~Monkie Kid~ 2️⃣

Sun Wukong: Reborn #3

Espero que les guste~

Nota: ¡Cuidado mi gente, hay Spoiler! Para aquellos que no pudieron ver la peli y querían algo de contexto, aquí lo tienen :3

Sun Wukong habló del primer demonio y como lo había libero solo para hacerle la contra a alguien, habló del secuestro de su maestro y del castigo que recibiría si no volvía a encerrar a aquel demonio que estaba causando estragos. Habló del pequeño ser de aspecto raro que se hizo llamar a sí mismo "energía chi" y que parecía venir de una de las frutas del árbol mágico que había destruido en un principio, al que llamaron "Fruty" en algún momento. Habló de su extraño amor por comer frutas y su actitud infantil, además de su destino si decidían usarlo para volver a sellar a aquel demonio nuevamente.

De alguna manera, soltó el cariño que le había agarrado a Fruty y de cómo lo dejó dormir para enfrentar el problema por si solo, sin querer al pequeño ser muerto. Habló de la gran pelea y de cómo se sintió la gran golpiza que le dieron, de cómo uso todo de sí para proteger a su pequeño amigo y de lo inútil que se sintió cuando él gran demonio le quito la vida a su maestro. Murmuró, con tristeza obvia, como Fruty intento sellar al demonio y murió sin que pudiera evitarlo. Habló de la gran furia que sintió y de la super transformación que de alguna manera logró, dejando para el final el como destrozó a ese tonto con su gran bastón.

Agregó el como su maestro volvió a la vida y de cómo el árbol que había destruido volvió a crecer, de la melancolía que lo invadió mientras escuchaba la risa de Fruty por última vez. Comentando a lo último, casi de manera distraída, como se dispusieron a seguir su viaje.

Y MK sollozo con todo su pequeño corazón, triste por la historia y la perdida ajena. Siempre había sido empático y está no sería la excepción.

-No llores, chico- habló el mono, algo sorprendido y sentido por las lágrimas ajenas. No estaba acostumbrado al cariño y al respeto, no cuando en su mundo era tratado como un demonio frío y distante, así que estaba asombrado por todos los gestos llenos de cariño de parte del chico, una sensación que sólo crecía al verlo llorar por su historia y su pérdida reciente. No estaba llorando porque el fuera aterrador o tuviera miedo, estaba llorando por su historia y su reciente pérdida. -Tranquilo, tranquilo- no tenía ni idea de cómo consolar pero lo iba a intentar, secando algunas lágrimas con sus dedos y abriendo la mano para acunar en su palma la mejilla ajena, viendo como se apoyaba en su toque rápidamente, sollozando ligeramente. -No tienes que llorar por mi, chico-

-Es que...¡Es tan triste!- restregó su rostro contra la mano ajena, demasiado ocupado en su esfuerzo por detener sus lágrimas para ver la mirada cariñosa que el otro le dirigió. -¡Pobre Fruty!- el mono simplemente tarareo, inclinándose para alzar al menor y dejándolo llorar en su hombro, palmeando su espalda con algo de torpeza y suspirando. El niño era más sensible de lo que esperaba.

... ... ... ...

-Así que...¿Sin familia o amigos?- miro al mayor con tristeza. Claro, el mono tenía al monje y a los demonios que lo habían seguido durante todo su viaje pero no parecía sentir exactamente la familiaridad que el menor esperaba. Supuso que como eran de diferentes mundos, diferentes sucesos.

-Así es la vida a veces, chico- se encogió de hombros, luciendo despreocupado, aunque había una tristeza notable en sus ojos dorados. -Se tiene o no se tiene, así es la vida- MK hizo un ligero puchero, triste ante las palabras ajenas, tocando de manera distraída el borde de la manga de su campera favorita. Él era su amigo, incluso si no eran del mismo mundo y era una extraña versión de su maestro, era su amigo y no quería que se sintiera tan solo como se veía a veces, como cuando lo encontraba mirando hacia la ventana más cercana con expresión melancólica.

-¡Ya sé!- chillo cuando una idea se le vino a la mente, llamando la atención ajena. -¡Seremos familia!- declaró con confianza y una gran sonrisa.

-¿Familia?- enarco una ceja, confundido al parecer. -Soy de otro mundo, chico. No estaré aquí para siempre, así que no podemos ser exactamente familia. Además, ni siquiera estamos cerca de ser parientes- hablo, algo brusco pero el menor no se lo tomo personal.

-¡Eso no importa!- negó con la cabeza y se adelantó, agarrando una de las manos ajenas entre las suyas, ignorando por completo lo pequeña que se veían sus manos al lado de las del mono. -La familia es mucho más que solo sangre, no importa la distancia o de que mundo seas...- sonrió. -...tener familia significa tener a alguien en quien apoyarte, tener un lugar a donde ir cuando todo lo demás es demasiado, tener a quien molestar y hacerle bromas, tener a alguien con quien pasar el rato como tú mismo- esos solo eran algunas cosas que se le vinieron a la mente pero quería que él otro entendiera un poco de lo que hablaba.

-No soy tan bueno como dicen las historias, MK- acarició ligeramente el dorso de la mano del menor con su pulgar, pensativo. Le gustaba lo que él chico decía, sonaba tentador pero lo que menos quería era lastimarlo o algo peor. Era malo, impulsivo, cometía muchos errores y nunca miraba atrás, sin saber exactamente como.

-Todos tienen su historia- se encogió de hombros. -Macaque me manipuló para usarme como cebo y robar mis poderes, sin olvidar las veces que me atacó después...Monkie King me abandono muchas veces y me mintió otras tantas...Red Son intento matarme tantas veces que perdí la cuenta a estas alturas...-hablo con toda la tranquilidad del mundo, sin notar exactamente la mueca y la tensión que se formaban en el mono. -...pero todos somos familia, sin importar la historia o lo errores- sonrió, enorme y brillante, lleno de felicidad y cariño. -Seré tu familia, para recordarte que no todos los humanos son malos y para recibirte con muchos abrazos cada vez que que vengas- declaró, firme y dispuesto, alzando los brazos en un claro gesto, esperando.

-Eres algo raro, chico...- bufo ligeramente, divertido, aunque no podía negar que estaba un poco preocupado por el menor después de lo que dijo. Era muy indulgente y fácil de dar perdón al parecer, por no mencionar que era todo un imán de problemas y locuras. Le recordaba mucho a su maestro. -...pero en el buen sentido- se inclino, dejando que los brazos ajenos rodearan su cuello y se enderezó, sujetando al humano con sus brazos, abrazándolo con fuerza pero con cuidado. -Supongo...que somos familia ahora- acepto su destino porque tenía la sensación de que el humano era terco y que seguiría hablando hasta que aceptará. Además, tener un familiar sonaba mucho mejor que estar solo por el resto de su inmortal vida.

-¡Somos familia ahora!- asintió, acomodándose entre los brazos ajenos mientras se alejaba un poco para ver al mono a la cara. -¿Y sabes lo que eso significa?- sus ojos brillaron de emoción.

-¿Que tienes una familia muy rara?- enarco una ceja, divertido. El chico tenía una familia rara, con demonios, tanto los que quisieron hacerle daño como los que no, un ser humano con poderes extraños, una niña descendiente de dragones y ahora él, un demonio-mono de otra dimensión.

-A parte...- asintió, sin sentir malas intenciones en las palabras ajenas. Era una realidad, su familia era rara. -...pero también significa que...¡Es noche de películas en familia!- sonrió enormemente, emocionado. -Te van a encantar las películas de acción, aunque también sé que te vas a reír mucho con las comedias...¡Oh! Incluso podríamos ver algunas películas de Monkie King...- divago con emoción

-Lo que tu quieras- se levantó de su lugar, manteniendo alzado al menor mientras empezaba a caminar a paso lento. -¿Con batidos y bocadillos?- cómo adoraba la comida de este mundo.

-¡Por supuesto!- asintió. -Hay muchos bocadillos con sabor a duraznos si es lo que quieres, podemos ir juntos a comprar- el mayor asintió sin mucho problema porque se negaba a soltarlo por el momento. -¡Andando!- señaló hacia la salida, el mono obedeciendo sin mucho problema, sin importarle como la gente se le quedaba viendo en la ciudad y gruñendo a algunos cuando el menor estaba distraído, divertido de poder asustarnos un poco.