— ¿Quién es este pollo? —pregunta Eddie señalando a Cormac desde el sofá.
— ¡Edward! —le reprendo—. Es Cormac.
— Pues que llame a la puerta como la gente normal, joder —replica mi hermano mayor—. Que menudo susto me he llevado. Uno no se acostumbra a la magia de un día par otro.
Pongo los ojos en blanco.
— ¿Quién es ése? —me pregunta el rubio al oído.
— Es mi hermano mayor —respondo—. Te caerá bien.
Cromac frunce el entrecejo.
— No lo creo... Pero vale. ¿Y Julia?
Me encojo de hombros.
— No sé adónde se la ha llevado George.
— ¿Están saliendo? —pregunta, confuso.
— Más bien creo que ya están comprometidos.
Cormac se sorprende y abre la boca. Es tan mono incluso así...
— ¿Qué miras? —pregunta Cormac con una sonrisa de medio lado.
Ay, cómo me recuerda a Draco...
— Estaba pensando en que eres muy mono —confieso—. ¿Te quedas a dormir?
Él sonríe y asiente.
†
Cuando me despierto, lo primero en que pienso es en que faltan cuatro días para la boda. Cuatro. Y Draco todavía no ha dado señales de vida para decirme que no se casa y que quiere volver conmigo.
Empiezo a preocuparme cuando noto que Cormac me abraza fuertemente y me atrae hacia él. Me vuelvo y ahí me lo encuentro, observándome con su sonrisa. Le dedico una de mis mejores sonrisas y acaricio su pelo. Él se estremece y se acerca para juntar sus labios con los míos.
En un abrir y cerrar de ojos, lo tengo encima de mí, besando mi cuello y acariciando mi barriga por debajo de la camiseta del pijama.
Paso mis manos por su espalda, pues solo está vestido con sus bóxers color rojo. Le beso el cuello y después las mejillas, porque me encanta cuando se sonroja. Él sonríe y me lame el lóbulo de la oreja, cosa que hace que me estremezca. Gimo su nombre y araño su espalda. Después lo cojo del culo y lo acerco a mí, para que su cuerpo y el mío estén lo más cerca posible.
— Pequeña guerrera —susurra él en mi oído.
Empiezo a lamerle los labios cuando los gritos de mi hermano a través de la puerta nos interrumpe.
— ¡Dana! ¡Deja de follar! ¡Tus amigos los magos están aquí!
Cormac y yo paramos al instante. Nos miramos y sonreímos.
— ¡Ya vamos! —le grito a mi hermano.
Antes de que pueda levantarme, Cormac me atrapa con su cintura y me aprieta contra la cama. Se acerca a mi boca y así, con los labios pegados en los míos, susurra:
— Déjame decirte dos cosas.
— Dime.
— Una, ¿podemos ser amigos con derecho a más?
Lo miro y parpadeo.
— Claro —respondo casi sin pensar.
Dana, tienes que aprender a pensar... ¡Es la hora de pensar! Cuando hay un problema hay que pensar, pensar, pensar... Winnie The Poo, ¡fuera de mi cabeza!
— ¿Y la segunda? —pregunto frunciendo el entrecejo.
— Déjame acabar lo que he empezado.
Sonrío y seguimos por donde lo habíamos dejado.
†
Diez minutos después, salimos de la habitación para ir al comedor, donde están todos. La verdad es que uno rapidito me ha alegrado el día. Sonrío mientras saludo a Silvia, Maddeline y Blaise. Mi hermano está en la cocina y Julia me avisó anoche de que no iba a venir a dormir.
Me da a mí que Gorge y Julia están en un hotel bien bonito.
Cormac se sienta en una de las sillas y yo me siento encima de él. Todos se nos quedan mirando, pero no dicen nada.
— ¿Qué hacéis aquí, chicos? —pregunto amablemente.
— Pues, verás... —empieza Blaise.
— Tenemos un ultimátum para ti —añade Silvia.
— ¡Ay, chicos! —se queja Maddie—. ¿Queréis ir al grano? —entonces me mira con sus ojos grises que tanto me recuerdan a Draco (pues son primos)—. Pansy insiste en que vayas a la boda.
— Pero si no quieres ir, no vayas —añade Silvia—. Yo tampoco iría, pero quiero ver a Draco plantando a Pansy en el altar.
— ¿La va a plantar? —pregunto con el entrecejo fruncido y con un poco de esperanza.
Blaise se encoge de hombros y Silvia se ríe.
— No lo sé, pero yo me imagino que sí. Es lo único que me da fuerzas para ir... —comenta la chica.
— En realidad va por mí —aclara Blaise mirando a Silvia con una cálida sonrisa—. Sé que Draco es un idiota, pero sigue siendo mi amigo y me ha invitado. Por supuesto, he aceptado. Y Silvia me acompaña.
Silvia suelta un bufido de desagrado.
— Ojalá no se casara.
Sí. Ojalá.
— Bueno, ¿queréis quedaros a comer?
— Ah, ¡no, no! —exclama Maddie—. Estamos trabajando. Hemos pasado por aquí porque nos pillaba de camino, pero nada más. Nos tenemos que ir enseguida.
Asiento y sonrío.
— Entonces, ¿qué le decimos a Pansy? —pregunta Blaise mientras se levanta de la silla—. ¿Irás o no?
Busco a Cormac con la mirada en busca de respuestas, pero él está tan confuso como yo.
¿Iré?
¿O no iré?
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ENTRE MUGGLES
FanficDana es una adolescente de quince años que, para escapar de su dolor, se refugia en los libros a recomendación de su psicóloga. Así es como termina descubriendo Harry Potter, una saga con la que se obsesiona en poco tiempo. La situación la lleva h...