Rateel Maddcro
Son las 20:00 horas y afuera ya está oscuro. Después de comer no hemos dicho nada más, y comienza a desesperarme tanto silencio, no es que sea incómodo, el problema es que comienzo a quedarme dormida.
- Oigan, Eiden no habla y me estoy aburriendo – dice Alexander por el auricular y me sobresalto en mi lugar – oye Rate, ¿cómo te va con mi hermanito?
- Es un fastidio, no se calla, habla hasta por los codos – digo con sarcasmo y sonrío escuchando una carcajada de Alexander.
- Entonces creo que vas con el Caleb equivocado, donde andas, paso por ti – bromea Alexander con tono coqueto al que solo río.
- Cierra la boca, estamos trabajando, Eiden distráelo con algo, no quiero que esté jodiendo – dice Caleb enojado.
- Pero no estoy haciendo nada – puedo imaginar el horrible puchero que debe estar haciendo – estoy hablando con la domadora, no con la bestia.
- Tranquilo, ahorita lo llevo por una dona para ver si se calma – dice Eiden y la comunicación se corta.
Niego con la cabeza aun sonriendo, Alexander es como un bebote.
Desde que salimos de la mansión no ha pasado nada raro y me hace pensar que probablemente ya no están aquí, tal vez alcanzaron a irse. Estoy a punto de decirle que volvamos a casa cuando frente a nosotros pasa una camioneta negra a alta velocidad "esa camioneta ya la había visto".
Miro por retrovisor y veo que detrás de nosotros solo está la camioneta de seguridad, me vuelvo a acomodar en mi asiento y cuando estamos a punto de ingresar a un túnel una incomodidad en mi pecho me hace volver a mirar por el retrovisor y la veo. Detrás de la camioneta de seguridad está la misma que vi pasar.
- Mira por el retrovisor, esa camioneta nos la hemos topado desde hace dos cruces – hace lo que le digo y saca una radio.
- Vnimatel'nyy – "atentos", saco mi arma de la pretina de mi pantalón y en cuanto ingresamos al túnel, el infierno se desata.
Los tiros no se hacen esperar y Caleb se aferra al volante, volteo hacia atrás y ya no es una, ahora son dos las que nos siguen. Una de ellas comienza a intercambiar disparos con la de seguridad y la segunda viene por nosotros. Intento activar mi auricular, pero un choque en la parte de atrás me hace soltar un grito y me impide la tarea.
Comienzan a dispararnos, las balas rebotan en los cristales al ser a prueba de balas, pero sé que no resistirá tanto tiempo, los disparos son en un solo punto. Los hijos de perra saben sobre ese detalle. Bajo la ventanilla y me quito el cinturón de seguridad, asomo la mitad de mi cuerpo y comienzo a dispararles, ellos no se quedan atrás y me regresan los tiros.
Vuelven a impactar la camioneta haciendo que me vaya hacia abajo, tengo que sostenerme fuerte si no quiero caerme y quedar embarrada en el pavimento. Otro impacto hace que grite y siento que algo me sostiene desde la pretina del pantalón "Caleb", me jala hacia el interior de nuevo y me mira molesto.
- ¿¡Acaso estás demente?! – grita enojado, su mandíbula está tensionada y los nudillos blancos.
- Estoy bien, no te preocupes – cuando quiero volver a salir por la ventana su mano me detiene.
- No hagas eso de nuevo – me mira – hazlo por la ventana corrediza del techo.
Hago lo que me dice y pongo mi pierna entre las suyas como soporte, tengo que poner mi empeño en concentrarme al sentir su respiración en mis muslos. Comienzo a disparar y vuelven a darnos en la parte de atrás, mi espalda impacta con la parte trasera del marco de la ventana "esto será un moretón en unas horas".
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Krovozhadnyy
ActionLo dicen los adultos y por consecuencia nosotros: la vida es una montaña rusa. Por la momento estas yendo de fiesta con tus mejores amigos, y en un dos por tres estas en medio de una balacera sin saber que el destino te iba a hacer una pésima jugada...