Marina y yo nos quedamos mirando después de que se vayan los dos.
— ¿Adónde crees que se la lleva? —me pregunta, curiosa.
Yo me encojo de hombros.
— ¿Me cambio y nos vamos a dar una vuelta?
— ¡Claro! —exclama con una sonrisa amplia—. ¿Adónde?
— Pues... ¿a La Madriguera? Así te presento a todos los Weasley que haya por ahí...
— Pero, ¿cuántos son? —pregunta con ceño.
Me río.
— Nueve.
†
Toco a la puerta y ésta se abre dejando ver un rostro radiante: Hermione. Nos abrazamos y después la castaña abraza a Marina. Pasamos adentro y vemos a todos los Weasley menos a George, que está con mi prima.
Charlie se ha tomado un descanso con los dragones, Bill está con Fleur besándose, Percy con un El Quisquilloso, Fred está metiéndose con Ron, Ginny está leyendo un libro de Quidditch y Arthur está con un cachivache muggle mientras Molly lo reprende. Después está Harry, al lado de Ginny apuntando cosas que le dice la pelirroja en un pergamino.
Hermione carraspea un poco la voz y entonces reparan en mí. Ginny viene corriendo a abrazarme. Fred me saluda de pasada. Bill y Fleur me dedican una sonrisa. Molly me coge de las mejillas. Percy me sonríe, Arthur me tiende una mano y se la estrecho. Y Ron y Harry se acercan a mí para preguntarme qué tal estoy.
Vale, esto empieza a marearme.
— ¿Vamos fuera, chicos? —propone Ginny.
†
Estamos casi todos fueras. Los padres y los hermanos mayores se han quedado dentro. Ron y Harry intentan contarme chistes para que no piense en el rubio. No lo consiguen. Entonces, Fred lo intenta.
— Toc, toc.
— ¿Quién? —pregunto entre risas.
— Hacker.
— ¿Qué hacker?
— ¿Hacker no te lo esperabas? —pregunta, y suelta una carcajada.
Algunos se ríen, pero yo encaro una ceja.
— Qué malo ha sido eso, Fred. Tú aspiras a más —y me río.
Él se encoge de hombros.
— Tengo un chiste... un chiste muggle y machista —dice, y sonríe malévolaente—. ¿Te lo cuento?
— Miedo me das. Pero vale, cuenta.
— ¿Cuál es la última botella que coge una chica en una fiesta?
— ¿La de vodka? —pregunto, indecisa.
— ¡La de Fairy! —y se echa a reír.
Los magos, como es obvio, no lo pillan. Pero yo sí, así que me lanzo sobre Fred y empiezo a pegarle.
— ¡Serás idiota!
— ¿Qué es lo que ha dicho? —quiere saber Ginny.
— Fairy es una marca de lavavajillas...
— ¡FRED WEASLEY! ¿CÓMO SE TE OCURRE HACER SEMEJANTE CHISTE? —le grita Ginny con su típica furia y acercándose a él para tirarle del pelo.
— ¡Basta ya! —se queja Fred—. Entre la una y la otra, acabo calvo y morado por los hematomas.
†
Cuando Marina y yo llegamos a casa, a eso de las dos, la invito a comer.
— No puedo —dice, y se sonroja al instante—. He quedado con Neville.
Sonrío y le digo que vale. Entonces se va y subo a la habitación de mi hermano, pues es la hora de comer y todavía no se ha levantado.
Cuando abro la puerta, desearía no haberlo hecho.
— ¡Avisa, coño! —se queja él.
— ¿Y yo qué sabía que te estabas haciendo una paja? —replico entre gritos.
Salgo de la habitación y cierro de un portazo. Entonces me echo a reír, porque admito que la escena ha sido muy graciosa.
— ¿Qué quieres... para... comer? —pregunto, como puedo, entre risas.
— ¡No hace gracia! —gruñe—. Y déjalo, que ya llamaré yo al chino.
Bajo las escaleras entre risas y me tumbo en el sofá. Empiezo a descojonarme yo sola pero cuando veo a mi hermano entrar a la sala de estar todo colorado, me río todavía más fuerte.
A él se le dilatan las aletas de la nariz y me pide el teléfono. Entonces se lo doy y llama al chino. Espero que se haya lavado las manos...
†
Son las siete cuando me doy cuenta de que Julia sigue sin aparecer. No sé qué ha hecho George con ella, pero desde luego no me fío de ese pelirrojo.
No es que no apruebe su relación, es que, simplemente, a George no lo veo como algo responsable. Y mi prima es muy responsable. Ya sé que polos opuestos se atraen, pero ellos son demasiados opuestos. Y, sinceramente, temo por la salud de George. No quiero que acabe muerto a causa de un Avada después de un ataque de histeria de mi prima.
De pronto, hablando de Roma..., mi prima aparece en la cocina, con una sonrisa de oreja a oreja y ojos soñadores. En su mano derecha tiene unos papeles. Uy, como sea algo de George no me espero nada bueno.
Sin decir nada, mi prima se acerca a mí y me entrega los papeles, ignorando a mi hermano, que la mira de arriba abajo con una sonrisa de pervertido.
Leo los papeles atentamente, cosa que me lleva casi diez minutos, y me quedo boquiabierta cuando termino.
— ¿George te ha comprado un bajo para que coloques tu tienda?
Ella asiente con la cabeza y sigue sonriendo como tonta. Se sienta en el sofá y se mira su anillo de prometida.
— ¿Qué tienda? —pregunto.
— Julia's Secrets —contesta con orgullo—. Una tienda de ropa de moda con clase, claro
Alzo las cejas, sorprendida.
— ¡Le habrá costado un montón de galeones!
— Yo también se lo he dicho, prima —entonces me mira a los ojos—. ¿Y sabes qué me ha dicho él? Que los galeones no importan, porque con él, mis sueños se harán realidad. Prima, estoy muy feliz. Y creo que le voy a decir que sí... —entonces se mira el anillo y llora de felicidad.
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ENTRE MUGGLES
Fiksi PenggemarUna historia original inspirada en el universo de Harry Potter Dana Sheeran ha pasado más tiempo en terapia que en fiestas, más tiempo huyendo de sí misma que enfrentando su realidad. Su vida cambia cuando su psicóloga le propone una forma poco conv...
