La Toma de la Fortaleza

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Emprendimos la marcha hasta la prisión donde los equestres se atrincheraban, como predije, formaron pequeñas barricadas a cuadras de la prisión. El avance se tornó duro, se defendían como animales atrapados, a pesar de esto nuestro empuje y nuestra superioridad numérica a estas alturas, eran demasiado para resistir. Logramos hacer retroceder a los equestres después de duros encuentros, la victoria estaba al alcance, debíamos lograrla y prepararnos inmediatamente para la llegada del ejercito real, para poder defender la ciudad.

Mi avance por el momento iba bien, mis soldados mantenían formación y avanzaban sobre los equestres cuya defensa menguaba cada vez, cada salva de disparos que les lanzábamos les dejaba más dañados, fue cuestión de tiempo antes que comenzaran a retroceder, dejando sus barricadas. Retrocedían sin darnos la espalda, recargando y disparando, de misma forma yo ordene avanzar y disparar, era un duelo por ganar terreno.

No sabía cómo iba el frente de Sergeí, pero me imaginaba el resultado, viendo como apenas tenían fuerzas de resistir de nuestro lado, tarde o temprano los arrinconaríamos en la prisión. Lo que comenzó a preocuparme un poco fue que intentaran regresarnos el favor, la prisión tenia un par de cañones, era preocupante intentaran usarlos como Morfea los usara contra ellos previamente en la catedral, de ser el caso tendría que planear un acercamiento más cuidadoso.

Continué el avance por las calles de la capital, algunos equestres que no logaban retirarse junto a los demás, se rendían dejando las armas, los mandaba de regreso a las comisarias con escolta, para cuando nos acercábamos a la prisión ya habíamos apresado un número considerable de ellos. Sin embargo, mi miedo se hizo real, de forma algo distinta, los equestres utilizaron los cañones de la prisión para abrir fuego contra la ciudad, por suerte no habían hecho un bloqueo con los cañones como el de la catedral por lo que podía continuar el avance relativamente bien.

Llegando a la calle de la prisión encontré el mayor punto de defensa equestre, bloqueaban la calle de ambos lados dejando dentro de su territorio tanto la entrada a la prisión como la mansión que se habían adueñado. Los habíamos arrinconado finalmente, no tenían donde huir, con el catalejo observé sus defensas antes de continuar avanzando, seria una batalla dura. Intenté observar la barricada del sur, logré ver a Sergeí avanzando, podíamos coordinar el ataque y golpear por ambos lados relativamente al mismo tiempo.

Sin embargo, aun así, seria un reto penetrar la defensa, al fin y al cabo, la prisión era una fortaleza en toda regla. Mandar a cargar a los pegasos coraceros estaba fuera de las opciones, sería suicida, tendría que penetrar a fuerza de mosquete. Observe a los techos buscando una posible forma de atacar desde estos, pero no veía suficiente eficiencia, menos contando que los soldados desde las almenas de a fortaleza podrían disparar con relativa facilidad a aquellos que intentaran flanquear desde los techos.

Aun así, mande algunos pegasos a asegurar los techos a nuestro flanco derecho, puesto que el izquierdo al que estaba pegado la fortaleza estaba la muralla, en la cual se libraba otra lucha por los soldados en la misma por hacer retroceder a los equestres hasta la fortaleza. Una vez segura que no iba a ser flanqueada ordené el avance, los tenientes pasaron la orden y comenzamos a avanzar.

Mientras la batalla se desataba yo observaba con el catalejo el resultado, como suponía, los equestres intentaban mantener la posición como podían, sin embargo, la presión era demasiada y su capacidad defensiva ya era muy baja. Si seguíamos el empuje pronto se retirarían dentro de los muros de la prisión.

Con el catalejo también intenté buscar a Gallus, al no encontrarlo en el frente de batalla di por hecho estaba refugiado dentro de la prisión. Lo que los equestres no sabían es que apenas lográramos entra comenzaríamos a liberar a los presos equestres engrosando nuestras filas, todos los que estaban en la prisión eran disidentes, muy pocos eran criminales menores como ladrones. Engrosar nuestras filas para el empuje final sería de gran ayuda, usaría todo lo que pudiera.

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