Ira

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Espero que les guste~

Red Son estaba molesto, no...estaba furioso, viendo al chico de los fideos interactuar con su madre, mostrando emoción y una gran sonrisa, dando pequeños saltos mientras hablaba de algo que él pelirrojo no escuchaba al decir verdad. Mientras tanto, su madre mostraba una suave sonrisa y una expresión tranquila, riendo ligeramente, escuchando lo que sea que el chico le estaba contando.

El sucesor tenía la atención que Red Son apenas había recuperado de parte de su madre después de que volviera su padre, un cariño que apenas estaba empezando a disfrutar y ese chico, su enemigo, se lo estaba robando.

Muchas cosas se acumularon dentro de Red Son, desde su cansancio por el insomnio reciente hasta sus repentinos celos de ver al niño de los fideos interactuar con tanta familiaridad con su madre. Eso encendió una llama en su interior, alimentado con las pequeñas molestias y malos momentos. En algún momento, tuvo que reventar.

Fue cuando Mei y MK decidieron invadir su hogar sin avisar como siempre, aunque este último deteniéndose frente a la demonio, mostrando una gran sonrisa.

-Probé una nueva receta...- comentó, sacando un táper lleno de galletas de su mochila. -...y traje un poco para ustedes~-

-Bueno, gracias pequeño sucesor- tarareo ella con una suave sonrisa, aceptando el táper, acariciando ligeramente la cabeza ajena y recibiendo una pequeña risa ante aquel gesto. Eso fue cruzar alguna especie de límite, apretando los dientes y los puños para no decir nada en su momento. Se aguanto hasta que llegaron a la privacidad de su cuarto y ahí, ya no se contuvo. Se volteo a ver al chico, quien retrocedió ante la repentina ira que reflejaba el rostro del pelirrojo.

-¡Hey!- Mei intentó empujar al demonio al ver que se acercaba a paso firme a su mejor amigo, frunciendo el ceño ante la actitud ajena.

-¡No te metas, Chica dragón!- la empujó a un lado sin mucha dificultad. -¡Busca a tu propia madre, niño de los fideos!- explotó, enojado y con el cabello convertido en fuego, con los ojos destellando. MK se le quedó mirando, con los ojos bien abiertos y los labios apretados, tieso en su lugar. Párpado lentamente, sus ojos llorosos pero sin lágrimas a la vista todavía. En el cuarto había un tenso silencio, roto al poco tiempo por la voz del pobre chico que luchaba por no llorar en esos momentos.

-...esta bien...- murmuró, una rota y temblorosa sonrisa dibujando se en su rostro.

-MK...- el corazón de la chica se rompió ante aquella expresión. Dio un paso, ya con las manos en alto para agarrar la mano ajena o abrazar a su amigo pero este fue mucho más rápido, transformándose en un destello dorado y saliendo por la ventana más cercana como un pájaro, alejándose rápidamente. -¡MK!- llamo pero su amigo no se detuvo, perdiéndose de su vista rápidamente. Mei se volteo a ver al pelirrojo, quien ahora parecía un poco más tranquilo y se estaba acomodando sus anteojos. Gruñó, dando unos grandes pasos hacia él y antes de que siquiera pudiera reaccionar, lo golpeó con todas sus fuerzas. -¡Eres un maldito imbécil!- no noto como las puntas de su cabello se convirtieron en llamas verdosas, toda su atención en el demonio ahora sentado en el suelo y con una mejilla roja por el golpe. -¡Idiota!- fue lo último que le dijo antes de darle la espalda y salir de allí furiosa, azotando la puerta con fuerza.

-Que tontería...- bufo Red Son, colocando ligeramente su mano en su adolorida y golpeada mejilla. No le importo o por lo menos, fingió que no le importo, levantándose de donde estaba y yendo a su pequeño laboratorio para continuar con sus inventos, ignorando la sensación de soledad que de repente lo invadió.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora