†31†

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Camino dando traspiés hasta la entrada de la Mansión Malfoy. En realidad, no sé qué hago aquí, no sé qué voy a hacer a continuación. No sé quién me va a recibir, ni tampoco cómo. Pero sea como sea, lo voy a afrontar. Porque para eso estoy aquí, ¿no? Es decir, si he tenido este instinto, es porque he querido venir a verlo. Sea cual sea su reacción, me quiera ver o no. Yo quiero saber de él. Quiero verlo después de tanto tiempo (para él). No quiero que me guarde rencor. Además, quiero que arreglemos las cosas, que sea todo como antes de nuevo.

Cojo aire y llamo a la puerta con los nudillos de mi mano derecha. No tengo ni la túnica ni la varita encima, me las he dejado en La Madriguera. Así que voy vestida como una muggle.

De pronto, la puerta se abre y me recibe la asquerosa y fea cara de un elfo doméstico de ojos grandes y azules, de nariz puntiaguda y vestido con lo que parece un trapo viejo y mohoso.

— ¿Qué quiere, muggle? —me pregunta.

Pongo los ojos en blanco.

— No soy una muggle —replico. Pero mi sudadera de color azul claro y mis pantalones negros y largos no ayudan mucho—. Soy una maga. Me llamo Dana.

Eso parece surtir efecto en el elfo, porque abre los ojos tanto como le dejan.

— ¡Espere aquí! —grita. Y se desaparece en menos de lo que se dice "snitch".

Me pongo nerviosa al instante. ¿A quién habrá ido a buscar? ¿A Draco? ¿Qué me dirá nada más verme? Tengo miedo a su reacción. Después de un año, le habrá dado tiempo a guardar tanto rencor que tengo miedo que eso se convierta en veneno para mí. Temo que lo escupa todo en mi cara y me destruya. Que me convierta en algo peor que mi abuelo. Aunque, claro, quizá exagero.

Pero me llevo un chasco al encontrarme la cara de Narcissa tras un "crac". Creo que la mandíbula me llega al suelo de la sorpresa. A ella sí que no me la esperaba.

Obviamente, cuando pasaba tiempo con Draco no lo pasaba con Narcissa, así que no pude interactuar mucho con ella. Al menos, creía que le caía bien, así que espero que ella no me trate como a una inferior. O peor, como a un elfo doméstico. Sería muy duro para mí.

Intento decir algo, pero solo consigo abrir la boca. No me salen las palabras por mucho que lo deseo. Es como si todo se agrupara en mi boca. Quiero decirlo todo pero a la vez no quiero decir nada. Me lo quiero guardar para Draco. Para cuando estemos él y yo solos. Si es que llegamos a estarlo, claro.

— ¿Qué desea? —pregunta Narcissa, con un poco de dureza en la voz.

Me muerdo el labio inferior, sin saber por dónde empezar. Pero decido ir al grano porque los nervios me están matando y, si ahora mismo estoy en pie, es por puro milagro.

— ¿Está Draco?

No sé cómo, pero su expresión cambia. No consigo identificarla, y eso me está matando.

— Sí —responde al fin, y creo que se siente... ¿aliviada?

De pronto, con un "crac", una figura de cabello rubio plateado y unos preciosos ojos grises aparece al lado de Narcissa.

Draco Malfoy.

*CORTO, PERO PROMETO QUE EL PRÓXIMO SERÁ MÁS INTENSO! AUNQUE MÁS LARGO NO LO ... BESOS Y GRACIAS POR LEERME♥*

ENTRE MUGGLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora