Capítulo 83: El retorno del viajero.

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Mientras Nemeia tomaba un baño después de quién sabe cuántos años y la costurera salía del cuarto, pagué para que le hicieran un buen ropaje para viajar. La mujer sólo asintió.

-Lo tendré listo para el amanecer, puedo conseguirle algunas prendas para dormir a la señorita...- Asentí y le di más dinero.

-Cuando las consigas, llevaselas adentro.- Señalé el cuarto de baño.

La costurera salió con paso apresurado, parecía que mi paga le había quitado el shock de lo sucedido recientemente.

El sonido del mar y de algunas gaviotas se escuchaban. Me senté en mi lado de la cama y contemplé el paisaje, el ambiente se veía lúgubre, quizá por algunos restos de la Niebla que aún no se había disipado. Contemplé los pocos minutos que quedaban del crepúsculo antes de que anocheciera. Las personas subían a las embarcaciones o recogían sus mercancías, siempre con el semblante de miedo y confusión.

-Quisiera poder explicarles qué demonios está sucediendo, pero quizá sea mejor no hacerlo, ya tienen demasiado con qué preocuparse.- No podía solucionarle la vida a todo el mundo.

Le entregaron la ropa a Nemeia, por fin salió del cuarto de baño.

-¡Estuvo increíble! La flora de Jonia ha cambiado, estos nuevos jabones aromáticos son completamente distintos a los que yo conocí...- Llevaba un jabón consigo y lo estaba contemplando como si fuera una pieza de museo.- Debe valer demasiado.-

En efecto, era un jabón caro. Pero no quería mencionárselo.

-A donde iremos... ¿estaremos bien?- Se sentó a mi lado, también contemplaba el paisaje.- Tenía tanto tiempo que no veía estos escenarios...- Volteé a verla, estaba llorando.- Viví encerrada demasiado tiempo, dentro de cuatro paredes, con miedo... Y ahora... me dieron una oportunidad para ver el mundo de otra manera, un mundo tan diferente al que yo conocí.- Inhaló profundamente .- No sé cómo me siento, siento mariposas en el estómago y todo este tiempo me han temblado las piernas.- Rió un poco.- Quizás ha sido porque me acostumbré a flotar.-

-Parece ser que te gusta volver a estar viva.- Sonreí, ella se acostó y miró sus manos.

-Así es, me gusta poder sentir de nuevo. Pero, ¿por qué sólo yo pude actuar contra la voluntad de la Niebla y el Rey Arruinado? Todas esas personas de la biblioteca sucumbieron sin resistencia. Parecían desearlo, como si yo los hubiera reprimido de hacer sufrir a las pobres víctimas de las Islas de la Sombra.- Se limpió sus lágrimas.- Quizá ya no debería pensar tanto en ello, finalmente... Estoy feliz de no estar a merced de la niebla, ni de la biblioteca...- Bostezó profundamente, se dio la vuelta y poco a poco se quedó dormida.

Me levanté de la cama y la arropé. Su rostro seguía sonriendo.

Decidí bajar a la recepción a comerciar algunos artículos con los locales para después venderlos en Piltóver a precios algo excesivos. Los nobles piltovianos pagan demasiado por productos que vienen del extranjero.

Volví a pensar en Piltóver y en Zaun, ¿la niebla habrá llegado hasta mi hogar? ¿Me quedaría unos días después de dejar a Nemeia en la mansión? Eran preguntas que me estaba haciendo mientras intercambiaba objetos y robaba algunos cuantos cuando no me veían. También salí a comprar boletos con destino a Piltóver, zarparíamos a primera hora de la mañana.

Volví a la posada, la recepcionista, una mujer mayor que también era la costurera, me detuvo con su mano arrugada.

-Necesito que me siga a esa habitación.- Señaló una puerta que estaba muy apartada. No vi malas intenciones en sus ojos, así que la seguí.

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