Caos en las calles.

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Desperté en la torre del homenaje de las barracas aparentemente me había quedado dormida esperando resultados de la investigación, Amatista había tomado un buen rato dentro de las celdas la noche anterior, no me percaté del momento en que se retiró. Lentamente me levante del bancó mire a mi alrededor, el salón estaba vació, camine hasta la mesa central pensativa aun con la cabeza un poco en las nubes, justo al llegar a esta escuché a Sergeí, acababa de llegar.

-Alteza, está aquí bastante temprano. ¿Acaso durmió aquí?

-Sí, así parece, ¿tuviste éxito ayer?

-En efecto, conseguí todos los testimonios de los soldados en guardia aquella noche, confirman no haberla visto ir a la cocina en ningún momento, por lo que para soportar su inocencia hay suficientes pruebas.

-Falta que Amatista nos diga si tuvo éxito, la verdad espero que sí haya conseguido algo. – comenté justo al terminar esta frase entro Amatista.

-Pues de hecho sí, conseguí información, ya no te la comunique ayer puesto que estabas dormida, pero hoy a primera hora salió Ciande a buscar al poni que realmente entregó el veneno a ese pobre desgraciado.

-¿Cómo lo dejaste? – cuestioné entonces

-No te preocupes, al principio se hizo el valiente, pero no hizo falta más que ponerle un par de escarmientos para que escupiera todo lo que necesitaba saber. Dijo que un burgues equestriano que va por el nombre Flare, está en la lista que consiguió Janina de los conspiradores, en tu investigación personal, ósea que estabas en lo cierto, los conspiradores que ya cazabas provocaron esto.

-¿Pero por qué a Shinig?

-Lo mejor será que el nos lo diga a penas Ciande lo traiga a la fortaleza, esperemos no se resista tanto como su lacayo.

-¿Su lacayo?

-Resulta que nuestro querido amigo es su aprendiz, confirme que sí le pagaron una buena cantidad por hacerlo, pero aparte de todo fue su propio maestro el que se lo propuso, descubrí que tiene en alta estima a su mentor, razón principal por la que no decía nada a pesar de todo lo que le propusiera Ciande. Claro no le aprecia suficiente para resistir lo que le hubiera hecho pasar, así que escupió rápido conmigo. – explicó Amatista

-Tiene sentido, si es aprendiz de ese burgués probablemente planeara hacer negocios en el imperio también, siendo equestre no solo era lo que ganaría al momento al aceptar realizar el envenenamiento, le convenia a la larga como a todos los demás conspiradores. – dije

-Exacto – afirmó ella.

Fue en ese momento que Ciande entró acompañado del burgués Flare, visiblemente molesto, apenas llegó puso su mirada en mí, el odió clásico de los equestrianos hacia mí, ahora que lo tenia enfrente recordaba vagamente haberlo visto por el palacio, pero por lo que recordaba no era el más apasionado de sus compatriotas a la hora de intentar imponer en las asambleas.

-Cozy Glow ¿O prefiere le digan alteza como parece haber convencido a los ponis de cristal de llamarle? – me cuestionó

-No está en posición de hacer acusación ahora su señoria – le respondí – se que esta implicado en el asesinato de Shining Armor.

-La única culpable de eso es usted, que, a pesar de serle de ayuda, su ansia de poder, de ascender más alto pudo más que cualquier misero cariño que le tuviera – contestó

-No engaña a nadie, su pupilo nos contó todo – intervino Sergeí.

-¿Oh enserió? – cuestionó burlón. – déjenme decirles, que no importa lo que hagan, lo que intenten, no se como le hayan sacado la información, pero ningún truco barato funcionara en mí, aunque intenten usar métodos de poca moral. Mi lealtad esta con Equestria y así será hasta mi muerte.

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