CAPÍTULO 39. DESPERTAR

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Caleb Jazub

De camino a la casa de seguridad no dejo de pensar en los acontecimientos ocurridos, en la rabia que siento en mi interior y la impotencia que siento justo ahora. Se sumó otra persona a su lista de muertes, dos más a la lista de pérdidas, Rateel no se ha recuperado de una cuando tiene que lidiar con otras dos más.

Respiro hondo al recordar cómo se puso cuando recibió la noticia de su secuestro y mi piel vuelve a erizarse cuando evoco el recuerdo de su grito agonizante, la miro por el retrovisor y su cuerpo yace en los asientos traseros de mi auto.

Llegamos a la mansión y las amigas ya se encuentran afuera, están ansiosas viendo los tres autos que llegan. Salgo de mi auto y me inclino para tomar su cuerpo inconsciente en mis brazos, al reincorporarme noto sus cuerpos rígidos, la rubia que identifico como Alicia comienza a llorar mientras que la otra baja su cabeza.

Paso de largo y la coloco en el sofá, retiro el cabello de su rostro y la observo "esto terminará mal".

- ¿Qué pasó? – preguntan a mi espalda.

- La sedamos – respondo a secas.

- ¿Por qué? – me giro y veo a Fernanda – di la verdad, por muy mafioso que seas estoy dispuesta a matarte si le hiciste daño.

Y esta qué.

Abro la boca para responder cuando un jadeo a mi espalda me hace voltear enseguida. Rateel se sienta de golpe y comienza a buscar a su alrededor algo. "Alguien". Cuando no lo encuentra, su semblante cambia y repara las personas que estamos en la habitación.

Intenta ponerse de pie y se tambalea.

- Están muertos – habla con amargura.

Se dirige a la puerta, pero tropieza con el escalón y cae al suelo, me apresuro a llegar hacia ella y al arrodillarme a su lado, observo los espasmos en su espalda.

- Me volvieron a arrebatar las personas que más amaba – voltea a verme – ahora yo los haré pagar.

Me empuja y cuando caigo de espaldas, la veo correr hacia la puerta. Alexander la detiene y comienzan a pelear, lanza golpes a su estómago y él intenta esquivarlos, no pretende lastimarla y es por eso que termina tirado en el suelo con su labio sangrando. Eiden se le atraviesa y le suelta una patada en el rostro, él sujeta su pierna y ambos van al suelo; de mi bolsillo saco una jeringa y voy a ella.

Le rodeo los hombros y la inyecto en el brazo, sus ojos hacen contacto con los míos y una lágrima cae de su ojo. A pesar de mi seriedad, mi interior se retuerce por lo que acabo de hacerle, pero me recuerdo que era necesario, si va estando alterada, podría morir y es algo que no permitiré.

Las amigas reclaman y gritan, pero Alexander y Eiden las contienen. La tomo en brazos y subo las escaleras.

La dejaré descansar, seré yo el que tome las riendas de esta situación. Por ella soy capaz de incendiar la jodida ciudad, el puto continente completo y ya es momento de que se dé cuenta de ello.

-&-

Rateel Maddcro

Murió. Murieron.

Lo único que me asegura que sigo viva en estos momentos es el dolor que se ha instalado en mi pecho. No hay más en mi interior en estos momentos, no hay 24 horas, no hay nada. El mundo se empeña en quitarme lo que más quiero y ya estoy cansada de esto.

Me levanto de la cama y las memorias de hace unas horas me recuerdan que me inyectaron dos veces "traidores". La parte racional de mi cabeza me dice que era necesario, pero mi parte sedienta de sangre me pide que le dé lo que quiere y tomo la decisión de hacerle caso.

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora