Infierno Gélido.

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El ejercito Equestre comenzó su retirada, derrotados en la batalla de Kromapolis y abandonados por sus aliados los que emprendieron sus propias retiradas. El primer problema surgía rápidamente, había muy pocas provisiones, no alcanzarían para alimentar bien a la tropa en el camino de regreso, o siquiera para alimentarla a toda. Había cantidad de heridos que no podían recibir atención adecuada o no estaban en condiciones de hacer la marcha de regreso, la situación se veía muy mal.

Twilight lo sabía, sabía que estaba en una situación de la que le costaría muchísimo trabajo salir, para colmo sabía que los imperiales no les dejarían en paz. No paso mucho después de la batalla antes de que les atacaran en el camino, entre las montañas, esas guerrillas que les atacaran antes en la invasión. Aunado a esto las caballerías Shire también les atacaban, matando y quemando lo poco que les quedaba, centrándose en las tropas más debilitadas, causando caos y miedo. Twilight ordenó marcha forzada, al menos hasta que salieran del paso montañoso no queriendo arriesgarse a que les causaran alguna avalancha, o deslizamiento.

El ejercito Equestre logró salir del paso montañoso, muy dañado, oficiales como Flower Dust o la misma Rainbow Dash intentaban mantener la moral de sus soldados. Sin embargo, esto no era una tarea fácil, los soldados tenían frio, tenían hambre, varios estaban heridos, estaban desmoralizados y cada ataque de los shire y las guerrillas imperiales les traumatizaba más. Ante todo esto Twilight no podía hacer nada, solamente modificar su formación de marcha y continuar adelante, marchar, marchar, marchar...

Eventualmente llegaron al mismo lago congelado que habían cruzado antes, saliendo del bosque, la marcha por el mismo tenia que ser delicada, viendo al resto del ejercito cruzar, Flower Dust instruyo a sus soldados hacerlo también. Todo parecía tranquilo, a muchos les costaba ya el caminar, muchos soldados tenían feas heridas desatendidas de la batalla o de la misma marcha. Los pegasos prácticamente estaban obligados a caminar, pues de volar sus alas se congelarían, algunos ya las tenían ennegrecidas por la gangrena, el congelamiento se había vuelto uno de los pareceres más comunes.

Flower Dust agradecía no sufrir nada de eso, al menos por el momento, espero a que sus soldados pasaran con cuidado cuando uno de los últimos cayo al suelo, uno de sus compañeros lo movió intentando que reaccionara, pero de poco servía, otra victima más de la hipotermia. La situación, sin embargo, estaba por empeorar, cuando todo el ejercito equestre estuviera sobre el hielo, intentando cruzar hasta el otro lado, el ejercito imperial les dio alcance. La artillería de Morfea se situó a la orilla del lago congelado, algunos batallones de infantería abrieron fuego a la retaguardia equestre, de la cual algunos batallones reformaron intentando organizar una respuesta.

Las intenciones Imperiales se volvieron brutalmente claras cuando la artillería comenzó a martillar con sus proyectiles el hielo bajo los pies del ejercito equestre.

-¡Paso ligero! ¡Aprisa, aprisa! ¡No se detengan! – Flower Dust ordenó, siendo de las primeras oficiales en hacerlo.

Eventualmente llegó a Twilight el ruido de lo que pasaba, al ver a los imperiales intento cargar su cuerno de magia para atacar, pero no podía cargarlo lo suficiente para causar un daño considerable. El frio también estaba mermando su fuerza, lo que le reducía de manera atroz su habilidad mágica, como lo había visto en el resto del ejercitó. La tropa intento avanzar, eventualmente perdiendo la calma al notar el hielo desquebrajarse a sus pies, los cañones y carromatos fueron los primeros en atascarse.

La artillería Imperial no detuvo su fuego hasta que el hielo finalmente se desquebrajo, tragándose carretas, cañones y a sus conductores a quienes el resto de la tropa fue incapaz de soltar de sus amarres a tiempo. Muchos cayeron al agua, encontrándose incapaces de salir, pues el frio bajo cero que había en la misma rápidamente les entumecía el cuerpo, condenándolos a ahogarse. Eventualmente el ejercito Equestre logro salir de la zona, pero muchos de sus camaradas, de sus recursos y de su artillería se había perdido, pertenecían ahora al fondo del lago. Este evento fue el que finalmente acabo con la comida del ejercito Equestre, si no encontraban nada pronto, la hambruna golpearía a los soldados subiendo más la mortalidad de su marcha.

Marcharon a través de la implacable tormenta de hielo hasta la ciudad de cristal, en la cual les habían esperado milicianos, guerrilleros y escaramuzadores shire que les emboscaron desde sus muros. Obligándolos a una batalla que los equestres no podían luchar, muchos de sus soldados tenían tanto frio que eran incapaces de proyectar su magia por la pulsera. Ni siquiera los unicornios tenían ya las fuerzas de mantener un objeto levitado, poco después de levantarlo la magia les fallaba y lo soltaban. Quienes quisieran usar sus armas tenían que intentarlo torpemente con sus cascos,

Tuvieron que rodear la ciudad imperial, puesto que cruzar las fuerzas imperiales que habían ocupado sus defensas se demostró imposible. Este rodeo agrego tiempo a la marcha, exposición a la cruel tormenta gélida, y esto a su vez, más bajas. cuando cruzaban por el frente sur de la ciudad, Flower Dust, sin sentir ni sus cascos delanteros ni los traseros comenzó a delirar, su visión se tornaba borrosa, su cuerpo temblaba, imágenes de su hogar pasaban por enfrente de sus ojos. Probablemente lo que otros soldados sufrían y sufrieron por el camino, eventualmente la pegaso comenzó a quedarse atrás, con los demás soldados que perdían la fuerza para seguir.

La oficial equestre los veía caminar pesadamente, hasta que caían inertes al suelo, parecían muertos en vida, y muchos de ellos, incluida ella, estaban a punto de estarlo. Sin embargo, la esperanza solo desapareció cuando el resto del ejercito equestre desapareció de su vista, habiendo no más que nieve y muerte a su alrededor. La pegaso continuó caminando un rato, perdiendo visión, perdiendo fuerza, paso cerca de una bandera regimental, rota, parcialmente enterrada en la nieve, y su portador, muerto bajo esta. Se cruzó un soldado que caminaba en dirección contraria que repetía un nombre en voz baja, aunque por como gesticulaba, estaba intentando gritar sin éxito. La pegaso se detuvo un momento, viendo que hacía aquel soldado, viendo como revisaba cada cadáver pronunciando una y otra vez aquel nombre, estaba buscando a alguien, tal vez un amigo, un familiar, una pareja... quien sabe, tal vez solamente deliraba.

Flower no se quedó demasiado tiempo observando siguió su propio camino, ya sin saber demasiado bien hacia donde iba. Eventualmente la pegaso dejo de caminar, se quedo parada, inerte por un segundo antes de dejase caer, sintiendo como si el mundo se alentara mientras caía sobre su flanco izquierdo en un montículo de nieve. Se quedo ahí sin fuerzas, al borde de la muerte, sabiendo que era su final, que ya no volvería más a casa, lo último que vería seria la cruel y blanca nieve. Como soldado siempre había imaginado que moriría en batalla, una muerte tal vez gloriosa, o si no que moriría de regreso en casa, como héroe, pero parecía que el destino no lo querría así, según parecía, moriría congelada en tierra enemiga.

El ejercito equestre siguió avanzando hasta la frontera, dejando por el camino miles de camaradas, dejando en el frio del imperio el orgullo de Equestria, mientras salían de tierra enemiga, en los sobrevivientes de la marcha invernal solo había un crudo recuerdo y en la de Twilight, la mayor derrota y humillación que hubiera sufrido equestria en su historia, y todo bajo su comando. La empresa había probado ser demasiado costosa, y el ejercito Imperial todavía les cazaba, pronto, cambiaria la marea, Equestria estaba al borde de una invasión y carecía de la capacidad para defenderse.

Cuando Equestria emprendió la retirada de invierno, quedaban 104.000 soldados saludables y 87.316 heridos sumando los de la batalla a los de la marcha inicial 191.316 soldados con vida. Para cuando el ejercito real finalmente cruzara la frontera a tierra aliada solamente quedaban 34.306 soldados sanos y 12.100 nuevos heridos y enfermos, 4000 de estos irrecuperables. El dominio Equestre había llegado a su final, su estatus como potencia se pondría en duda, sus enemigos la atacarían aprovechando su debilidad. La época de oró había llegado a su final.

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