CAPÍTULO 67. SANGUINARIO

92 5 3
                                    

Alexander Jazub

Observaba cómo le sacaba los dientes con una pinza mientras su boca destilaba sangre por montones. Desde que se llevaron a Rateel y Eiden, Caleb ha estado diferente. Años atrás, antes de que Caleb fuera el Boss de la mafia, los ancianos lo reconocían como Krovozhadnyy.

Hacía honor a su apodo en cada trabajo asignado, cuando llegaba a casa siempre venía lleno de sangre y su mirada era tan oscura que, incluso a mí, me daba miedo. El tiempo pasó y dejamos de ver al Krovozhadnyy, aunque nunca dejó de ser un sanguinario de mierda, lo era en menor medida.

Actualmente, puedo ver a la misma bestia que ha estado dormida por años. Su brutalidad es diferente, superior. Sé que volvió a salir por Rateel, lo sé porque escuché que la llamó su esposa y pienso que no falta demasiado para que dicho título sea reclamado.

Los gritos me traen de vuelta y hago una mueca cuando lo veo cortar los dedos de la rata y meterlos en su boca.

- Te dije que guardaras silencio – dice Caleb golpeando su rostro haciendo que un dedo salga volando de su boca.

- Eso fue asqueroso – le digo pasándole una toalla.

- Si no te gusta te puedes largar a la mierda, no te estoy obligando a mirar – responde brusco y se encamina a la salida mientras limpia sus manos.

- A mí no me ladres, perro sarnoso – me da una mirada de muerte y yo me burlo de él.

- Tienes suerte de ser mi hermano – se gira y va de largo.

- El que tenga miedo a morir que no nazca – voy tras él.

Salimos de las jaulas y nos adentramos a la mansión. Al llegar Caleb se deshace de su saco y rompe su camisa dejándola en el suelo totalmente inservible.

- Señor, tenemos que irnos – se acerca Dave con un dispositivo en las manos.

- Prepara el auto – antes de que pueda preguntar algo, sube las escaleras.

Mi madre se acerca y me lanza una mirada llena de preocupación, por un tiempo ella también sufrió cuando Caleb se encontraba perdido en sus sombras y su bestia lo dominaba, destruyendo todo a su paso.

- ¿A dónde va? – le pregunto cuando ella se acerca a mí y mi madre se va.

- Seguramente a su habitación, no permite que nadie más entre, solo tu madre – tomo su mano y nos vamos a la sala, donde tomo asiento y a ella la coloco en mis piernas.

- Tiene miedo, aunque no lo diga – acaricio su rostro – teme que se la vuelvan a quitar y se vuelva a quedarse solo.

- Lleva 2 días dormida, me preocupa – el brillo en sus ojos desaparece causándome sensaciones indescriptibles.

- Haré lo posible para que puedas verla, no te preocupes, malenʹkiy"pequeña" la tomo del cuello y la acerco a mi para besarla.

Beso que no dura mucho porque nos separamos al escuchar un portazo y pasos pesados bajar las escaleras. La levanto de mis piernas y voy a la puerta para interceptar a Caleb.

- Mataré a ese imbécil – viene furioso a mí, pero se detiene cuando la escucha.

- No puedes hacerlo – habla y Caleb la mira con burla – bueno si puedes, pero no debes hacerlo.

- Según tú, ¿por qué no debo hacerlo? – se planta frente a ella y por un segundo, dudo en moverme.

- Porque si le haces daño a Erick, Rateel se va a molestar contigo, lo sabes – Caleb se enfurece y se da la vuelta dispuesto a irse.

- ¿A dónde vas? – pregunto enseguida.

- ¿Por qué carajo se está metiendo todo el mundo en mi camino? – se restriega la cara.

- Responde.

- A una reunión, quédate a cargo hasta que regrese y que nadie...

- Ya lo sé, que nadie entre a tu habitación – se da la vuelta y sale de la casa sin decir nada.

Necesito que Rateel despierte para que su otro él vuelva a dormir, a este paso terminaremos rodeados de cadáveres.

- Ya lo oíste – voy a la sala para sentarme de nuevo, pero parece que ella tiene otros planes.

- Voy a ir a verla, no me importa lo que él diga – sube las escaleras y voy tras ella.

- Alicia, no puedes entrar – la persigo.

- Le diré a Fernanda que me ayuda a entrar – corre por el pasillo y la persigo.

- Maldita sea Alicia, ¡vuelve aquí!

Aún yendo tras ella, no dejo de pensar en mi hermano y lo mucho que me preocupa que caiga en ese pozo hondo y vuelva a hundirse. Le costó volver a la superficie, pero sé que ahora no estará solo, tendrá a Rateel a su lado y ella no permitirá que él se pierda en sí mismo.


Capítulo editado.

Besos en las nalgas, chao.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora