi cabeza apoyada en su hombro.

- Cariño, qué alegría que ya estés mejor – toma mis hombros y me separa de ella, sorprendiéndome cuando veo lágrimas en su rostro – no sabes lo preocupada que me tenías, a todos nosotros.

- Ah, sí, ¿perdón? – parecía estúpida balbuceando sin saber que decir, carraspeo intentando olvidar la abrumante calidez en mi pecho – estaba por salir para ver a los demás, ¿Dónde están?

- Están vagando por la casa y visitando a Eiden, Caleb no dejaba que nadie más entrara, solo yo – sonríe, me guiña el ojo y mis mejillas se ponen rojas.

Se adentra por completo a la habitación y saca una silla de ruedas de no sé dónde, la miro con horror y abro la boca para renegar, pero la cierro cuando me da una sonrisa rozando lo escalofriante, por lo que tomo asiento de mala gana.

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora