Lo primero que siento es un dolor de cabeza. Es extraño, porque así de repente no puede haber pasado... Y lo siguiente que siento, es que hay algo extraño que pasa en mí. Siento que... es raro de explicar. Siento como un vacío. Un vacío enorme. Como de mi memoria. En mi corazón también siento algo, algo que falta. Pero no puedo adivinar exactamente qué es. Ojalá supiera qué es lo que me sucede, porque me siento mal.
Me froto la sien y abro los ojos. Me encuentro a un par de chicos delante de mí. Enseguida los reconozco. ¡Dios, pero si son Pansy Parkinson y Draco Malfoy! Y esto que sujeto... ¿es una varita? Una varita dorada muy extraña. Ah, ya recuerdo. Es la de mi abuela, creo.
Espera... ¿qué demonios es esto? Debo estar soñando, claro. Me pellizco varias veces en el brazo, pero nada. Solo siento dolor.
— ¿Estás bien, Dana? —me pregunta Draco. O Tom Felton. Quién sabe.
¿Cómo es que ellos dos están aquí conmigo? Oh, espera. Recuerdo que soy La Llave de los Dos Mundos. Ajá. Eso lo recuerdo. Entonces entiendo qué hacen aquí. O más bien qué hago yo en sus mundos. Genial, ya voy recuperando algunas piezas del puzzle. Pero no recuerdo mucho más. Sí, recuerdo que he ido a Hogwarts, recuerdo a Draco llamándome sangre sucia...
Y entonces siento un odio intenso hacia él.
— Apártate de mí —gruño.
Veo que Pansy sonríe.
— ¿Y a ti qué te pasa? —le pregunto. ¿Se está riendo de mí?
Entonces, recuerdo que esta es mi casa. ¿Qué hacen ellos dos aquí? Que yo sepa, hay una fiesta, pero no es en mi habitación. ¿Por qué lo recuerdo todo tan salteado? De verdad, esto es incómodo.
— ¿Qué hacéis en mi casa? Más bien, en mi habitación. —pregunto.
Draco parece conmocionado, como si le hubiesen echado un petrificus. Lo siento, pero odio demasiado a estos chicos como para quedarme cerca de ellos. Empiezo a caminar y los dejo ahí detrás, aunque antes de salir por la puerta, puedo escucharlos decir:
— ¡¿Qué es lo que has hecho, Parkinson?!
— Ahora serás solo mío. Ella no querrá saber nada más de ti.
Desconozco quién es la tercera persona, pero me da igual. Esos dos me dan mucho asco como para quedarme a escucharlos.
Cuando salgo al comedor, ya casi ni me acordaba de la gente que había venido a la fiesta por culpa de Pansy. ¿Qué le habré hecho yo a esa en otra vida? Entonces me choco contra alguien. Me froto la frente, que ha sido donde me he dado el golpe. Cuando levanto la vista, veo que son Crabbe y Goyle. Cómo no, estos chicos son inseparables.
— ¿Y Draco? —me pregunta Crabbe.
— Nos había dicho que iba a hablar contigo —añade Goyle.
— A ese ni me lo mencionéis —gruño, y paso entre ellos dejándolos atónitos.
Otra vez me choco contra alguien. Maldita sea. ¿Es la noche de los golpes o qué? Cuando levanto la vista me sorprende encontrarme a Cormac McLaggen, el tío buenorro que intentó quitarle el puesto de guardián a Ron. Aunque es un arrogante y un estúpido. Me atrevería a decir que también es un narcisista porque en la fiesta de Slughorn, cuando fue con Hermione, no paraba de hablar de él mismo. Está bueno, pero no es para tanto. Aunque parece que los años le sientan bien, porque está aún más guapo que antes.
Me dedica una de sus impecables sonrisas.
— ¡Cuánto tiempo! —exclama, y me abraza.
Cuando nos separamos, tengo el entrecejo fruncido.
— Si nunca hemos hablado —digo, confusa.
— Ya, bueno —dice él entre risas y encogiéndose de hombros—. Pero es tu fiesta, así que tengo que disimular.
Pongo los ojos en blanco.
— Por cierto, te veo muy cambiada —dice, y no parece el tono del arrogante que solía ser.
— Bueno, yo a ti también —y sonrío levemente.
— ¿Te apetece un poco de bebida? —pregunta mientras me ofrece un brazo.
Asiento. ¿Por qué no?
Nos vamos a la cocina y me suelto de su brazo. Entonces mueve su varita y empieza a sacar bebidas del congelador. Hace una mezcla extraña con todas esas bebidas, pero cuando acaba y me ofrece un vaso, lo pruebo y me sorprende lo delicioso que está.
Cuando me lo acabo, me relamo los labios. Dios, esto está riquísimo. Él se ríe tras ver mi expresión.
— ¿A que está buenísimo? —pregunta, yo asiento—. Me lo enseñó un amigo mío que tiene familia muggle.
— ¡Vaya! —exclamo, fascinada.
Él sonríe.
— ¿Qué es de ti? —pregunta.
Yo me encojo de hombros.
— No tengo trabajo. ¿Y tú?
— Bueno, yo de momento tampoco. Porque primero quiero hacer varias cosas.
— ¿Qué cosas? —pregunto, curiosa, mientras me siento en un taburete.
Él se encoge de hombros.
— Enamorarme y todas esas cosas —se sienta enfrente de mí y agacha la cabeza, avergonzado—. Fui un estúpido en Hogwarts, y la verdad es que no quiero volver a ser así.
Asiento con la cabeza.
— Estoy de acuerdo contigo.
Él se ríe y me sirve otra copa. Esta vez sí que brindamos, y se lo dedicamos al amor.
— Dana, ¿me ayudarás a encontrar el amor? Eres la única que no me ha tratado mal esta noche. Todos se creen que sigo siendo como antes.
— Pero yo no sé nada sobre el amor —replico—. No me he enamorado nunca...
— ¡Por favor! —exclama juntando sus manos a modo de plegaria.
— ¡Está bien, está bien! —acabo aceptando entre risas—. Haré lo que se pueda.
Él me abraza, agradecido.
Total, mañana ya no nos acordaremos de nada.
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ENTRE MUGGLES
FanfictionUna historia original inspirada en el universo de Harry Potter Dana Sheeran ha pasado más tiempo en terapia que en fiestas, más tiempo huyendo de sí misma que enfrentando su realidad. Su vida cambia cuando su psicóloga le propone una forma poco conv...
