ENTRE MUGGLES

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- ¿Qué me vas a hacer, señor Malfoy? -pregunto con una sonrisa de medio lado y pegando mi cuerpo al suyo.

Draco me coge por la cintura y cruzo mis piernas en sus caderas. Él se acerca a mi oído y, mientras me provoca escalofríos, me susurra:

- Ya la tengo dura, joder.

Suelto una carcajada y cruzo mis brazos en su cuello. Draco empieza a caminar hasta que llegamos a la cama. Me pone en ella suavemente, se inclina sobre mí y empieza a besarme. Le acaricio la espalda por encima de la túnica provocando que se acerque más a mí.

- Mira, no quiero ser grosero, pero...

- ¿Desde cuándo te preocupas por ser grosero? -le interrumpo, alzando una ceja, divertida.

- Es cierto -susurra, y con sus manos levanta un poco de mi túnica para acariciarme la piel-. Te quiero follar bien duro.

- Tampoco te pases -gruño, poniéndome seria.

Draco suelta una carcajada.

- Vale, vale... -dice rápidamente-. ¿Te puedo hacer el amor dulcemente? -se mofa.

Pongo los ojos en blanco.

- Me puedes follar, si quieres. No hace falta hacer el amor. Por eso somos solo amigos, Draco.

- Yo no quiero ser solo tu amigo -dice, de pronto, separándose de mí.

¿Hola? ¡No me dejes así! Estoy mojada hasta los tobillos, joder.

- Ahora no es el momento -mascullo, cogiéndole por el cuello de la camisa y trayéndolo hacia mí.

Draco empieza a besarme apasionadamente y pone sus manos en mi cintura, haciendo que me alce un poco para pegar su cuerpo al mío.

Draco suelta una risilla, divertido.

- Tienes ganas de guerra, ¿eh, huroncita?

Asiento con la cabeza y le beso el cuello. Ahora mismo, no quiero pensar en otra cosa que no sea Draco. Así que le quito la túnica, la camisa y los pantalones. Sus calzoncillos me encantan, y más ahora, que marca más paquete.

- Vamos a verte a ti ahora -dice él, después se inclina sobre mí.

Con sensualidad, me quita la túnica, la camiseta, los pantalones y se queda mirando mi ropa interior.

- ¿Dónde te has comprado eso? -me pregunta mientras me debora con la mirada y se pasa la lengua por el labio inferior.

Me ruborizo.

- En Julia's Secret -respondo.

- Debes ir a comprar allí más a menudo -dice, y se abalanza sobre mí para darme un mordisco en el cuello que me hace estremecer.

- Pues tú también... -jadeo-... deberías... ir.

- ¿Qué le pasan a mis calzoncillos?

Me acaricia los pechos y apoya su frente en la mía.

- Me gustan y eso, pero tendrías que ver los de Julia's Secret.

- Eso es de pijos -murmura Draco, bajando su mano.

- Pues lo que tú eres -replico mientras gimo.

- ¡Yo no soy pijo!

Encaro una ceja y suelto una carcajada.

- ¡Así es imposible hacerlo! -exclama Draco tumbándose a mi lado y poniendo sus brazos por debajo de la cabeza.

- ¿Te has enfadado porque te he llamado pijo? -pregunto, medio enfadada mientras me incorporo y me siento.