De pronto, dos brazos me cogen por la cintura y me sacan del agua. Me volteo y me encuentro a Draco mirándome con cara de pervertido. Me muerdo el labio inferior para no reírme y él me aprieta contra su cuerpo, de modo que noto su bulto apretándose contra mi intimidad.
— Sé que quieres —dice Draco, y mete sus manos por debajo de mi camisa y va subiendo poco a poco, haciendo que se me erice el bello del cuerpo— ¿Por qué no lo admites?
Me giro y oculto mi cara con el pelo.
— Amigos, Draco. Haz el esfuerzo que hago yo —y entonces me giro y lo miro directamente a sus ojos grises—. ¿O no quieres que seamos novios?
— Pero... ¿no crees en el amor a primera vista? ¿Tengo que pasar de nuevo por delante de ti?
Me río a carcajadas.
— ¡Menuda tontería acabas de soltar! Draco, estoy enamorada de ti, pero...
— Si lo estás, no te importará ser mi novia ya.
— ... tengo que ver si funcionamos como amigos.
— Funcionamos —dice él con tono seguro.
Sacudo la cabeza y me río. Tan testarudo como siempre.
— No, no funcionamos. ¿O te recuerdo nuestra etapa en Hogwarts?
Él bufa como un gato y me atrapa con sus brazos.
— ¡Hala, ya me has bajado el calentón! —se queja.
Me río.
— ¡Qué pena! —suelto con tono de burla—. Ahora ya no podrás ser feliz nunca más.
Me agarra del culo.
— Siempre podemos hacer que se suba de nuevo —me susurra al oído, haciendo que mis pezones vuelvan a endurecerse.
Joder. Ni mi cuerpo me hace caso.
Aparto a Draco de mí y lo miro a los ojos con una expresión severa. Espero que capte lo siguiente que le voy a decir:
— O amigos, o nada —digo con el tono más frío que puedo.
Tengo que ser lo más creíble que pueda...
— ¿Follamigos? —me pide poniendo morritos.
Alzo mis cejas, sorprendida.
— ¿Tú de dónde has sacado eso? —pregunto—. ¡Eso es muggle!
— Eh, ¡que los magos también tenemos esos términos! No estamos apartados del mundo totalmente, ¿sabes?
Pongo los ojos en blanco.
— Vale, lo que digas —y suelto una risilla.
— ¿De qué te ríes? —me pregunta, y le da un toque a su nariz con la mía—. Entonces, ¿follamigos o novios? Tú eliges.
— Amigos —gruño.
— Vale, entonces seremos follamigos —suelta Draco, zanjando el asunto por la cara que pone.
¿Quién se atreve a contradecirle?
Suspiro.
— Vale, follamigos —digo a regañadientes.
— ¡GENIAL! —exclama Draco con una sonrisa de oreja a oreja—. Ahora, vamos a estrenarnos como... follamigos —dice, y sonríe de medio lado.
No me da tiempo a replicar, porque enseguida pega sus labios a los míos y empezamos a besarnos como nunca antes. Nos paramos solo para coger aire y poco más.
Pero entonces Draco me quita la camiseta del pijama y la lanza, como puede, a la orilla. Me quedo desnuda de cintura para arriba mientras Draco me observa.
No quiero ni pensar qué piensa él.
El rubio se abalanza sobre mí y me atrapa por la cintura. Paso mis brazos por su cuello y me pego a él, notando su... trompa.
Draco baja sus manos hasta mi pantalón y las mete en él. Me pongo tensa enseguida. Él se ríe y pienso que me tengo que vengar. Bajo mis manos a su trasero y lo agarro fuertemente, haciendo que dé un salto del susto y yo me ría.
Entonces mete sus dedos más adentro y los noto demasiado. Conforme los va metiendo, me voy sintiendo mejor. Me agarro fuerte a su culo porque estoy a punto de llegar al orgasmo, cuando para.
Lo miro, furiosa y frunzo el entrecejo.
— ¿Qué haces? ¿Por qué paras?
Él se ríe.
— ¿Ves? ¿A que jode? Tú me has hecho lo mismo.
Y dicho eso, se da media vuelta y empieza a caminar hacia la orilla, dejándome cachonda como una perra.
Puto rubio.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE MUGGLES
FanfictionUna historia original inspirada en el universo de Harry Potter Dana Sheeran ha pasado más tiempo en terapia que en fiestas, más tiempo huyendo de sí misma que enfrentando su realidad. Su vida cambia cuando su psicóloga le propone una forma poco conv...
