ENTRE MUGGLES

†87†

Me siento en el sofá, delante de los chicos, y me los quedo mirando con una sonrisa de medio lado. Encaro una ceja y espero, pacientemente, a que ellos hablen.

Sé que mi prima está impaciente por preguntarme qué tal me ha ido con el rubio estando solos en una isla desierta (menos cuando nos visitaban los elfos domésticos para hacernos las tareas) porque se está mordiendo el labio inferior y mueve rápidamente la pierna.

George la mira de reojo y reprime una risilla. Me cruzo de brazos y me relajo en el sofá. ¿Por qué no se digna a hablar? A ver, acabo de venir después de dos días sin hablar con ella para nada y ella no me dedica ni un "hola", cosa muy rara en ella...

— A ver, ¿qué demonios pasa aquí? —pregunto, frunciendo el entrecejo.

George y Julia se miran, cómplices.

— Ejem, ejem —suelto, imitando a Umbridge y captando la mirada de los chicos.

— Creo que deberíamos decírselo —suelta George, nervioso.

Alzo ambas cejas.

— Decirme, ¿qué?

— Que... Que George y yo... —empieza Julia.

— De verdad, te enrollas más que las persianas muggles de mi padre —la interrumpe el pelirrojo, y entonces me mira a mí y me dedica una sonrisa—. ¡Tu prima y yo nos vamos a vivir juntos!

Abro la boca, sorprendida, y veo que Julia se esconde la cara con su pelo.

¿Irse a vivir juntos? ¿Cómo...?

— ¿Te vienes aquí, George? —pregunto, todavía conmocionada.

Él niega con la cabeza.

— Nos vamos a una casa de aquí, en Hogsmeade —me informa el pelirrojo.

— Sí. ¡Vamos a vivir muy cerca, Dana! —exclama, emocionada, Julia.

Me quedo callada, observándolos en silencio. ¿Mi prima se va y me deja sola? ¿A mí? ¿Yo, que nunca he vivido sola? ¿Yo, que no sé vivir sin nadie cerca?

Trago saliva y cierro los ojos.

Mi vida sin mi prima en casa va a ser como un infierno. Reconozco que, al principio, ella y yo no nos llevábamos muy bien, pero conforme ha pasado el tiempo, nos hemos hecho algo así como uña y carne. Le cuento mis cosas y ella las suyas a mí. Es como mi mejor amiga.

¿Por qué se tiene que ir con el pelirrojo?

No estoy celosa ni nada de eso, pero es que una vida solitaria no es la mía.

— ¿Y cuándo... os vais? —pregunto con dificultad.

— Ya mismo —suelta George con una sonrisa—. Se lo pedí ayer y ayer mismo hicimos la mudanza, pero hemos venido porque sabíamos que ibas a volver pronto y queríamos darte la noticia.

— Sí que corréis, ¿no? —digo, asustada—. Deberíais pensaroslo un poco antes de...

— El asunto está zanjado —me corta Julia—. Así que llega el momento de la despedida —añade, y sonríe tiernamente. Se acerca a mí y me da un abrazo—. No te voy a echar de menos porque pienso venir a verte toooodos los días —dice, alargando la o de "todos".

George se acerca a mí y me abraza fuertemente.

— Te echaré de menos, renacuajo.

— ¿Renacuajo? —protesto, haciendo que el pelirrojo suelte una carcajada—. Además, ¿no piensas venir a verme? —y hago un puchero falso.

— No lo creo —se sincera George poniéndose serio—. Voy a tener mucho trabajo en Sortilegios Weasley y con Julia's Secrets.

— ¿También?

— Es mi mujer, y quiero ayudarla.

— ¡Eso me alegra! —exclamo, y sonrío ampliamente.

Nos dedicamos unas cuantas frases más y después desaparecen. Les deseo lo mejor, aunque no se lo haya dicho. Hacen muy buena pareja y la verdad es que me encantan. Son muy monos y se quieren mucho.

Son... perfectos.

Como Draco y yo que, a nuestra manera, también lo somos. Es decir, no somos novios ni nada de eso, pero somos follamigos que, aunque parezca mentira, tiene su encanto.

Vale, follar no es lo mismo que hacer el amor. ¿O sí? La verdad es que yo no le encuentro la diferencia.

Bueno, en realidad hay una y bien grande: hacer el amor se hace cuando dos personas se aman mientras que para follar no hace falta que se amen.

Y ahora me pregunto, ¿Draco folla conmigo o me hace el amor?

Espero que sea la segunda, porque sino lo castro.

O peor, lo obligo a tener descendencia con Umbridge a través de un imperius.