Capítulo 103: El descenso

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Un viento muy fuerte me despertó y apagó la hoguera, aún era de noche, el frío comenzó a hacerse presente.

Suspiré, en mi cansancio no quise colocar una tienda de acampar para protegerme del clima helado de la montaña, no podía quedarme mucho tiempo o me iba a congelar así que comencé un descenso prematuro.

Encendí mi lámpara de aceite y guardé mis cosas lo más rápido que pude, me coloqué guantes y comencé a escalar montaña abajo.

Gracias a mi linterna pude divisar una manada de lóbregos que me intentaba acechar, pude hacer un disparo de advertencia hiriendo a uno de ellos y decidieron que no era una presa demasiado fácil. Me dejaron solo, no sin antes aullar fuertemente. Quizás avisando de mi presencia a otros lóbregos.

El frío hizo que las rocas fueran más resbaladizas, agradecí tener el guantelete pues sin él habría recibido un corte demasiado fuerte como para poder seguir descendiendo, la montaña me estaba indicando que intentar bajar sería un suicidio, así que comencé a buscar otro refugio.

Hallé una cueva vacía, era perfecta para protegerme del viento gélido y que la fogata que fuera a encender durara un poco más que la anterior. Comencé a desempacar nuevamente, noté que mi madera era escasa, otro problema para la siguiente noche si no hacía algo una vez amaneciera.

-Será peor en el Fréljord.- Hablé conmigo mientras trataba de darme algo de calor.

Comencé a hacer anotaciones en otra libreta. Necesitaba pasar por un pueblo cercano a los acantilados sangrientos y después dirigirme a la capital noxiana, no era mi plan favorito ya que tanto Swain como La Rosa Negra podrían estar esperándome. Sin embargo, si quería llegar al Fréljord bien aprovisionado tenía que pisar Noxus.

Bostecé, era suficiente con saber que tenía que llegar a los Acantilados Sangrientos. Desenrrollé mi saco de dormir y cerré los ojos.

Sin embargo el destino parecía no querer que descansara esa noche, un tiempo después el rugido de un basilisco hizo que me despertara de súbito. Estaba en su cueva, mi cansancio hizo que no me pusiera a examinar bien el lugar.

Sin pensárselo dos veces se lanzó corriendo hacia mí con su hocico dispuesto a morderme. Detuve sus dientes con mi guantelete, era el basilisco más grande que haya visto, sus colmillos chirriaban contra el metal de mi reliquia. Comenzó a sacudir su cabeza en un intento de arrancarme el brazo.

Me teletransporté rápidamente fuera de su alcance, dándome un respiro. Disparé unas cuantas veces, algunos tiros golpearon su enorme cuerpo y otros fueron a dar a las paredes de la cueva.

Sabía que no podría enfrentarme solo ante aquél monstruo, se necesitaban incluso equipos de tres noxianos de élite para poder someter a un ejemplar joven. Y éste era un basilisco joven y hambriento.

Quise ir por mi mochila, sin ella no tendría ningún recurso. Era lo más valioso que poseía. Pero parecía ser que el  basilisco sabía eso y  me intentaba arrinconar en lo más profundo de la cueva para así devorarme, un comportamiento predecible pero aterrador porque lo estaba consiguiendo.

Usé mi descarga de tiros certeros para intentar asustar al animal y herirlo, sin embargo sólo conseguí hacer que sus cuernos se rompieran, haciendo que se enfureciera todavía más.

"No quedaré como comida de basilisco"

Al momento en que el reptil se volvió a lanzar al ataque, yo me deslicé por debajo de él, tomando los cuernos como trofeo y para usarlos como mercancía, se suele creer que estos dan algo más de virilidad...

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