— Estás más despistado que Snape usando champú —digo, soltando una carcajada, después de ver que Draco está sobre una pila de platos que hay secándose en la encimera.
— Ja, ja —ríe sarcásticamente. Se baja de la encimera y cae de nuevo algún que otro plato—. ¡Reparo!
Los platos se arreglan y con un movimiento de varita, Draco los coloca donde estaba. Entonces me mira e intenta sonreír, pero ante mi cara de confusión, se detiene.
— ¿Qué haces aquí? —pregunto mientras me cruzo de brazos.
— Yo... Bueno —agacha la cabeza—. Esto no es fácil, Sheeran.
Me estoy empezando a poner nerviosa.
— Suéltalo ya —gruño.
Entonces me mira y, casi por arte de magia, sé lo que va a decir.
— La boda es la semana que viene —se muerde el labio inferior—. Y Pansy quiere invitarte.
Me quedo con la boca abierta. ¿Cómo se atreve a invitarme esa estúpida?
— No voy a ir.
Él suspira.
— ¿Eso tampoco te hace reaccionar?
Frunzo el entrecejo.
— ¿Reaccionar? ¿Por qué tendría que reaccionar? Mira, si tengo que reaccionar de alguna forma, es porque te tengo que echar de mi casa. No sé qué demonios haces aquí, pero te tienes que ir. Esta es mi casa, Malfoy. Por si no te habías dado cuenta, es la casa de una descendiente de Voldemort. No, de dos. Mi prima Julia también viene del Señor Tenebroso.
Draco sacude la cabeza.
— No quería que reaccionarias de ese modo.
— Entonces, ¿cómo? —replico—. Si siempre que nos hemos visto me has tratado mal.
Él abre los ojos tanto como le dejan.
— ¿Eso es lo único que recuerdas?
— Pues sí —digo encogiéndome de hombros—. ¿Qué esperabas? Además, eres un Malfoy. ¿Qué podría recordar de ti? ¿Algo bueno? —pregunto sarcásticamente, pongo los ojos en blanco y me río.
— Pues sí. Lo único bueno de mí. Eso quería que recordaras.
— ¿Tú tienes algo bueno? —pregunto, incrédula y bromeando.
— ¡Tú eres lo bueno de mí!
Me río más fuerte.
— Ya, claro. Y, entonces, ¿por qué te vas a casar con Pansy?
— No puedo decírtelo —aprieta los labios.
— Entonces, lárgate. Ya tienes mi respuesta.
— ¿No me vas a preguntar por qué eres lo bueno de mí?
Encaro una ceja.
— Pues no —digo, tajante—. No me importa, ¿sabes? Seguro que es una mentira, así que...
— Dana, te quiero —me interrumpe—. Es por eso que eres lo mejor que me ha pasado.
Entonces, de dos zancadas se coloca delante de mí y me besa. Cuando se separa, me mira interrogativamente.
— ¿Ya recuerdas algo?
Cojo aire, porque el beso me ha pillado por sorpresa, y asiento.
— Ahora sí que lo recuerdo todo, huroncito —y sonrío.
De pronto, alguien se aparece delante de nosotros.
— Pansy —gruño.
Ella me ignora completamente.
— ¡Ya estás tardando en volver a casa! —le grita a Draco—. Tu madre quiere arreglar unas cosas de la boda. Ah, hola, Sheeran —dice mirándome. Asquerosa... —. ¿Ya te ha dicho Draco que te invitamos a la boda?
Asiento con la cebza.
— Pero no voy a ir.
— ¿Por qué? —pregunta con los ojos entrecerrados—. Insisto —y sonríe maliciosamente fingiendo amabilidad.
Menuda víbora.
— He dicho que no —digo, y aprieto los puños.
— Es una lástima —dice con un tono no muy simpático—. Te echaremos de menos en el «sí, quiero ».
Miro a Draco en busca de que proteste, pero no dice nada. Está mirando al suelo y aprieta la mandíbula.
— Nos vamos —dice Pansy, y se acerca a Draco—. ¿Verdad, mi amor?
— Sí, cielo —contesta el rubio.
Y, antes de que se desaparezcan, veo que Draco ha soltado una lágrima y me mira tristemente.
¿Qué le habrá hecho esa puta?
ESTÁS LEYENDO
ENTRE MUGGLES
FanfictionUna historia original inspirada en el universo de Harry Potter Dana Sheeran ha pasado más tiempo en terapia que en fiestas, más tiempo huyendo de sí misma que enfrentando su realidad. Su vida cambia cuando su psicóloga le propone una forma poco conv...
