Sábado. Según Dumbledore, Draco me espera abajo, junto con Filch, quien supervisará nuestra salida aunque no nos acompañará.
Bajo a la entrada de Hogwarts y me los encuentro ahí, esperándome. Filch nos da permiso y entonces podemos salir.
El camino a Hogsmeade se hace tenso e incómodo. De vez en cuando, miro de reojo al rubio, quien camina recto, mirando al frente.
Cuando llegamos a Hogsmeade, antes de ir a comprar, Draco se gira hacia mí y me dice, seriamente:
- Pago yo. Pero me lo tienes que devolver, ¿eh?
Asiento con la cabeza. Más para convencerme a mí misma de que voy a pasar una tarde con Draco que para responder a su pregunta.
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Llegamos a Hogwarts cargados de bolsas. El estúpido de Draco solo se ha ofrecido a llevar una.
- ¿En serio no has pensado en ayudarme? -gruño.
- Pues no -suelta Draco encogiéndose de hombros.
Niño arrogante y estúpido. Lo enveneno con la mirada y entramos a Hogwarts.
- Yo ya te he ayudado suficiente, así que sube esta también a tu habitación.
Dice colocando la única bolsa que tiene en mi muñeca.
- ¿En serio no me vas a acompañar a mi habitación?
- Si lo hago, temo que te enamores de mí de lo bondadoso que pueda llegar a ser.
- Oh, sí, una persona buenísima, vamos -digo en tono socarrón.
Él encara una ceja.
- ¿No me crees? -niego con la cabeza-. Dame las bolsas.
- Oh, obligándote no eres bueno.
Él pone los ojos en blanco.
- No me obligas. Realmente te quiero ayudar.
- Sí, ya -replico, pero como me duelen las muñecas del peso, le paso las bolsas.
De camino a mi sala común andamos en silencio. Cuando nos acercamos a las escaleras de las chicas, él se para.
- Hasta aquí. Ya sabes que no puedo subir.
Sí, las escaleras...
- Usa el wingardium leviosa para subir todo esto -sugiere.
Asiento con la cabeza, y usando el hechizo, subo las cosas a mi habitación.
En realidad, ha sido una buena tarde.
†
Entre que guardo todo en mi baúl y demás, tardo una hora. Me quito (con mucho gusto) la vieja túnica de Pansy y me pongo mi nueva túnica.
Bajo a la sala común con la túnica de Pansy en la mano para buscar a su dueña y devolvérsela. Y ahí sigue Draco, ahora acompañado por sus gorilas Crabbe y Goyle.
No hago caso al rubio y encuentro a Pansy al lado de la chimenea, mirando como una celosa poseída a su novio, quien la ignora completamente.
Me acerco a Pansy.
- Gracias -digo a regañadientes mientras le ofrezco su túnica.
- ¿La has lavado? -pregunta ella con una mueca de asco. En este momento, todo el mundo nos mira y guarda silencio. ¿Por qué demonios no se ponen a hablar de sus puñeteras cosas?- No quiero que una sangre sucia como tú toque mis cosas, podrías contaminarlas. ¿La has lavado o no? -niego levemente con la cabeza-. Entonces quédatela o devuélvemela para que la queme.
Alzo una ceja y aprieto los puños. Noto la mirada de todos clavada en mi nuca, esperando mi reacción.
- ¿Sabes qué? -digo, sujetando con fuerza la túnica y reteniendo mi furia para no montar un numerito-. Que ya la quemo yo -y lanzo la túnica a la chimenea.
Pansy me mira con una cara de asesina que no puede más con ella, y yo sonrío triunfal.
Me giro y me encuentro a Draco mirándome, que sonríe a su vez.
†
- ¡Dana! ¡Dana! -me llama Hermione desde el pasillo de las mazmorras.
Acabo de salir de la sala común de Slytherin para no aguantar a Pansy, quien, después de quemar la túnica, ha empezado a gritarme como una loca, diciendo que era SU túnica y no debía haberla quemado. Chica, ésta es bipolar.
- ¿Qué ocurre, Hermione?
Ella se me queda mirando, nerviosa.
- ¿Podrías desvelarme...?
- ¡No! ¡No, Hermione! Ya sabéis que no os voy a decir nada. Tenéis que hacer como si yo no existiera, porque si os digo algo: ¡vuestro futuro cambiará!
- Pero si nos ayudas... ¡podrás salvar a Fred! -y entonces se echa a llorar.
Mierda. ¿En serio lo leyó?
- Y a Tonks, y a Lupin, y a la oreja de George...
- ¡No sigas! Eso es un golpe bajo, incluso para ti -gruño.
Y la dejo llorando. Lo siento, pero si cambio el futuro temo que las cosas cambien a peor, que muera incluso más gente.
Aunque por una parte, si les digo exactamente donde está cada Horrocrux, cada movimiento de Voldemort... A lo mejor puedo salvar a más personas. Pero no me arriesgaré. Ellos deben resolverlo solos.
Sin mí.
†
Entro a la sala común de Slytherin después de un paseo y ahí sigue Pansy, con Draco intentando calmarla.
Suspiro y tomo valor para entrar. Tengo que entrar a mi habitación sí o sí, pues me he dejado la varita y temo que me la quiten.
- Ogggghh, zorra -gruñe Pansy al verme.
- Pansy, por favor, pídele a Draco que te eche un buen polvo y déjame en paz.
Draco se ríe, pero enseguida se calla cuando Pansy lo mira con los ojos entrecerrados.
Subo a mi habitación dejando abajo a la parejita.
Ja.
Sufre, Pansy.
†
Me molesta. Me molesta Pansy y Dios, no sabes cuánto. Quizá debería empezar a decir por Merlín. Sí, eso creo. Ahora soy una bruja.
¿Por qué no me puedo quitar a Pansy de la cabeza? No de la manera en como pienso a Draco, sino de la manera en que lo haría un asesino.
¿Serán celos? No, no creo. Draco no me gusta... No, Draco no. No es mi prototipo. Además, ha dejado de parecerme interesante. He descubierto realmente cómo es. Él sólo quería hacérmelo en mi habitación para no aburrirse.
He sido muy tonta. Muy tonta.
†
Miro el reloj de mi muñeca: las 00:04 de la madrugada.
Cierro los ojos fuertemente intentando volver a dormir, pero no puedo. Draco no se me va de la cabeza. Ese maldito engreído no se va de mi preciosa cabeza.
No me puede estar pasando a mí. No me puedo estar enamorando de él. No puedo tener el maldito Síndrome de Pansy.
Me remuevo en la cama y solo puedo recordar a Draco besándome en el jardín trasero, diciendo que pronto estaría deseando un beso suyo.
Chico, ya deseo ese beso.
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ENTRE MUGGLES
FanficDana es una adolescente de quince años que, para escapar de su dolor, se refugia en los libros a recomendación de su psicóloga. Así es como termina descubriendo Harry Potter, una saga con la que se obsesiona en poco tiempo. La situación la lleva h...