Impera

Las últimas horas de paz.

Estaba hecho, nuestros ejércitos estaban reunidos, aquellos dispuestos a unirse a la rebelión estaban armados y a la espera, solo era cuestión de lanzar la operación en el momento adecuado. Había llegado hasta aquí, no me podía echar para atrás, habíamos estado recibiendo cartas de nuestros contactos de Equestria, la situación no era la mejor, pero era ahora o nunca. La mayoría del ejercito equestre se encontraba ocupado, algunos estaban reforzando su presencia en pueblos batpony evitando una posible rebelión interna, otros se encontraban protegiendo la remodelación de la vía del tren que llevaba a la nación Hippogrifo, otros habían reforzado la seguridad en los alrededores de Applelousa.

Era verdad que aun así teníamos mucho ejercito equestre dentro del imperio, pero no podíamos esperar más, era la mejor oportunidad. Con esto en mente me prepare para mandar las copias de mi reclamo al trono, una a Canterlot y la otra a Flurry, Janina, sin necesidad que le dijera nada lo dedujo, había llegado la hora.

Una vez preparadas las cartas con sus remitentes, salí de mi oficina hasta la sala de reuniones, donde esperaban Amatista y Sergeí, ambos me observaron, ya suponiendo que tenía en mente, pero esperando confirmación.

-Es ahora o nunca, necesito un voluntario para mandar la carta para Twilight, la de Flurry la mandare con algún mensajero, Amatista ve con el resto del ejército, informales que estamos a punto, luego reúne a tus batallones, a tus mercenarios y marcha a los pueblos, quiero que acabes con cuantos batallones Equestres puedas, mientras aun tengan la guardia baja, no dejes que se agrupen.

-Así se hará majestad – Respondió Amatista antes de partir.

-Sergei prepara a los soldados del cuartel, asegúrate de que todo esté en orden, En dos días recibirá la carta Twilight, mañana mismo la tendrá Flurry, necesito a nuestro ejército listo, mañana al anochecer tomaremos la muralla de la ciudad, una vez tomada, al amanecer del miércoles, los equestres no tardaran en sospechar que algo va mal.

-Lo sé, estaremos listos, ayudaremos a la entrada del resto del ejército y reclamaremos la muralla de la ciudad con la mayor discreción, no te fallaremos alteza.

-Confió en su capacidad y cuídate mucho, esta es la última vez que nos vemos antes de la hecatombe.

-Antes de que te vayas, tengo algo que mostrarte, sígueme al patio. – dijo Sergeí.

Asentí con la cabeza y juntos fuimos hasta el patio del palacio ahí había formados dos batallones de un regimiento que nunca había visto antes, uniformes con los colores invertidos, morados con mangas, cuello y chaleco en cian, chatarreras y botones dorados, en lugar del morrión de infantería tenían un casco emplumado similar al de los coraceros imperiales, en el mismo casco cristalino tenían detalles chapados en oro, entre estos el que más lucia era una torre de ajedrez al centro frontal del casco.

Las banderas que portaban estos regimientos eran igual de color cian con mi cutie mark hecha en hilo de oro en el centro de la insignia regimentaría, la torre de ajedrez flanqueada de un lado por una C y del otro por una G. No sabía que decir, estaba impactada, incluso los tambores de los tamboristas tenían pintada mi cutie mark, con detalles barrocos a su alrededor. Apenas me vieron sus oficiales ordenaron: ¡Saluden a su Emperatriz!

-Lo preparamos entre Onyx y yo, para el equipo nos apoyamos del dinero robado a las caravanas equestres y un poco de nuestro propio ingreso, seleccionamos algunos de los mejores soldados de la guardia imperial y formamos el Regimiento palatino de la Emperatriz, una unidad de elite, feroces luchadores, mortal puntería y especialmente leales... Vas a necesitar ayuda mañana, ellos te seguirán a donde vayas, te defenderán, lucharán y morirán por usted, este regimiento de guardia imperial no está al mando de nadie más que usted majestad.