Me despierto y lo primero que noto es un peso sobre mi cintura. No me cuesta en procesar que probablemente será Draco, o más bien, la pierna de Draco.
Abro los ojos y me los froto. Entra demasiada luz en la habitación como para que me duerma de nuevo, así que me doy la vuelta, despacio, y no me extraña encontrarme al rubio platinado mirándome.
Seguramente, lleve haciéndolo horas. Sí, puede que de él me encante y no me queje, pero juro que si lo hace otra persona me sentiría tan incómoda que hasta me enfadaría.
Le sonrío para darle los buenos días y él se acerca y me da un beso. No replico, pues los amigos no deben darse besos, sino que lo disfruto. Pero no tartdan en llamar a la puerta.
Como ven que no contestamos, empiezan a pegar más fuerte. ¿Quién será, Erika o Eddie?
Me levanto de la cama y le dedico a Draco una sonrisa de disculpas, aunque no entiendo por qué. No he interrumpido nada importante.
Abro la puerta y me encuentro con la cara blanca de mi prima Julia. Parece asustada. O más bien, aterrada.
— ¿Qué... —bostezo— ocurre?
— ¡No me voy a andar por las ramas: Colin Creevey ha fallecido!
Abro los ojos tanto como puedo. Eso es imposible.
Tiene que serlo.
Colin moría en la batalla, ¿no? Ah, no. Yo cambié su destino. Y el de todos. Aunque parece que de poco ha servido...
Oh, Dios. ¡George perdía una oreja, y la ha perdido igual! ¡Colin Creevey moría y ha muerto igual! ¿Será que el destino no se puede cambiar?
Me estremezco solo al recordar que Fred también moría. ¿Y si muere ahora?
George es feliz.
Pero no dudo en que si su gemelo se fuese, él dejaría de estarlo.
No. No puedo pensar en ello... Yo... Dios. Creo que voy a llorar. De pronto, noto que Draco me abraza por detrás.
— ¿Conocías a ese chico?
Niego con la cabeza y miro a Julia.
— ¿Cómo ha muerto?
— La causa es desconocida, pero creen que de un ataque al corazón —responde mi prima con la vista perdida—. No era mal chico, ¿sabéis? Pesado con la cámara fotográfica, pero se hacía querer...
— ¿Ataque al corazón? —inquiere Draco—. ¿No es muy joven para ello?
Entonces, Julia levanta la mirada.
— ¿No te he dicho, a caso, que las causas son desconocidas? —pregunta con dureza—. Lo del ataque al corazón son solo conjeturas.
— Me parece ridículo —susurro—. Es un mago, ¡no debería haber muerto de esa forma!
— En eso estoy de acuerdo contigo —corrobora Draco.
— ¿Y hay entierro? —le pregunto a Julia.
— Sí —responde la rubia—. Pero solo es para familiares.
— ¿Hermione sabe esto?
— ¿Por qué tendría que saberlo? —mi prima frunce el entrecejo, confundida.
— Es importante —respondo—. ¿Lo sabe, o no?
Mi prima sacude la cabeza.
— Genial. Pues tendremos que contárselo.
— ¿Por qué? —interroga Draco.
— Ella nos dará las respuestas.
Los chicos asienten.
— Pero... antes... Julia, eres una Malfoy, ¿por qué no me lo dijistes? Es más, ¿por qué no me dijiste que tenías una hermana mayor?
— Solo por nueve meses —recalca Julia a regañadientes—. Sí, soy una Malfoy. Pero solo por parte de padre, el que compartimos Erika y yo. Mi madre no es la suya. Mi madre, Leyla, era una Sheeran, hermana de tu padre, y me crió como madre soltera después de que Marcus, el padre de Erika, la abandonara. Por eso he crecido como Sheeran, el apellido de soltera de mi madre. Y, por parte de padre, Draco es mi primo...
Parpadeo y abro un poco la boca, pero Draco me la cierra y sonríe.
— ¡Hora de ponerse en marcha, chicas!
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ENTRE MUGGLES
FanfictionUna historia original inspirada en el universo de Harry Potter Dana Sheeran ha pasado más tiempo en terapia que en fiestas, más tiempo huyendo de sí misma que enfrentando su realidad. Su vida cambia cuando su psicóloga le propone una forma poco conv...
