Capítulo 104: El Wyvern Dorado

103 13 10
                                    

Me miró a los ojos y cambió de actitud, parecía estar analizándome de pies a cabeza. Ella seguía usando aquella combinación shurimana/noxiana tan particular, su vestimenta la hacía destacar de entre el resto de aventureros y comerciantes.

-Tú pareces de Shurima, dime, ¿qué tal es Bel'Zhun?- El nombre de aquella ciudad me hizo sentir demasiadas emociones.- Dicen que es ideal para el comercio.- 

-¿Cómo supiste que soy de Shurima?- Estaba asombrada.

-Tu vestimenta y tu forma de hablar te delatan.-La hice a un lado para poder salir del lugar, supe que había dicho de más.

-¿En serio? Por que también tengo algo qué decirle...- Gracilmente se volvió a parar frente a mí, sus hermosos ojos esmeralda brillaban fuertemente.

-No creo que una... viajera tenga algo que decirme.- No le importó, de hecho comenzó a guiarme hacia una pared, sin que me diera cuenta me hizo caer en su baile.

-Me resultas atractivamente familiar...- Comentó.- Me recuerdas a alguien que me hizo salir de Shurima y comenzar una vida nueva.-

-¿Sí?-Pregunté  con nerviosismo.- Seguramente habrá sido alguien demasiado...-

-Apuesto.- Se acercó a mí.- Valiente.- Retrocedí un poco más, pero una columna me detuvo.-

Se lanzó a mi cuello y me besó. Tenía años que no nos veíamos.

-¿Eres "Jarro Plumaluz" o Ezreal en estos momentos?- Susurró a mi oído, casi mordiéndome el lóbulo, seguía preso entre su cuerpo y la pared. - En cuanto vi tus ojos sentí que eras tú. Aunque te ves tan... diferente.- 

-Pareciera que intentas seducirme, Alish, toda la gente de este banco nos está mirando.- Intenté hacerla a un lado.

Un hombre corpulento interrumpió, para mi suerte.

-Disculpen, ese tipo de acercamientos son más comunes en el Wyvern Dorado. Están interrumpiendo transacciones demasiado importantes.- Una rápida inspección a este hombre me hizo saber que era un miembro de la Legión.

-Disculpa, me emocioné un poco al ver a un conocido.- Alish se alejó lentamente de mí.- Gracias por recomendarnos el Wyvern Dorado, pero no creo que tengamos el oro suficiente...-

El soldado se soltó a reír.

-¿Me estás diciendo que estabas encima de este muchacho sin saber quién es él?- Me señaló rudamente.- ¡Es Jarro Plumaluz! Llegó en un basilisco sin cuernos y obtuvo una fortuna en cuanto pisó este lugar!-

La cara de Alish palideció enormemente.

-¿T... tienes acceso al Wyvern Dorado?.- Su sorpresa era demasiada.

-Sí, ¿qué tiene de sorprendente?-  Pregunté.

.¿Que qué tiene de sorprendente?- El legionario pronto se frotó la cara en señal de frustración.- No puedo creer que esté tratando con dos idiotas.- Nos miró con fastidio.

-Lo que él quiere decir, Jarro.- Me guiñó el ojo, en señal de entender que ese era mi nombre ahora.- Es que el Wyvern Dorado es para la élite noxiana. Sólo las personas más importantes y ricas pueden entrar a negociar y a disfrutar de los lujos que puede ofrecer.-

-Oh, entonces, si ese es el caso...- Comencé a sentir demasiadas miradas sobre mí, la idea de pasar como incógnito había quedado pisoteada.- Es hora de que mi amiga y yo nos vayamos a un sitio más privado. Con permiso.-

Los viajes de EzrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora