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Me paro en seco cuando la mirada de Draco y la mía se cruzan. El mundo se paraliza justo en este instante. Seguido del tiempo y mi corazón. Reacciono justo cuando el rubio esboza una sonrisa arrogante de la que solo él puede presumir.

Doy un paso hacia atrás y me cojo del brazo de Marina para no caerme. No pretendía ver a Draco hasta el día de la boda y, verlo justo hoy, de fiesta y con Pansy por en medio...

Pero, ¿es que no podían hacer la fiesta de despedida por separado? Es lo que normalmente los muggles hacen.

Maldigo para mis adentros y miro a Marina, quien a su vez me mira preocupada. Ella ya sabe toda la historia de Draco y yo, porque confié en ella el primer día y se lo conté en cuanto tuve la ocasión. Ahora es casi mi mejor amiga.

— ¿Qué hace este gilipollas aquí? —pregunta Maddie apareciendo por detrás de mí y mirando a Draco con cara de asco y arrugando la nariz.

— ¿Lo odias? —estoy bastante confundida...— Es tu primo.

— La sangre no lo es todo, Dana. Y ése es un gilipollas —y señala al rubio de ojos grises que cada vez está más cerca.

Sacudo la cabeza y me fijo que por detrás de él van Cormac, Eddie, Blaise, Crabbe y Goyle. Trago snaliva cuando Draco y los demás se paran justo delante de nosotras y nos saludan con la cabeza.

— ¡Hola! —chilla Pansy, y corre para abrazar a su novio. Prometido. Futuro marido...

Cormac se acerca a mí y me da un beso en los labios, entonces se acerca a mi oído y me susurra:

— Esa puta tuvo la idea de que ambos celebraran la fiesta en el mismo lugar.

— Ah, ¡pues qué bien! —digo con sarcasmo y poniendo los ojos en blanco.

Cormac me abraza fuertemente y me da un beso en la frente.

— Al menos te tengo conmigo —dice, y me besa la mejilla.

Le devuelvo el abrazo y apoyo mi cabeza en su hombro. Veo cómo Draco se nos queda mirando y hace una mueca de asco.

—¿Bailamos? —le pregunta Blaise a Silvia.

La chica se ruboriza pero acaba por aceptar.

— ¡Vayamos a bailar! —le dice Theo a Aria con una sonrisa.

— ¡Claro! —acepta la chica.

Y ambos se marchan a la pista de baile. Crabbe y Goyle se marchan a la barra seguidos por Maddie y Marina, quien después de decirme adiós, me sonríe y los sigue.

— ¿Aquí hay pivitas que quieren follar? —pregunta Eddie.

Pansy pone una mueca de horror.

— Puedes intentarlo, cuñado —le dice Cormac a Ed—. Pero tú eres un muggle y ellas unas brujas. Así que más vale que no te pases si no quieres ver un Avada.

Mi hermano asiente y desaparece por entre la multitud.

Ahora sólo quedamos Pansy, Draco, Cormac y yo.

— Pues... Nosotros nos vamos a bailar —dice Cormac y me coge de la cintura.

— Espera —salta Pansy. Huy, nada bueno...—. ¿Me permites un baile? —y le ofrece una mano.

Si ella cree que una canción de reggaeton es lo mejor para ponerse a bailar en plan años veinte, que lo intente. Pero todavía nadie lo ha subido a YouTube y ha demostrado que se puede hacer.

Cormac me mira como pidiéndome permiso y asiento. ¿Qué más me da que baile con Pansy? Ella no va a intentar nada con él porque se va a casar. Al menos es lo que la parte de mi mente buena cree. La parte mala dice que es una guarra y que va a intentar hincarle el diente, como a todos.

Cormac y Pansy desaparecen por entre la gente.

Entonces, me doy cuenta de que Draco y yo nos hemos quedado solos.

Mierda.

ENTRE MUGGLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora