Semper et in Aeternum

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Semper et in Aeternum

Después de que partiera Cozy Glow de la plaza de la catedral, se quedaron celebrando los ponis, Angelina los animó, hablo de libertad, de esperanza, subió la moral de sus camaradas hasta el cielo. Era el rostro del pueblo, de aquellos que ya no querían ser esclavos, Ópalo la observaba dar sus discursos con admiración.

-¡Esto es para lo que hemos esperado tantos años! ¡Es para lo que hemos luchado tanto hasta ahora! ¡En dos días demostraremos que no somos propiedad de nadie! ¡Levanten sus banderas amigos míos! ¡Nuestra emperatriz nos necesita, nuestra libertad nos llama! ¡¿Lucharan conmigo por un nuevo amanecer?! ¡¿Lucharan por ver ondear nuestra bandera mil años más?! ¡Pues es la hora! ¡Es la hora de luchar! ¡Escuchen conmigo amigos míos el cantar de las aves en los amaneceres! ¡El brillar de las auroras boreales en nuestros cielos! ¡El brillar de nuestros propios pelajes cristalinos! ¡Vean al corazón llamándonos con todas estas señales que proclaman!: ¡Revolución! ¡Revolución!

¡Reclamaremos nuestra independencia! ¡Mandaremos a esos perros Equestrianos de regresó hasta Canterlot! ¡Miraran nuestra bandera hacía arriba hundidos en su sangre! ¡Escucharan nuestro pueblo cantar! ¡Gritar! ¡Libertad! ¡Twilight Sparkle observara desde su tronó en Equestria al norte y vera el recuerdo de su humillante derrota! ¡Vera ponis libres!

¡Que se escuchen hasta Canterlot nuestros gritos de independencia! ¡Nuestra rabia y bravura! ¡Que los cañones imperiales hagan temblar la tierra de aquí hasta la capital Equestre! ¡Canten orgullosos su himno porque para el ocaso del miércoles! ¡El día será nuestro! ¡Habremos recuperado nuestra amada ciudad, la Perla del Norte, la ciudad reinante entre hielo y nieve! ¡No teman a la muerte mis amigos! ¡Pues yo les digo que la prefiero antes de una vida de esclavitud! ¡Viva el Imperio de Cristal! ¡Viva Cozy Glow nuestra verdadera emperatriz! ¡Viva la libertad! ¡Viva! ¡Brindemos esta noche! ¡Por la libertad y la gloria! – terminó la pegaso alzando una copa.

La muchedumbre alzo banderas, mosquetes, y copas al unisonó de su grito de libertad, y desdé ahí, observaba Ópalo a Angelina, como ningún otro la observaba. La pegaso bajo las escaleras que conducían a la puerta de la catedral y cruzo su mirada con la del noble unicornio, sonriéndole y acercándose hacia él.

-¿Qué piensas? ¿Salió bien?

-Estuviste perfecta, tu voz encandece como un fuego fatuo sus corazones, los llena de júbilo y adrenalina revolucionaria, normal, siempre fuiste muy buena oradora y siempre fuiste cercana al pueblo. – dijo Ópalo mientras jugueteaba con la copa de vino que sostenía con la magia de su cuerno.

Sin embargo, Angelina lo veía despistado, con la mirada en el horizonte, sabía que había algo en su mente que aún no le estaba diciendo, se acercó más a él y dándole un pequeño empujón con su costado le preguntó juguetona hacia su estatus de aristócrata:

-¿En qué piensa el noble y galante caballero?

Ópalo lo pensó un momento, observó hacía el cielo, a las auroras boreales que lo decoraban aquella noche, hacia los techos cristalinos que la reflejaban, con todo lo que pasaba a veces era fácil olvidar las cosas bellas. Observó a los ojos de Angelina, la aurora se reflejaba en su pupila y se perdía en su iris purpura. Finalmente, después de un profundo suspirar, el unicornio termino su copa y le preguntó:

-¿Me concederías esta noche?

-¿Es una invitación? – respondió Angelina aun juguetona.

-Por favor, camina conmigo una vez más. – continuó Ópalo.

-Claro que sí mi Ópalo, sabes muy bien que sí – dijo Angelina después de soltar una risita.

Ambos se alejaron de la muchedumbre, caminaron hacia las calles aledañas de la catedral, Angelina que conocía más la organización de la muralla de madera que cubría su posición tomó su cascó y le dijo:

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