CAPÍTULO 27. ACERCAMIENTO

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Rateel Maddcro

Son las 20:00 horas y afuera ya está oscuro. Después de comer no hemos dicho nada más, y comienza a desesperarme tanto silencio, no es que sea incómodo, el problema es que comienzo a quedarme dormida.

- Oigan, Eiden no habla y me estoy aburriendo – dice Alexander por el auricular y me sobresalto en mi lugar – oye Rate, ¿cómo te va con mi hermanito?

- Es un fastidio, no se calla, habla hasta por los codos – digo con sarcasmo y sonrío escuchando una carcajada de Alexander.

- Entonces creo que vas con el Caleb equivocado, donde andas, paso por ti – bromea Alexander con tono coqueto al que solo río.

- Cierra la boca, estamos trabajando, Eiden distráelo con algo, no quiero que esté jodiendo – dice Caleb enojado.

- Pero no estoy haciendo nada – puedo imaginar el horrible puchero que debe estar haciendo – estoy hablando con la domadora, no con la bestia.

- Tranquilo, ahorita lo llevo por una dona para ver si se calma – dice Eiden y la comunicación se corta.

Niego con la cabeza aun sonriendo, Alexander es como un bebote.

Desde que salimos de la mansión no ha pasado nada raro y me hace pensar que probablemente ya no están aquí, tal vez alcanzaron a irse. Estoy a punto de decirle que volvamos a casa cuando frente a nosotros pasa una camioneta negra a alta velocidad "esa camioneta ya la había visto".

Miro por retrovisor y veo que detrás de nosotros solo está la camioneta de seguridad, me vuelvo a acomodar en mi asiento y cuando estamos a punto de ingresar a un túnel una incomodidad en mi pecho me hace volver a mirar por el retrovisor y la veo. Detrás de la camioneta de seguridad está la misma que vi pasar.

- Mira por el retrovisor, esa camioneta nos la hemos topado desde hace dos cruces – hace lo que le digo y saca una radio.

- Vnimatel'nyy"atentos", saco mi arma de la pretina de mi pantalón y en cuanto ingresamos al túnel, el infierno se desata.

Los tiros no se hacen esperar y Caleb se aferra al volante, volteo hacia atrás y ya no es una, ahora son dos las que nos siguen. Una de ellas comienza a intercambiar disparos con la de seguridad y la segunda viene por nosotros. Intento activar mi auricular, pero un choque en la parte de atrás me hace soltar un grito y me impide la tarea.

Comienzan a dispararnos, las balas rebotan en los cristales al ser a prueba de balas, pero sé que no resistirá tanto tiempo, los disparos son en un solo punto. Los hijos de perra saben sobre ese detalle. Bajo la ventanilla y me quito el cinturón de seguridad, asomo la mitad de mi cuerpo y comienzo a dispararles, ellos no se quedan atrás y me regresan los tiros.

Vuelven a impactar la camioneta haciendo que me vaya hacia abajo, tengo que sostenerme fuerte si no quiero caerme y quedar embarrada en el pavimento. Otro impacto hace que grite y siento que algo me sostiene desde la pretina del pantalón "Caleb", me jala hacia el interior de nuevo y me mira molesto.

- ¿¡Acaso estás demente?! – grita enojado, su mandíbula está tensionada y los nudillos blancos.

- Estoy bien, no te preocupes – cuando quiero volver a salir por la ventana su mano me detiene.

- No hagas eso de nuevo – me mira – hazlo por la ventana corrediza del techo.

Hago lo que me dice y pongo mi pierna entre las suyas como soporte, tengo que poner mi empeño en concentrarme al sentir su respiración en mis muslos. Comienzo a disparar y vuelven a darnos en la parte de atrás, mi espalda impacta con la parte trasera del marco de la ventana "esto será un moretón en unas horas".

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora