†43†

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Parpadeo varias veces antes de separarme de Draco. Cuando lo hago, veo que está sonrojado y sonríe levemente, pero enseguida se recupera y me aparta de un empujón.

— ¿A ti qué demonios te pasa? —gruño, de mala leche.

Él no contesta. Así que vuelvo a mi sitio, todavía malhumorada, y saco mi varita para que la botella ruede. Casi lo hago sin ganas, así que cuando para, me siento aliviada.

El morro de la botella le da a Fred y el culo a Aria.

— Creo que esta noche me voy a lucir —exclama Fred con una sonrisa—. ¡Elijo beso! —añade antes de que le pueda preguntar.

A mí me da igual, así que no protesto.

Entonces se levanta y va directo a Aria, pone sus manos en la espalda de la chica y la besa con... ¿pasión? Aria coloca sus manos en la cintura de Fred y Maddeline se levanta de golpe, furiosa.

— ¡Ya estoy harta! —exclama, de mala leche.

Entonces Fred se aparta de Aria, sonriendo ampliamente.

— ¡Ya era hora de que te dieras cuenta de que te gusto!

— ¡Pues claro que me gustas! —chilla Maddeline—. ¡Pero parece que yo a ti no!

— ¿Estás loca? ¡Me encantas! —y corre hasta Maddeline, la coge en brazos y, mientras le da vueltas en el aire, la besa.

No puedo soportarlo más. La envidia me mata. Miro a Draco antes de levantarme, pero él mira a Pansy, la cual está chillando. Dejo al grupo atrás y salgo al jardín trasero. Me tumbo sobre el césped y me dedico a mirar las estrellas.

Poco a poco, mis ojos se llenan de lágrimas.

El imbécil de Draco me está haciendo que lo pase fatal, y no me gusta, pero... estoy enamorada de él. No puedo evitar pensar en él, quererlo. Además, el beso... ha sido increíble. Lo he disfrutado como antes. Y sé que él también. Pero lo que no sé es por qué me ha empujado.

Joder.

¿Por qué está con Pansy? Ella no le quiere. Al menos no de verdad, solo lo desea. Eso me lleva a pensar en si lo habrán hecho o no. Me duele solo de pensar que sí. Yo quiero que Draco sea para mí, pero sé que no me lo merezco por haberlo dejado solo.

Es que nunca se me va a olvidar. ¿Cómo he sido capaz de arruinar mi vida de este modo? Además, yo sola, sin ayuda.

Aunque Draco está siendo un poco cruel. Tampoco fue para tanto, joder. ¿O sí? No lo sé porque nunca he pasado por una situación como esa.

Me seco las lágrimas pero no sirve para nada porque sigo llorando, y cada vez con más intensidad. Odio llorar por un chico. Si yo, antes de conocerlo, nunca había pasado por esto. Jamás me había colado por un chico como con Draco. Él solo era una fantasía de cada noche, no era real. ¿Por qué tenía que ser yo La Llave? ¿Por qué lo tenía que conocer? ¿Por qué tenía que enamorarme de él?

— ¿Estás bien? —pregunta una voz haciendo que me sobresalte.

Me incorporo y me siento en el césped, giro un poco la cabeza y me encuentro a Julia en la puerta trasera de la casa, sonriendo con compasión.

— Sí —miento.

¿Por qué digo que estoy bien cuando sigo llorando a mares?

— ¿Seguís jugando?

— No —responde—. Se ha liado una...

Frunzo el entrecejo.

— ¿Cómo?

Ella se ríe y se acerca a mí.

— Fred y Maddeline se están besando, Blaise y Silvia también, y Pansy y Draco están casi pegándose.

— Quieres decir, que Pansy está como loca, ¿no?

— Sí —confirma entre risas—. Tienes que entrar y verlo. Es muy divertido.

Le hago caso y entro de nuevo a casa. Más que nada para que la loca de Pansy no me destroce la casa. Entro a la sala de estar y me contengo para no lanzarle un Avada a Pansy, que está tirando mis libros de la estantería.

— ¿QUE TE HA GUSTADO? ¿EH? —grita la histérica—. ¡ERES UN CABRÓN, MALFOY! ¡NO PUEDES DEJARME AHORA! ¡ESTAMOS COMPROMETIDOS!

Entonces, todo el mundo se calla y me mira, la pareja que discute incluida. Claro que me miran, he estado llorando como una desesperada y encima tengo la boca abierta de la sorpresa. ¿En serio se ha comprometido con ella? Mierda, no puedo contener las lágrimas otra vez.

— ¿Y TÚ QUÉ MIRAS? —me chilla Pansy.

— ¡No le chilles así! —la riñe Draco, mirándola con furia.

— ¡Tú no me mandas, Malfoy! —replica Pansy—. Y ahora que la tienes aquí delante, ¿por qué no le dices que has estado pensando en ella desde que se fue? ¿Por qué no le dices que has soñado con ella? ¿POR QUÉ NO LE DICES QUE LA QUIERES? —chilla esto último con lágrimas en los ojos.

Draco nos mira alternativamente a la una y a la otra, y el resto del público nos mira a los tres, expectantes.

— No la quiero —susurra Draco.

— ¡Mientes! —chilla Pansy.

— Es mejor que lo admitas, Draco —interviene Blaise cogido de la mano de Silvia—. La mentira te está matando.

Entonces Draco me mira y trago saliva. Solo espero que no me ataque de nuevo.

ENTRE MUGGLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora