†78†

2.8K 224 68
                                    

— Sé que mientes —suelta Draco, y se gira para darme la espalda. Mientas camina, me dice—: pero no importa, iré a ver a Pansy a Azkabán y, si quiere volver conmigo, moveré los papeles para que salga en libertad.

Solo imaginarlo me aterroriza.

— ¡No! ¡Espera! —chillo, y él se para de pronto. Cuando se gira, veo que sonríe, triunfal—. Quédate —suplico, y me muerdo el labio inferior para no sonreír.

No quiero que crea que ya me tiene en el bote.

— Repite eso —me pide con una sonrisa de oreja a oreja.

Pongo los ojos en blanco.

— No me vas a hacer repetirlo.

— Por favor —suplica, y de dos zancadas se pone a mi lado

Me coge la mano y se la lleva a los labios, deposita un dulce beso y me mira intensamente.

— Quédate —digo, y no puedo evitar sonreír.

Él se inclina sobre mí para besarme, supongo, pero entonces se abre la puerta de la habitación. Por ella entran Ari y Cormac.

— ¿Qué hace el rubio oxigenado este aquí? —pregunta Cormac poniéndose a un lado de mi cama, al contrario de donde está Draco.

— No soy un rubio oxigenado —replica Draco.

— Lo que quieras, imbécil —escupe Cormac, y se acerca a mí para besarme, pero entonces me comporto como una verdadera Slytherin y me convierto en una cobra—. ¿Ya me has cambiado? —me pregunta mirándome a los ojos y poniendo cara de asco.

— ¿A ti qué te importa? —pregunta Draco.

— Me importa mucho porque es mi novia.

Y se miran desafiantes.

— Creo que eso deberías preguntárselo a ella, Cormac —propone Ari apuntándome con un dedo.

Cormac me mira y encara una ceja.

— ¿Estás con Malfoy?

Me encojo de hombros y miro al rubio en busca de ayuda.

— ¡Pues claro que está conmigo, imbécil —exclama Draco.

Cormac me mira y pone cara de horror. Cómo lo exagera todo...

— ¡Eres una calientapollas! —gruñe.

Y de un salto, Draco se coloca a su lado y le propina un buen puñetazo. Ari y yo nos reímos y observamos cómo se pone en pie Cormac, para mirarnos por última vez con su mejor cara de odio y después marcharse.

— Bueno, chicos —dice Ari con una sonrisa—. Como veo que todo va bien, mejor me voy. ¡Nos vemos luego! —se despide con la mano y se marcha.

Draco y yo nos quedamos solos y nos miramos sonriendo de lado.

Y se abalanza sobre mí y me besa.

Lo echaba de menos, joder.

ENTRE MUGGLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora