Despertar

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Desperté, confundida, adolorida, sin saber muy bien donde estaba, todavía con la vista borrosa llevé uno de mis cascos a mi cabeza, sobándola un poco antes de sentarme en la cama en la que me encontraba acostada. Una vez hecho esto mire a mi alrededor notando que estaba en una casa pequeña, decorada con cadenitas de cristales, semejantes a los que había visto en mi visita a los pueblos y ciudades del norte. Sin embargo, mi mirada se detuvo en Janina, quien se encontraba sentada a una mesita al otro lado del cuarto, con un cuaderno y un lápiz, probablemente dibujaba.

-Janina... - dije aun débil.

-¿Cozy? ¡Has despertado!

-¿Dónde estamos? ¿Qué paso? – cuestioné mientras ella se acercaba a mí.

- Bueno te sacamos del encierro en el que estabas, tuvimos un enfrentamiento con los guardias equestrianos, pero logramos vencerles y escapar. Después de la persecución vinimos aquí, estamos en la casa de la familia de Amatista, en su pueblo. La verdad nos preocupaste un poco, no despertabas, estabas medianamente consciente por ratos, en los que aprovechábamos para traer comida y agua.

-¿Esta Amatista por aquí entonces?

-Sí, también Sergeí.

-Bien, tenemos que regresar a la capital.

-Tenemos contemplado eso, pero no tan pronto, necesitamos esperar, de momento seguro estarán buscándote a muerte, antes de volver debemos encontrar la forma de disfrazarte. – dijo ella evitando me levantara – de momento quédate aquí, iré por los demás.

Dicho esto, salió del cuarto, me quede ahí observé un poco más el cuarto, no era lo más grande, tampoco era pequeño, era acogedor. Sin embargo, tampoco pude analizarlo demasiado antes de que entraran Sergeí y Amatista acompañados de Janina y una cuarta poni que no lograba identificar.

-¿Cómo te sientes? – cuestionó Sergeí.

-Estoy bien, solo un poco adolorida y confundida, algo desorientada, pero nada grave.

-Supongo ya se te dijo que estamos con mi familia – continuó Amatista.

-Sí, Janina me dijo algo de eso ¿Qué paso en el imperio mientras estaba encerrada? ¿Cómo van las cosas? ¿Cómo están Angelina y Ópalo? – cuestioné esperándome lo peor.

- No muy bien, la capital es un desastre, después de lo que paso contigo, las cosas no hicieron más que ascender a niveles peligrosos, había casi una protesta diaria, los dos diarios el local y el equestriano tiraban propaganda uno contra el otro. – respondió Sergeí.

-No había demasiado que pudiéramos hacer, el pueblo se levantaba, las protestas comenzaron a llegar al punto de los locales ir y protestar en los barrios equestres y frente a sus negocios. – continuó Amatista.

- En cuanto a los tortolos; Angelina por su lado comenzó a ser más y más agresiva, ya la tachaban de terrorista así que no le ha preocupado demasiado meterse con la guardia equestriana cada que ha tenido la oportunidad, ya habiendo heridos en sus encuentros, temo por ella. En cuanto a Ópalo, el unicornio sigue haciendo su mejor intento dentro de la corte imperial para amortiguar los daños, pero no logra mucho, en sus ratos libres aun tiendo a encontrarlos juntos. – comentó Janina.

-¿Qué ha pasado con los impuestos? ¿Qué ha pasado con el aspecto político?

-Ah este punto Flurry es insalvable, ha aceptado tantas cosas, hablado tan seguido a favor de Equestria y aparecido tantas veces en público con su tía apoyando sus políticas. Si el pueblo se levanta y logran derrocarla, no puedo asegurar que su cabeza vaya a continuar pegada a su cuerpo, a menos que alguien sea suficientemente creativo para encontrar la forma de salvarla, del monstruo que ha creado. – respondió Sergeí.

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