CAPÍTULO 19. HUMOR

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Rateel Maddcro

De pequeños llegamos a pensar en lo que quisiéramos ser de grandes, una princesa, un caballero o en mi caso, un unicornio que escupe fuego y le salen rayos por los ojos; luego crecemos y pensamos en cosas reales como policía, bombero o en mi caso, un soldado, pero ese pensamiento cambió para querer ser una empresaria.

- ¿Cómo dices? – espero haber escuchado mal, el señor Jazub no puede hablar en serio.

- Lo que escuchaste, Ra – me lleva la mierda – a partir de estos momentos serás como un miembro más de la mafia.

En mi puta vida me imaginé ser parte de una jodida mafia, es decir, mi padre de alguna forma lo fue, pero yo no lo sabía hasta ahora. Ni de chiste llegué a pensar en que yo seguiría ese camino.

- No se supone que Caleb es el jefe – volteo a verlo, desde anoche ha guardado su distancia.

- Lo soy, digamos que mi padre es un consultor, le mencioné mi idea y estuvimos casi de acuerdo en esto.

- ¿Casi? – que se joda – ¿quieres decir que esto es obra tuya?

- Escucha Rateel – habla el señor Jazub – sé que lo que menos querías era tener relación con mafias, respeto eso, pero como podrás ver, la situación nos rebasa y requiere de acciones un tanto drásticas – me paso las manos por el rostro y suspiro, "esto no me puede estar pasando".

- Lo siento, señor Jazub – lo miro y su rostro es serio – pero rechazaré esta oferta, no vine aquí a ser parte de nada.

El silencio en la oficina se asienta, pero mantengo mi mirada firme. Eso, hasta que Caleb habla.

- Padre, espera afuera – se levanta y se abotona el saco – hablaré con ella.

- No peleen – es lo ultimo que dice antes de salir de la oficina.

- ¿Por qué sugeriste mi integración a tu organización? – soy la primera en cuestionar.

- Porque es lo que quiero y lo que quiero – se recarga enfrente del escritorio, cruza sus brazos y me sonríe ladino – lo obtengo.

- ¿Qué te hace pensar que voy a aceptarlo? – bufo y el comienza a reír haciendo que los vellos de mi nuca se ericen.

- Eres tan... – hace una pausa para pensar – como sea, no es una oferta o petición, es lo que va a suceder si o si, mejor asimílalo.

- Pero... – quiero refutar, pero me interrumpe

- No – se levanta y camina hacia mí – aquí no hay pero alguno, nosotros protegemos a tus amigos y tu pagaras esa protección sirviendo a mi mafia. Otra opción no hay, así que tendrás que decidir.

Me alejo un poco y le doy la espalda. Tallo mi rostro con mis palmas y camino de un lado a otro intentando tomar una decisión. Puedo proteger a mis amigos de unos cuantos imbéciles, podemos irnos a otra parte incluso y regresar cuando las cosas se hayan calmado.

Pero la realidad es que no puedo protegerlos yo sola de una mafia completa, tampoco puedo arriesgarlos a llevarlos conmigo cuando podemos ser atacados en cualquier momento. No tengo otra opción. "Estúpida, me arrinconó y caí yo sola".

- De acuerdo, así será, no es como que tenga mucha opción – tomo asiento enfrente del escritorio y él va de regreso a su asiento – pero no soy una persona fácil de tratar.

- No me digas – dice Caleb con sarcasmo – no lo había notado, gracias por mencionar ese detalle.

- Como decía – lo miro mal – no me gusta que me manden o que me traten como a un esclavo, no permitiré que me falten al respeto y jodidamente no pienso quedarme callada, si algo pasa me defenderé y mandaré al carajo a esa persona, no importa quien sea – Caleb suelta una carcajada sin humor.

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora