Pequeño Tritón #3

971 139 22
                                    

Espero que les guste~

Después de comer, el menor se acurruco en el fondo de la bañera y se durmió rápidamente, sin despertarse hasta el día siguiente. Debía estar cansado, el dios no tenía ni idea de desde donde había venido ese niño, así que supuso que era normal. Cuando se despertó se veía mucho más animado, sonriendo y moviéndose casi con incomodidad en el pequeño lugar en el que ahora estaba, salpicando.

-Alguien está animado- Wukong sonrió, estaba aliviado y contento de ver al niño así, incluso si el piso de su baño ahora estaba mojado y resbaloso. El intruso asintió, riendo, sumergiéndose en el agua por unos segundos, escupiendo un sorprendente chorro de agua directo a la cara del dios, quien parpadeo con sorpresa. No se había esperado eso. -¿Te doy mi hospitalidad y así me pagas?- exagero un tono, fingiendo ofensa, no podía enojarse por ello, mucho menos cuando el niño se veía tan feliz por su pequeña travesura. -Grosero...- se acercó, solo para recibir un nuevo chorro de agua directo a su rostro. -Tu hueles a pescado, eso está bien...- bufo, agarrando una toalla que había allí para secarse la cara. -...pero gracias a ti, oleré a mono mojado y eso no será nada bonito- el menor solo se rio alegremente, mientras que el mayor decidió extenderle la taza que había traído, tenía mucha suerte que no l había llegado nada de agua. -Ten, toma esto- el tritón ladeo la cabeza, luciendo algo confundido, acercándose para oler ligeramente la taza con curiosidad. -Es té para tu garganta, no sé qué tan bien va a saber para ti pero te ayudará, te lo aseguro- las pequeñas manos acunaron la taza ofrecida y aunque no lucia muy feliz, no dudo en darle un sorbo. -La medicina no siempre sabe bien, es una regla por aquí- rio con diversión al verlo sacar ligeramente la lengua. El niño lo miró con mala cara pero se terminó todo el té, devolviendo la taza vacía, volviendo a sumergirse en el agua, saliendo a los pocos segundos solo para volver a escupir un chorro de agua a la cara ajena. -Gracias- bufo, levantándose, saliendo del baño, dejando al risueño tritón solo por el momento.

Y los días pasaron sorprendentemente rápido. El niño dormía en su mayor parte, recuperándose supuso, su herida cerrándose lenta y constantemente pero a pesar de eso, aún no hablaba, no parecía siquiera estar dispuesto a intentarlo. Salpicada mucho y escupía chorros de agua directo a su rostro, sonreía y reía, animado y contento a pesar de aun estar limitado a una bañera. Comía un par de pescados en el día y comía las algas como bocadillos de vez en cuando, hacia muecas chistosas y tomaba el té. El dios se animo a hacerle probar algo de fruta, algo temeroso de que pudiera caerle mal a su especie, vigilante mientras lo veía masticar con ánimo. No le daba mucho pero al menor parecían gustarle las frutas, especialmente las blandas y jugosas. Le gustaban los juguetes, pareciendo fascinado por los patos amarillos y las ranas verdes que flotaban en el agua.

Los monitos lo amaban, se colaban en la casa solo para poder visitarlo y mostrarle cosas al azar. Una vez le dieron un jabón en barra con aroma floral y Wukong básicamente se tuvo que lanzar sobre le niño al verlo llevarse el jabón a la boca, teniendo la intención de probarlo. Por suerte, llego a tiempo y evito que el niño comiera esa cosa. Les dijo a sus monitos que debían evitar darle cosas así, aunque supuso que fue ignorado por completo. Debía estar atento a ellos.

Incluso consiguió una piscina inflable e infantil para ponerla en su sala, poniendo al tritón allí para que no se sintiera tan encerrado. El agua le llegaba hasta un poco más arriba de la cintura, así que le dio una taza para que se remojara y prendió la televisión, solo para descubrir que eso también le gustaba, incluso parecía adorar su serie y siempre exigía unos capítulos más con mucha insistencia.

Cuando la herida sano, dejando una suave y lisa cicatriz, luciendo como si hubieran pasado años desde que se lastimó en vez de días, se decidió que quizás devolverlo a donde lo encontró era la mejor idea. De seguro tenia una casa, una familia y muchos amigos, quienes lo estaban esperando o por lo menos, eso es lo que supuso. Así que lo llevó hasta la playa pero en vez de la emoción y el apuro de nadar libremente que esperaba, lo que consiguió fue pequeñas y mojadas manos que se aferraban a su pelaje, el menor ocultando su rostro en el hombro del mayor, negándose a ver el agua.

-¿Kid?- llamó suavemente, preocupado, solo recibiendo como respuesta una suave y ligero sonido amortiguado, sintiendo las manos ajenas apretar suavemente el agarre. -Awwww, está bien niño, no hay apuro- aseguró con voz suave, preocupado. Él debería estar emocionado de volver a su hogar, no aferrándose al dios con fuerza. -¿No quieres irte?- pregunto mas que nada para asegurarse de entender bien. El menor se separo apenas, viéndolo con timidez y pena, negado ligeramente, volviendo a esconder su rostro en el hombro ajeno rápidamente. Wukong dejo escapar un largo suspiro, acariciando la espalda del tritón entre sus brazos, tarareando para si mismo. Él no quería irse y el dios no era alguien lo suficientemente frio para obligar a un pequeño irse, no cuando se aferraba a su pelaje con tanta fuerza. -Por mi no hay problema...- se dispuso a volver a su casa, preocupado porque el tritón estuviera demasiado tiempo fuera del agua. -...puedes quedarte en mi humilde morada todo el tiempo que quieras, me vendría bien algo se compañía- sintió el pequeño cuerpo entre sus manos relajarse y no pudo evitar sonreír con algo de cariño.

En ese mismo día, mientras miraba al menor que dormía acurrucado en el fondo de su bañera, decidió que debía conseguirle algo mejor que eso. Busco mucho, le costó unos cuantos hechizos y mucho esfuerzo pero logró crear un estanque relativamente profundo cerca de su casa, cubriendo el fondo con piedras de pecera coloridas que hizo crecer un poco con sus poderes. Lo llevó allí y el menor soltó una especie de chillido lleno de felicidad, lanzándose y dando vueltas por su nuevo estanque, entusiasmado por tener más espacio. El niño salió a la superficie solo para mostrarle una gran y emocionada sonrisa, agradeciéndole sin necesidad de palabras, volviendo a hundirse solo para dar mas vueltas lleno de emoción. Wukong solo pudo sonreír con cariño al verlo tan feliz, contento de poder disfrutar de la compañía ajena un poco mas de tiempo.

Rayos, se había encariñado.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora