Capítulo 102: La Gran Barrera

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Desperté violentamente, como si escapara de una pesadilla. Estaba en una habitación desconocida, mis pertenencias estaban dobladas y acomodadas en una mesita de noche.

Miré hacia la ventana: La Gran Barrera se mostraba imponente, a mis ojos parecía la forma definitiva de decirle adiós a mi pasado. Una vez del otro lado estaría en Noxus y sólo el destino sabía lo que me esperaría adentrándome más en tierras noxianas.

Era un hermoso ocaso el que estaba presenciando.

-¿Puedo entrar? Mi abuela me mencionó que te vigilara porque estabas herido.-  La voz de una niña se escuchaba del otro lado de la puerta.

-Puedes entrar.- La niña entró tímidamente, quizá me veía como alguien peligroso.

-¿Tienes fiebre? Estás empapado en sudor.-

-No, sólo he despertado de un sueño... Uno que no recuerdo.-

-Me suele pasar muchas veces, es horrible.-

-Tu abuela fue muy amable al ayudarme, llevaba vagando mucho tiempo y tuve que enfrentarme a algunos bandidos.- Revisé debajo de las sábanas, no estaba desnudo, podía levantarme sin problema para vestirme. Observé mi vieja ropa, debía cambiarla pronto.

-¿Te vas a ir ya?- Preguntó sorprendida.

-Sí, no puedo perder mucho tiempo. Debo...- Me costó decirlo sin sentir asco y miedo.- Debo llegar a la capital para abastecerme y viajar a Fréljord.-

-¡Pero escalar la Gran Barrera es un trabajo difícil! ¡Más al anochecer y no falta mucho!-

-No es problema para un noxiano, ¿o sí?- Intenté calmar a la niña.

-Tienes razón, si pudiste enfrentarte a bandidos podrás escalar La Gran Barrera.- Había emoción en su mirada.- ¡Iré por mi abuela!-

Volví a quedar solo en la habitación y me apresuré a ponerme algo encima, el invierno se acercaba.

-Será mejor que consiga algo más abrigador, tendré que conseguirme más cosas una vez esté cerca del Fréljord, el invierno allá es inmisericorde...-

Revisé mi mochila, aún conservaba mucho equipo que debía vender. Sonreí ligeramente.

-Qué bueno que nunca me separo de mi mochila.-

La anciana entró al cuarto sin tocar la puerta.

-¿Por qué? ¿Qué tienes en tu mochila?- Se podía ver la curiosidad en sus ojos.

-Artículos de explorador, algunas reliquias... ya sabe, todo lo que necesita alguien que está afuera todo el tiempo.-

-Pareces un comerciante hábil, me contó mi nieta que vas hacia la capital.-

-Debo llegar para poder vender algunas reliquias y después ir al Fréljord, no hace falta decir que ahí se pueden encontrar tesoros más valiosos.- Mis palabras parecían convencer a la mujer, se podía ver a simple vista que ella creía firmemente en Noxus.

-Vas a necesitar algo más abrigador si quieres subir La Gran Barrera por la noche, muchacho.-  Hizo una seña para que la siguiera.

-Pensé que tal vez aún estaría a tiempo para encontrar algún local abierto...- Pasamos a la siguiente habitación, era una sala muy cómoda con las pieles de algunos animales, la vieja se encontraba en la puerta, la abrió.

-Tienes razón, aún estás a tiempo para comprar y vender muchacho. Por cierto, nada de dinero.- Me detuvo antes de que pudiera darle algunas monedas.- Estoy ayudando con devolver un comerciante y aventurero hábil a Noxus.-

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