Capítulo 60: Caminata en el río.

221 29 10
                                    

Zambullirme en agua completamente helada me sacó de mis recuerdos. Nuevamente entraba a mi realidad, no estaba en Targon, me encontraba en las selvas de Ixtal junto a Kai'Sa.  Nade rápidamente hacia la superficie. Miré rápidamente hacia arriba, el salto fue incluso mayor que el salto que hice en Targon. La vista no duró demasiado, Kai'Sa me hundió.

Ella seguía aferrada a mi cuello, esta vez incluso enterraba sus dedos en mi pecho.

-¡No sé nadar!- Gritaba como si se tratara de un gato en el agua.- ¡¿Por qué demonios hiciste eso?! Preferiría haberme quedado a pelear hasta la muerte con ellos a saltar. ¡Mira! Está jodidamente elevado.-

-¡No te muevas tanto o me vas a ahogar!- Trataba de mantenerme a flote con ella encima. Rápidamente se controló. - No teníamos otra opción Kai'Sa, tenemos que llegar a Piltóver. Sigues herida y la única salida era hacer un salto de fe.- Comencé a nada hacia la orilla.

El sonido de la cascada opacaba el de la lluvia. Por fin en la espesura de la selva me sentía a salvo, estábamos lejos de aquellos cazadores. En cuanto llegamos a la orilla Kai'Sa se dejó caer en la tierra, estaba completamente feliz.

Aproveché para respirar, su agarre me dejó sin aliento.

-Demonios, ¿no hay agua en el Vacío?- Pregunté.

-No hay cuerpos de agua, apenas y se forman algunos charcos.- Mencionó.- El agua me es familiar, pero al vivir en el desierto no era como si debiera  aprender a nadar. ¿O sí?- Mencionó con un toque de enojo.

-Sólo me surgió esa duda.- Reí un poco.- Tu debilidad queda en secreto.-

-No es ninguna debilidad...-

-Tienes razón, puedes aprender a nadar.- Esta vez los dos reímos.- Es impresionante cómo el resto del mundo ignora que el Vacío existe y piensa reclamar nuestra existencia. Lo mucho que lo desconocemos, piensan que es maravilloso...-

-Sin embargo no son más que mentiras dichas por un falso profeta. Las pocas personas que creen conocerlo ignoran sus peligros, su maldad.- Con un poco de esfuerzo comenzó a levantarse.- En el Vacío nunca sufrí tantos daños como aquí. Runaterra tiene muchas sorpresas.-

-De momento sólo has visto los peligros, una vez que lleguemos a Pilóver verás cosas que no te habrías imaginado hace diez años.- También me levanté, teníamos que aprovechar la poca luz que quedaba, la lluvia comenzaba a cesar.

Caminamos durante unos minutos. Kai'Sa seguía viéndose débil. Me ofrecí a llevarla en mi espalda.

-No soy un costal, puedo valerme por mi cuenta.- Mencionó bruscamente.

-Sé que es así, me has salvado muchas veces desde que te conocí. Pero deja que esta vez te ayude yo, se puede ver en tu cara el dolor que te provoca caminar. Deja que te lleve hasta que anochezca, cuando amanezca y lleguemos a la aldea Kiilash te ayudaré a recuperarte de tus heridas.- Contesté tranquilamente. Kai'Sa torció los ojos.

-De acuerdo, por favor llévame.- Dijo mientras extendía sus brazos. Rodeó mi cuello y la levanté. Llegamos a la conexión de la cascada con el río.

-El oasis estaba al Oeste, la aldea igual estará allá.- Murmuré.

-¿En dónde estaba la aldea?- La voz de mi compañera se escuchaba cansada, se estaba quedando dormida.

-En el Oeste. ¿No hay manera de guiarse en el vacío? ¿No hay Sol o algo similar?- Pregunté.

-Eres un poco tonto, no hay nada ahí dentro. Sólo formas extrañas e incomprensibles. Pero cuando eres una pequeña niña no lo entiendes, no te vuelves loca porque es un entorno desconocido y tienes que intentar sobrevivir ahí dentro. Con el tiempo ese entorno retorcido se vuelve tan familiar para ti que estos paisajes en realidad no los había visto ni en sueños. Cuando cierro los ojos no veo colores ni sueño con aventuras en el desierto. Eso era hace nueve años, lloraba mientras me quedaba dormida, la esperanza de regresar era algo que...-  Se durmió, sin embargo seguía aferrada a mí.

Los viajes de EzrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora