~Monkie Kid~ 2️⃣

La Apuesta #2

Para los que pudieron otra parte y para quien quería a un Macaque protector, aquí esta :3

Espero que les guste~

-Vamos preciosa, solo una cita- habló el sujeto, siguiéndolo de cerca.

-Ya dije que no, gracias- bufo MK, dando grandes pasos, dispuesto a empezar a correr en cualquier momento. Ese tipo no lo dejaba en paz, caminando casi a su lado, intentando convencerlo para tener una cita. No quería una cita, no quería conocer a ese tipo, solo quería cumplir con con su tonto castigo y luego cambiarse, quizás esconderse bajo las sábanas y hundirse en su vergüenza en soledad. -¿No puedes aceptar un "no", señor?- no quería ser violento pero estaba muy cerca de golpearlo, en serio que sí. Se estaba estaba esforzando mucho para mantenerse tranquilo y no mandar todo al diablo.

-Estas colmando mi paciencia, linda- gruñó él, molesto por ser ignorado y rechazado. Fue rápido en agarrar la muñeca ajena, MK tensándose y volteándose a verlo, cerrando su mano libre en un puño, dispuesto a golpearlo. -Deja de hacerte la difícil y...- el sucesor vio de reojo como algo oscuro pasaba cerca de su rostro, abriendo los ojos con asombro cuando algo golpeó con fuerza el rostro de aquel hombre, quien lo soltó y retrocedió por el golpe. Parpadeo, viendo fijamente el bastón de color morado oscuro.

-Dijo que no, imbécil...- giro ligeramente la cabeza, viendo entonces al mono de pelaje oscuro parado a su lado, mirando con molestia a aquel sujeto tirado en el suelo que se sujetaba la nariz sangrante que el golpe le causó. -...¿O es que acaso estas sordo?- gruñó, mostrando los colmillos, clones saliendo de su sombra y elevándose tras él para mayor efecto, aquel tipo levantándose lo más pronto posible y alejándose rápidamente.

-Ma...¡Macaque!- una ola de alivio lo inundo, lanzándose para abrazar al mayor, enterrando ligeramente su rostro en el hombro ajeno. Estaba tan aliviado y feliz de que hubiera aparecido.

-Hey Kid...- el mono relajo su expresión, abrazando al menor, mandando una mirada de muerta a todos los que seguían viendo. Aquellas personas fueron inteligentes y se alejaron, asustados, eso era lo mejor que podían hacer. Los hundió a ambos en una sombra, dispuesto a llevar al menor a su departamento para que pudiera cambiarse.

Mientras tanto, en la tienda, Mei estaba arrodillada en el suelo y rogando por piedad, siendo el centro de atención de las malas miradas de todos sus amigos, incluyendo el príncipe y el dios mono. Ella sudo, sabiendo que estaba en muchos problemas. Rayos, no esperaba que su amigo vestido de chica causará tantos problemas, se suponía que debía ser un momento vergonzoso.