Despierto y lo primero en que pienso es en que queda un día menos para que nos vayamos. Estamos en una playa desierta sin que nadie nos moleste, compartiendo cama y siendo solo amigos. Me gusta estar aquí, a solas con Draco.
Y hablando del rubio...
Me aparto un poco y me doy cuenta de que sigue abrazándome, aunque todavía está dormido. Como no quiero despertarle, sonrío y disfruto del abrazo mientras pienso en... nada.
No pienso en nada porque Draco me hace estar así: tranquila. Me relajo entre sus brazos y me quedo dormida de nuevo.
†
Más tarde, cuando despierto, Draco se encuentra acariciando mi cabello. Me sonrojo cuando nuestras miradas se cruzan, pero él sonríe ampliamente y me besa dulcemente en los labios.
— ¿Alguna vez te he dicho lo bien que me haces por las noches?
Encaro una ceja.
— ¿En qué sentido? —pregunto.
Él se ríe y me da otro beso.
— Si duermo cerca de ti, duermo bien. Sin pesadillas ni mierdas.
Agacho la cabeza y sonrío levemente.
— Por eso intento que duermas conmigo desde el primer día —me confiesa.
Levanto la cabeza, sorprendida.
— ¡Por eso durmiste conmigo la primera noche que pasé en Hogwarts! —exclamo, imitando a Castle cuando averigua qué sucede en un caso.
— Por eso mismo —confirma Draco asintiendo con la cabeza—. Y ahora, ¡a desayunar!
†
Cuando terminamos de desayunar, Draco manda a un elfo a que lo limpie todo y me coge por la cintura y me carga al hombro como un saco de patatas. Me saca de la tienda y le da la vuelta, en dirección a la playa.
— ¡Draco! ¡Que no tengo el biquini puesto!
— Pero tendrás ropa interior, ¿no? —inquiere él.
Me ruborizo.
— Pues... No.
— Entonces, ¡mejor! —exclama él, soltando una risa divertida.
Lo maldigo mentalmente hasta que llegamos al agua. Me lanza y me chopo entera. Genial, no hay nada mejor para empezar el día que mojarse el pijama. Me pongo en pie y observo que el agua me llega por la cintura. Miro a Draco y veo que se está desnudando.
— ¿Qué haces? —le pregunto cuando veo que ya está a punto de quitarse los calzoncillos.
— ¿Qué te crees que hago? —pregunta con chulería—. Estoy dejando que veas mi hermoso cuerpo.
— ¡Imbécil! —protesto entre risas.
Al final, se quita los calzoncillos y cuando lo hace, pone los brazos en jarras y me mira con una sonrisa de medio lado.
— ¿Has visto que trompa tengo? Ni Cormac podría igualarme.
— Cállate, Sin Chán —le ordeno, y suelto una carcajada.
— ¿Sin qué? —pregunta Draco, confundido.
Se mete en el agua y avanza hasta mí.
— ¿Quién es ese?
— Es un dibujo animado muggle.
— ¡Ah...! —suelta, claramente aliviado.
— ¿Qué te pensabas que era? —frunzo el ceño y me cruzo de brazos.
— Un primo tuyo o algo así —dice quitándole importancia al asunto.
— Sí. Mi primo el japonés. ¡Anda que...! —y estallo en risas.
— Vamos a quitarte eso —dice Draco mientras mira mi pijama.
— ¿Por qué? Estoy bien así.
— Yo no digo que no sea sexy que se te vean los pezones, pero me gustaría verlo todo.
— ¡¿MIS... PEZONES?! —exclamo, y miro hacia abajo.
Mierda.
¡El pijama se clarea por culpa del agua!
Me cruzo de brazos para taparme, pero Draco me coge las manos y entrelaza sus dedos con los míos y pone nuestros brazos a los lados. Me mira los pezones que se clarean y sonríe de medio lado.
— Quiero morderlos —dice, y de pronto, se ponen duros.
Joder. Joder. Joder.
¿Por qué tiene que crear este efecto en mí?
Draco se inclina sobre mí y acerca su boca a la mía.
— Vamos, ¡sé que quieres! —susurra.
Y por el cuerpo me corre esa electricidad que sólo él provoca.
— A-mi-gos —le recuerdo.
Él bufa, molesto, y se aparta de mí.
— Joder, la tengo dura, ¡solo un poco! —me implora con ojos de cordero.
Sonrío de lado y acerco mi mano a su entrepierna. Joder si está dura...
— ¿Vas a hacer lo que creo que vas a hacer? —pregunta con los ojos iluminados.
La masajeo un poco y oigo cómo gime Draco, con los ojos cerrados.
Pero entonces me aparto.
— Los amigos no hacen eso —digo, y me sumerjo en el agua para dejarle más mojado que antes.
Y más cabreado.
Y más caliente.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE MUGGLES
FanfictionUna historia original inspirada en el universo de Harry Potter Dana Sheeran ha pasado más tiempo en terapia que en fiestas, más tiempo huyendo de sí misma que enfrentando su realidad. Su vida cambia cuando su psicóloga le propone una forma poco conv...
