Capítulo 38: Espera, ¿a dónde vamos?

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El amanecer era hermoso, y se arruinó rápidamente. Un grupo de ninjas surgieron de la nada, casi como sombras, eran unos 30, Irelia alzó sus cuchillas pero se abstuvo de atacar. Tal vez sólo quiso advertir que ella respondería si hacían algo.

-Ustedes dos vienen con nosotros, necesitamos hacerle unas preguntas a la cuchilla danzante.- Dijo uno de ellos, no se distinguía quién hablaba por culpa de las máscaras.

-Si sólo la necesitamos a ella, el muchacho es prescindible. ¿No crees?- Mencionó otro, haciendo dudar a quien me tomó del hombro.

-Es cierto, ejecútenlo. No necesitamos que vaya a Navori a alertar a sus seguidores.- Señaló a cinco ninjas más.- Ustedes se encargarán de hacerlo, nosotros nos llevamos a Irelia.- Me preocupaba que ella no estuviera haciendo nada al respecto. Se estaba conteniendo, tal vez si reaccionaba me hubieran matado ahí mismo.

Nos separaron, no dijimos nada, sólo nos dirigimos una mirada de angustia. Sólo observé que para ella usaron 25 hombres y conmigo nada más cinco. ¿Tan poca amenaza me veía? Me iban a ejecutar en el camino.

-Sólo te tocó estar en el momento equivocado con una persona equivocada, nada personal.- Casi al unísono desenfundó su katana, se escuchó el filo del acero cortar el viento...

Otra vez el destello naranja, seguido de lo que parecían ser plumas moradas.

-Ufff, por poco te rebanan el cuello, perdedor. Pensábamos en salvar a la chica, pero contigo eran menos.- Dijo aquél vastaya mientras nos alzaba a  todos, las plumas  atravesaron limpiamente a los ninjas. Caímos.

-Agh, cielo, ¿qué te he dicho de apegarte al plan?- Dijo la otra vastaya saliendo de entre la espesura.

-¿Me estás diciendo que este no era el plan? Pensé que nos habían agradado.- Dijo el hombre sorprendido.

-Sí cielo, son agradables pero no nos correspondía salvarlos. Recuerda que ellos también van detrás de nosotros.- Rápidamente él se acercó a ella y la abrazó.

-Nunca está de más hacer una buena acción por perdedores como ellos Miella.- La levantó por los aires y ella sonrió, sorprendentemente.

-¡Ya basta Mieli!- Parecía que le daba vergüenza que la amara frente a mí.-

-¿Entonces queda ir por la chica? Seguramente la llevarán a esos lugares que están drenando la magia...- El vastaya parecía ponerse serio...- ¿Qué quieres comer después?- Y de repente se puso alegre de nuevo. Su pareja sólo torcía los ojos.

-Comamos comida humana después de destruir los drenadores, ¿de acuerdo?- De repente tuvo una idea.- Quédate aquí con tu nuevo amigo y nos veremos allá, ¿entendiste el plan? Yo iré a buscar a la chica y a pensar en lo que podremos hacer cuando llegues.- Sin decir más, le lanzó un beso y se fue corriendo de nuevo a la espesura. Él la veía embobado.

-Ella es sexy, demasiado sexy... ¿No lo crees?- De repente se dirigía a mí como si fuéramos amigos de toda la vida.- Digo, sólo ve cómo se mueve y... espera, ella me estaba diciendo algo mientras la contemplaba... Cómo sea, debemos ir a salvar a tu chica, ¿no crees?-

-No es mi chica, la mía está...- Me miraba molesto.

-Te diré algo, perdedor. Agradezco que ella no esté aquí, si esa tal Lux no te recuerda es mejor para ti, se ve que tienes a las chicas locas. Y la que esos ninjas tenebrosos se acaban de llevar no es la excepción. Déjate de esas tonterías de "ay no, sufro mucho porque no me recuerda" y sé el héroe que ella necesita, cuando sea el tiempo de que vuelvas a tu Lux, será el tiempo,  ¡de momento disfruta que estás soltero!- Me extendió la mano para levantarme del suelo.- Por cierto, soy Rakan. Seguro que no te llamas perdedor, ¿o sí?-

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