CAPÍTULO 6. ROMPECABEZAS p.1

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Caleb Jazub

- Boss, zhdem prikaza"Señor, esperando órdenes" indica uno de mis hombres mientras observo lo que sucede en mi tableta gracias a las cámaras integradas en sus chalecos.

- Sigo sin entender para qué hacer todo esto – dice Alexander, se lo he repetido cinco veces.

- Ayudaremos a la señorita Maddcro a que se entere sobre ciertas cosas – en parte es cierto, la otra parte me la reservo para mí mismo.

- Eso no tiene sentido, pero tú eres el jefe, sin embargo, ¿qué tengo que ver en esto?

- Tenemos, más bien – volteo a ver a mi padre a mi izquierda – honestamente creí que iríamos a cenar cuando recibí tu llamada, no pensé que sería para ver cómo atacas a una de mis mejores empleadas – ruedo mis ojos.

- Solamente quiero comprobar por mí mismo lo que Alexander mencionó sobre esa noche, no será un ataque real – son un par de dramáticos.

- Claro, es por eso que mandaste un equipo de veinte hombres para ir por una sola persona, nada invasivo eh – menciona con ironía Alex.

- Boss, prodolzhim?"Señor, ¿procedemos?" preguntan y les doy luz verde.

Alexander no está mal, envié un equipo de veinte hombres, la mitad entrará y la otra mitad va a quedarse como refuerzos; cuando mencionó sus habilidades decidí no subestimarla, no la he visto con mis propios ojos y prefiero ser precavido, por ese motivo instalé las cámaras en sus chalecos. Además, esto tiene un objetivo, más que nada como una prueba, espero que la pase.

Uno de mis hombres abre la puerta y se preparan para entrar, la vez que fui me percaté de que afortunadamente no tiene una alarma, por lo que entrar fue mucho más sencillo de lo que creía. Cuando entran, se separan, cinco van arriba y cinco se quedan abajo; puedo ver que no se encuentra en el primer piso, por lo que solo queda el piso superior, más vale que no esté la ducha. Son buenos hombres, no quisiera deshacerme de ellos por correr la mala suerte de verla desnuda.

Mientras el segundo grupo avanza por el pasillo del piso superior, se observa que la puerta de su habitación está entreabierta y me enderezo cuando comienzan a alinearse para entrar. El primero se acerca a la puerta y cuando está a punto de entrar, las luces del apartamento se apagan. Encienden las linternas, abren la puerta de la habitación y ahí está ella, con unos pantalones de chándal gris y una blusa de tirantes blanca, su cara es seria y está de brazos cruzados, "que suerte".

Claramente ya sabía que veníamos por ella, deja caer sus brazos a los costados y mira hacia la cámara, suspira y niega con la cabeza.

- Te lo dije, odio que los extraños toquen mis cosas – dice ella mientras comienza a avanzar hacia el primer hombre.

- Creo que deberías ordenarles que salgan de ahí – menciona mi padre.

- Será una masacre – dice mi hermano mientras se acomoda en su asiento.

Él avanza a la par, pero es ella quien rodea su cuello y eleva su rodilla hacia su estómago, entierra su codo en su espalda y lo envía al suelo, donde le da una patada en el rostro. Gira a tiempo cuando un segundo y tercero avanzan a ella y se pone en guardia, los dos la intentan atacar al mismo tiempo mientras ella agarra el brazo de uno con su mano derecha y da vuelta en su propio eje para asestarle un golpe en la cara con su codo izquierdo para después estrellar su cabeza en la cara del otro; se puede escuchar perfectamente como algo cruje y no estoy muy seguro de a quién le pertenece esa nariz.

Avanza hacia los otros dos, la pelea es fluida y cuando derriba a uno de ellos, el último que queda la empuja por un costado y la azota contra la pared, la acción me enfurece, pero me recuerdo que es necesario. Ella sabe lo que hace cuando hunde sus pulgares en los ojos de mi hombre y este retrocede, es cuando ella lo empuja con fuerza hacia atrás contra una puerta, la cual se rompe por la fuerza. La imagen que proyecta la cámara de uno de ellos es de ella caminando por el pasillo con un bate.

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora