¿Y ahora qué?

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Espero que les guste~

Para: hikaru-fukawara

Nezha mantuvo la cabeza abajo, negándose a mirar algo más que su regazo o el suelo, dejando que lo atendieran. Había sido golpeado h castigado por los celestiales, siendo expulsado de aquel lugar donde había vivido durante mucho tiempo, le habían quitado sus armas y elementos sagrados, siendo tirado como si no fuera más que un simple muñeco. Estaba herido, humillado, sin nada y de repente, Wukong aparece en escena, solo haciendo que se sienta peor.

El mono lanzó preguntas que el azabache ni siquiera se molesto en intentar responder. Espero gritos, así que se sorprendió mucho cuando el dios lo alzó, sin decir nada mientras era llevado hacia la ciudad y entrando a una tienda, siendo recibido por miradas preocupadas en rostros muy familiares.

Así que ahí estaba, sentado en una de las tantas sillas de aquel local ahora cerrado, con Pigsy y Tang curando sus heridas lo mejor posible con lo que tenían, con MK mordiéndose las uñas con preocupación contenido y con Mei murmurando amenazas muy imaginativas en contra de quien le había hecho daño.

-Soy un fracaso...- pensó con tristeza, apretando los puños con fuerza apenas quienes lo estaban curando se alejaron. Estaba cansado, estaba triste, había perdido todo lo que había tenido durante años en un solo momento y ahora estaba allí, sin nada, herido y sin saber que hacer a continuación.

-¿N-Nezha?- levantó la vista sólo por la voz, viendo al sucesor acercándose con pasos lentos, sosteniendo ropa entre sus manos. Lo estaba mirando con tristeza, sin pena o lástima para su gusto, mostrando una pequeña y amable sonrisa en su rostro. -Tengo ropa para ti...si la quieres, claro- dudo. El mayor se miró, su ropa estaba rota y sucia, ya de nada servía. Extendió las manos, agarrando la ropa ofrecida, el nudo en su garganta tan grande y tenso que no lo dejaba hablar. Fue al baño que le señalaron y se dispuso a cambiarse, dándole la espalda al pequeño espejo que había allí sin querer ver lo patético que de seguro se veía ahora. Se sacó su vieja y rota ropa, dejándola a un lado, tirándola en el suelo por el momento. Se puso los pantalones deportivos que le quedaban algo largos de pierna, la remera manga corta y algo holgada, dudando un poco antes de ponerse las medias coloridas. Tomó la última prenda, una campera colorida que estaba seguro que era de MK, y apretó ligeramente la tela, sus manos temblando.

-Soy un desastre...- murmuró para si mismo, mordiéndose el labio inferior, negándose a llorar pero ya sintiendo las traicionera lágrimas ya salir, corriendo por sus mejillas. Abrazo la campera contra su pecho, apoyando su espalda contra la puerta y deslizándose hacia abajo, sentándose en el frío suelo del baño, mordiéndose la lengua para no sollozar. Toda la adrenalina de todo lo sucedido ya estaba por completo fuera de su sistema, dejando paso a una horrible sensación de vacío y tristeza con los que no sabía cómo lidiar. Lloro amargamente por un rato, en silencio, su cuerpo temblando ligeramente pero sólo fueron unos pocos minutos, limpiándose las lágrimas que había derramado y levantándose, poniéndose la campera que por suerte no se había roto en su fuerte agarre y se lavo la cara, mirándose al espejo por puro accidente. Se veía pálido, cansado, con moretones y unas ojeras muy marcadas, por no mencionar lo despeinado que estaba ahora su cabello. Se veía patético, en su opinión. Aprovechando que su cabello estaba suelto, pasó sus manos por este, intentando peinarlo un poco. Abrió la puerta después de respirar profundo un par de veces, parpadeando con cansancio al ver al sucesor allí, mirándolo con sorpresa y con un puño en alto, al parecer por tocar.

-¡L-Lo siento!- soltó rápidamente, bajando el puño. -E-Estabas tardando mucho y estaba preocupado por ti, así que pensé en venir a ver como estabas- pareció contenerse por no divagar. -Tu...- MK se callo, viendo el rostro ajeno, sintiendo su corazón estremecerse y romperse ante la expresión de derrota que si amigo tenía. -...¿Quieres un abrazo?- consuelo y cariño era lo mejor que podía ofrecer en esa situación. Solo quería abrazar al mayor con fuerza, murmurar palabras de consuelo o simplemente tararear, solo quería poder ayudar a uno de sus amigos, incluso si no podía enfrentar el causante de todo aquello de frente.

-Un abrazo...- parpadeo lentamente. Lo quería, lo necesitaba y mucho más en esos momentos. -...me vendría bien uno ahora mismo- MK no dudo en acortar la distancia entre ambos, alzando los brazos para rodear a su amigo y atraerlo a un suave pero firme abrazo. Nezha se aferro antes de poder pensarlo, rodeando al chico rápidamente y hundiendo su rostro en el hombro ajeno, con algunas lágrimas traicioneras saliendo de sus ojos pero el sucesor no comentó nada de eso, simplemente murmuró suaves palabras de consuelo, enredando ligeramente sus en el cabello largo y negro, acariciando la nuca ajena.

-Todo estará bien, Nezha...- murmuró, manteniendo un firme agarre, sin querer soltar a su amigo triste y roto. Nada de aquello estaba bien pero MK se iba a esforzar, iba a poner todo de sí para reparar el daño que aquellos celestiales había hecho y ayudaría a su amigo a ponerse de pie nuevamente, lo ayudaría a sonreír y ver el lado positivo de su nueva situación. -...todo va a estar bien- se iba a esforzar porque todo estuviera bien y estaba seguro que el resto de sus amigos los ayudarían, todos ellos iban a ayudar al príncipe caído.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora