CAPÍTULO 42. INFILTRACIÓN

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Rateel Maddcro

Han pasado dos semanas desde que volvimos a Rusia, no hemos hecho preparativos del funeral de Dave y Erick, simplemente no puedo hacerlo. Las cosas con Caleb han estado raras desde que me llevó al mirador y lloré como una cría. No puedo evitarlo, debo seguirlo a todos lados.

Estar parada fuera de su oficina tantas horas es incómodo, por eso hay ocasiones en que me robo una silla o Caleb me permite entrar a su oficina, en esta ocasión tenía una reunión con una mujer y no pude estar presente, lo que me resultó extraño. La mayoría de veces estoy dentro, después de todo es mi trabajo.

Estoy jugando con mis pies cuando escucho que algo se rompe dentro de la oficina, desenfundo mi arma y enseguida abro la puerta, solo que la imagen que presencio me deja congelada. La mujer está encima del escritorio con el vestido totalmente abierto exponiendo su ropa interior y Caleb está delante de ella mirándola fijamente.

- Típico – es todo lo que digo antes de cerrar la puerta y largarme.

"Por ti soy capaz de quemar todo". Pues que se incendie a él mismo, imbécil.

Escucho mi nombre y acelero hacia las escaleras de emergencia, no pienso encerrarme en el elevador con él. Abro la puerta y apenas bajo el primer tramo la puerta vuelve a abrirse, nos observamos y antes de que abra su boca bajo los escalones con rapidez. Maldigo al darme cuenta de que tendré que bajar 20 pisos.

- ¡Puta madre, vuelve aquí ahora! – Caleb viene tras mío y el sudor ya le baña la frente.

- Vuelve arriba con tu chica – brinco la barandilla al siguiente piso.

No, no estoy celosa.

Abro una puerta y corro al elevador, tengo una ventaja de 50 segundos antes de que llegue a mí. Las puertas se abren y lo veo correr hacía mí, presiono el botón con desesperación para que las puertas se cierren y cuando está a por llegar, el carro de correspondencia se le atraviesa provocando que caiga y el elevador cierre sus puertas.

Me recargo en la pared tratando de no vomitar mis intestinos y que mi corazón se quede en su lugar. Admitiré que lo que vi me molestó y odio la sensación en mi pecho al reproducir la imagen en mi cabeza. Típico en estos tipos, no pueden mantener la polla en sus pantalones.

Las puertas se abren y cuando estoy a mitad de recepción, escucho que alguien grita mi nombre, de la puerta de emergencia Caleb viene corriendo intentando alcanzarme, se ve enojado como el infierno y corro a la salida. Parecemos unos críos corriendo del otro, pero no puedo dejar que me atrape.

- ¡Joder, ven acá! – rodeo un auto y me quedo parada de mi lado mientras él se queda en el suyo respirando agitadamente.

- Jódete, no voy a ir contigo a ningún lado – atraviesa al auto por el capó y corro en otra dirección.

Le grito que no se me acerque, le quito la bolsa a una chica y se la arrojo en la cara provocando que caiga al suelo por el golpe. Aprovecho la situación para subirme a un poste de luz, no veo otra salida y es mejor esto a permitir que sus hombres interfieran. "Joder, que humillación".

Logra llegar al poste y me mira desde abajo, una carcajada suena de lejos y veo a Alexander doblado a la mitad sosteniendo su estómago, Eiden también se ríe mientras niega con la cabeza.

- ¡Baja de ahí en este instante Rateel Maddcro! – me grita.

- ¡Chinga tu madre! – le grito de regreso y saca su teléfono hablando con alguien.

A lo lejos veo varias camionetas estacionadas fuera de la empresa, en la caseta hay tres hombres hablando con el de seguridad y un mal presentimiento me recorre de pies a cabeza. Miro hacia abajo viendo a sus mastodontes planeando subir, los ignoro y vuelvo a mirar al frente, uno de esos hombres saca un arma y dispara al guardia.

Abren la reja y van hacia las camionetas, sin pensarlo dos veces me suelto cayendo sobre los hombres de Caleb. Me reincorporo y tomo a Caleb del brazo para correr hacia la entrada del edificio, necesito ponerlo a salvo.

- ¿¡Qué demonios te pasa ahora?! – grita Caleb soltándose de mi agarre.

- Necesitamos entrar al puto edificio – intento tomarlo, pero se aleja.

- No, quiero que me expliques ahora – suelta autoritario.

- Carajo Caleb, no es el puto momento – me giro para hablar con los mastodontes – intrusos por la entrada...

Mis palabras se quedan a la mitad cuando disparan en nuestra dirección, esta es la represalia que estábamos esperando. Nos resguardamos detrás de una columna y saco mi arma, no duraré mucho con una sola. Saco un poco mi cabeza intentando encontrar a Alexander y Eiden y los veo cubriéndose detrás de unas macetas, no durarán mucho.

Son 5 camionetas las que disparan hacia nosotros y los hombres de Caleb son pocos, necesitamos refuerzos. Les ordeno cubrirme en lo que corro hacia la motocicleta por mis armas, tengo que agacharme cuando los tiros se dirigen hacia mí y me deslizo por el suelo cuando llego. De una mochila saco pistolas y cartuchos, me las coloco y con mi navaja abro un auto.

Cruzo los cables y manejo hasta donde están Eiden y Alex para protegerlos de las balas, me bajo y ellos vienen a mi posición enseguida. Les doy armas y comienzan a disparar al otro lado. Me encargo de sacar lo que utilizaremos los tres junto con unas granadas, papá decía que siempre hay que estar preparados.

Llamo a los hombres con un chiflido para que reciban la mochila.

- ¡Protejan al Boss con su vida! – les grito para que lo resguarden en mi lugar, no puedo seguir perdiendo a los que amo.

Las balas comienzan a agotarse, y los hombres salen de sus escondites para pelear cuerpo a cuerpo. Salgo de la camioneta y voy hacía los primeros, la sangre brota de sus cuerpos cuando encajo las navajas en sus estómagos; comienzo a abrirme camino cuando veo que tres hombres se le van encima a Caleb.

Le rompe el cuello a uno y los otros dos intentan golpearlo, pero los esquiva con una agilidad sorprendente. Toma a uno del brazo y lo gira para recibir el golpe que iba destinado a él, lanza una patada a su pecho y cuando cae, se encarga de romper el brazo del tipo que traía atrapado.

Lo llamo y le arrojo una de mis navajas la cual utiliza para cortarle el cuello, me voy sobre el que está en el suelo y la encajo en el lateral de su cuello. Voy a ponerme de pie cuando uno se me viene encima, me golpea el rostro con rudeza. Cuando rodea mi cuello con sus manos, elevo mis piernas para enredarlas en su cuello y rodar a un lado, elevo mi cintura y rompo su brazo.

Cuando me pongo de pie, pateo su rostro y queda inconsciente, me giro a tiempo para ver un punto rojo en la espalda de Caleb. Grito y me acerco corriendo a su posición, mi grito provoca que se gire, me observa confundido y escucho un tiro. Llego hacia donde está él y cubro su cuerpo con el mío, nos miramos a los ojos y mi alma abandona mi cuerpo cuando miro hacia abajo y veo la sangre brotar.

"Mierda".


Capítulo editado.

Besos en las nalgas, chao.


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KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora