Gran Tritón #2

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Espero que les guste~

MK tarareo para si mismo, dejándose llevar sin mucho problema, algo sorprendido y asombrado de lo rápido que aquella criatura podía moverse, aunque no iba a negar que se sentía como un objeto extraño que el tritón quería mostrar y presumir pero no se sentía particularmente molesto por ello.

-¡Traje algo super genial para mostrarte!- chillo Wukong de repente, yendo a lo que parecía ser una cueva submarina, bien iluminada por pequeños globos brillantes pegadas en las paredes y techo.

-Lo que sea que te hayas robado, devuélvelo- gruño una voz que parecía venir de los mas profundo de aquella cueva, sonando cansado y resignado, como si hubiera repetido esa frase muchas veces.

-No me robe algo...- en la posición en la que lo sostienen, MK no podía ver el rostro ajeno pero supo, por su tono de voz, que estaba haciendo pucheros. -...me robe a alguien~- un tenso silencio se formo, solo roto por el suave sonido de algo moviéndose rápidamente en el agua.

-¿De que estas...?- y ahí, el otro ser se mostro. Tenia el cabello esponjado y negro, las aletas moradas sobresaliendo a cada lado de su cabeza lucían más grandes y con una pulsera dorada en cada muñeca, su cola siendo de un llamativo y oscuro color de morado. Tenía una cicatriz en su rostro, una que cortaba una de sus oscuras cejas y pasaba por encima de uno de sus ojos, ambos ojos dorados, los cuales se abrieron con horror al ver al ser humano que su amigo sostenía.

-¡Hola!- MK saludo con una sonrisa, esperando romper la tensión presente.

-¡¿Qué rayos hiciste, cerebro de pescado?!- grito con enojo, siendo rápido para arrebatar al menor de los brazos ajenos, sosteniéndolo con suavidad mientras miraba a su amigo con el ceño fruncido. -¡No puedes robar a la gente! ¡¿Eres imbécil?!- MK se sintió como un niño pequeño al ser sostenido por alguien un poco más grande que él pero ignoro eso a favor de inspeccionar la piel ajena con dedos cuidadosos. Era suave y lisa, con zonas en donde aparecían parches de escamas de color piel que pasaban fácilmente desapercibidas.

-¡No me llames así!- gruñó el de cola dorada, cruzándose de brazos. -¡Y no hice nada malo, solo me lo lleve por un rato para poder mostrártelo!- se justificó.

-¡No puedes llevártelo, es secuestro!- el de cabello negro soltó un gruñido, molesto y frustrado, acomodando al humano entre sus brazos, sin importarle por el momento como este parecía inspeccionar su piel y escamas.

-¡Él aceptó venir, no es secuestro!- bufo, rodando ligeramente los ojos.

-¡Eso no importa!- negó rápidamente. -¿No recuerdas lo que pasó la última vez que tragiste a un humano que "aceptó venir"? ¡Sus amigos casi hicieron sopa de tritón contigo!-

-¡Fue una vez! ¡Una sola vez!- chillo al recordar aquello que había sucedido en el pasado, algo avergonzado. -Además, está vez, les hablé a sus amigos antes de traerlo- se oía orgulloso, sonriendo con satisfacción.

-Estoy tan cansado de ti...- dejo escapar un largo suspiro, sujetando al menor con un brazo y pasando su mano libre por su oscuro cabello, agotado. -...¿Por qué te sigo aguantando?-

-Porque me amas y me adoras~- canturreo con una gran sonrisa, al parecer disfrutando del cansancio ajeno.

-Y te abusas de eso- bufo, para después colocar sus manos bajo los brazos ajenos y alejarlo un poco para ver el rostro del niño, quien parpadeo ligeramente. -¿Estas bien, chico?- sonrió ligeramente, luciendo amable a pesar de que seguro tenía dientes afilados como el otro tritón. -Ese tonto no fue muy brusco, ¿o si?- lo soltó con mucho cuidado, el niño agitando sus manos al no saber como mantenerse derecho bajo el agua. El de cola oscura rio ligeramente, extendiendo su mano en una invitación silenciosa, una que el menor no dudo en apresurarse a aceptar, pudiendo tener algo de equilibrio gracias a la ayuda.

-Estoy bien, fue divertido ser llevado- rio ligeramente. El viaje entre los brazos ajenos le recordaba viajar sobre la nube de alguna manera, rápido y seguro, por no mencionar lleno de adrenalina. -Soy MK- sonrió, alegre a pesar de la extraña situación.

-Macaque- tarareo, mirando al menor con ojo crítico hasta que se detuvo en seco, viendo fijamente la pulsera dorada tan familiar que ahora rodeaba la muñeca del humano. -¿Le diste una de tus pulseras?- enarco una ceja mientras miraba de reojo a su amigo.

-Es humano, no podía traerlo de otra manera- se encogió de hombros, luciendo despreocupado. -Además...es lindo y ahora, es mío~- tarareo con una sonrisa, seguro de sus propias palabras.

-No puedes adueñarse de la gente, así no funciona todo- bufo ante la actitud ajena, sin sorprenderse a estas alturas.

-¿Quieren ver un truco?- llamó su atención, logrando que ambos lo miraran con curiosidad. -¡Miren esto!- cerró los ojos y se concentró un poco, abriendo los ojos al activar su visión dorada, la cual parecía funcionar perfectamente incluso bajo el agua o quizás la pulsera magica podía tener algo que ver. -¡Ta-da~!- sonrió ante el jadeo que provocó en ambos.

-¡Tienes ojos dorados!- chillo Wukong, obviamente fascinado, nadando rápidamente para acercarse y acunar el rostro ajeno entre sus manos, mostrando una gran y enorme sonrisa. -¡Macaque, el bebé tiene ojos dorados!- se escuchaba tan feliz y emocionado por aquel detalle.

-Puedo verlo- Macaque estaba sorprendido, aunque se mantuvo más tranquilo.

-¿Bebé?- MK frunció el ceño, desactivando su visión, confundido por el extraño apodo. -No soy un bebé, tengo...-

-Vivimos mucho más que que cualquier humano...- hablo el de cabello negro. -...así que, para nosotros, eres un bebé- y ahora tenía una sonrisa burlona en su rostro, luciendo divertido ante el puchero que el menor hizo.

-Escuche algo parecido antes...- murmuró entre dientes. Había escuchado algo parecido viniendo de sus propios Macaque y Wukong, aunque también había escuchado un comentario así viniendo de Nezha.

-No sabía que los humanos podían hacer eso- comentó el de cola dorada, aunando el rostro ajeno y viendo con atención los ojos ahora oscuros nuevamente, curioso.

-No es una cosa de humanos, es...una cosa mía, más bien- sentía que sería difícil de explicar su situación, en especial teniendo en cuenta que ninguno de los dos parecía conocer la historia de Monkie King y todo lo que venía con eso.

-Awwww, mi bebé es especial~- Wukong chillo y se lanzó para rodear con sus brazos al niño, quien soltó la mano den otro tritón para devolver el repentino abrazo, riendo cuando empezaron a girar.

-No te encariñes demasiado, hay que devolverlo- suspiro Macaque, aunque no pudo evitar sonreír con cariño al ver a su amigo tan feliz.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora