Papa Macaque #3

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Espero que les guste~

Nota: ¿Quieren un encuentro entre Papa Macaque y Wukong?

MK resulto ser un niño cariñoso, siempre pidieron abrazos cuando veía que el mono estaba desocupado y también resulto ser todo un hablador, divagando de todo y nada al mismo tiempo, al parecer comentando todo lo que se le viniera la mente. Macaque no se quejaba, adoraba escuchar la voz llena de emoción y entusiasmo de su hijo, incluso si a veces le costaba mantenerse al día con lo que decía.

-¿Papa?- se volteo, su corazón ablandándose siempre que escuchaba esa palabra.

-¿Si, mi pequeña sombra?- vio a su hijo, quien se estaba acercando lentamente, retorciendo ligeramente la remera de su pijama favorito, uno de color rojo y con monitos que había adorado desde el momento en el que la vio.

-¿Podríamos...?- hablar para el niño era fácil pero preguntar sobre algo mas difícil, algo que evitaba y no hacia mucho pero era algo que el mayor estaba intentando incitar. -¿Podríamos visitar a mis amigos?- pregunto con timidez, aun retorciendo su pobre remera entre sus manos.

-¿Tus amigos?- había escuchado hablar de ellos. El Sr. Pigsy, un demonio cerdo, dueño de una pequeña tienda que vendía los mejores fideos de la ciudad según MK y que siempre le había servido al chico un plato fresco cuando lo veía. El Sr. Tang, un humano que había mantenido al menor educado y el responsable de que este fuera fanático de Monkie King, aun estaba debatiendo si golpearlo o no por ello. También estaba Mei, un niña de su edad o quizás un año mayor, autoproclamada mejor amiga y protectora de MK. -Bueno...- hizo una pausa, viento al menor removerse en su lugar. -...podemos ir a almorzar mañana-

-¡¿En serio?!- MK salto, emocionado, una gran sonrisa dibujándose en su rostro. El departamento se lleno de risas y palabras ansiosas, el mono sonriendo con cariño ante la actitud del niño.

... ... ... ...

-Muy bien, repacemos las reglas- Macaque acomodo ligeramente la ropa de su hijo, quien parecía no poder quedarse quieto por la emoción.

-No ir con ningún extraño, no aceptar cosas de extraños y no separarme de ti- respondió rápidamente, solo queriendo salir.

-¿Y?- enarco una ceja, haciendo un gesto para que continuara.

-Y...no decirle a nadie que papa es un demonio mono- agrego con una gran sonrisa, el mayor bufando con diversión.

-Cerca pero lo tomare- rio ligeramente, ya dejando que su disfraz de humano tape su apariencia de mono, pasando ligeramente sus manos por su cabello negro. -¿Listo, Kid?- extendió su mano.

-¡Si!- asintió, dando un salto para agarrar la mano ajena y juntos, salieron de su pequeño hogar. MK iba por delante, ansioso, casi arrastrando a su pobre papa entre todas las personas pero se detuvo en seco cuando vio el pequeño lugar tan familiar y acogedor después de tanto tiempo. -¿Crees que estén felices de verme?- pregunto con nerviosismo, ansioso, apretando la mano del mayor. Muchas cosas eran diferentes desde que ya no vivía en las calles, él se sentía diferente y en serio esperaba que eso no molestara a quien había llamados amigos en su cabeza por meses.

-Estoy seguro de que estarán encantados- asintió y después de que el chico tomara una respiración profunda, entraron, la calidez del lugar y el fuerte olor a comida golpeándolos al instante. MK miro a su alrededor, una gran sonrisa dibujándose en su rostro al ver dos rostros familiares entre toda la gente.

-¡Sr. Pigsy!- el menor se suelta de su padre y se adelanta, el demonio que estaba tras la mesada levantando la vista y parpadeando con asombro.

-¡MK!- es rápido en moverse, saliendo de su puesto para poder acercarse al chico, abriendo los brazos y abrazándolo con fuerza apenas el menor se lanzo en su contra. Macaque tararea, acercándose a paso lento, escuchando como Pigsy susurraba palabras de alivio y preocupación, mirando al menor. -Te vez muy bien, chico- sonrió ligeramente, luciendo aliviado y contento.

-¡Gracias!- el menor sonrió, feliz de ver a su amigo. -Ahora tengo una casa y un nuevo papa, también tengo muchos juguetes y comida todos los días- se separa de su amigo, parándose junto a Macaque y comando su mano con alegría, emocionado por presentarlo. -Es mi papa~- se ve orgulloso de eso y el mono no puede evitar sonreír con cariño. Pigsy alza la vista, notando entonces al hombre parado junto al niño, abriendo ligeramente los ojos con sorpresa.

-Hey~- no puede evitar sonreír, divertido ante la expresión ajena. Ninguno puede decir nada cuando alguien mas interrumpe, gritando el apodo del chico y alzándolo en un abrazo, con lagrimas saliendo de sus ojos tras sus grandes anteojos. Alguien mas se unió, una niña que salto y tacleo al par, todos cayendo al suelo, la menor chillando con alegría y reclamando la desaparición de su amigo.

El mono enarco una ceja, esa si que era una buena primera impresión.

... ... ... ...

Macaque mira con cariño a su hijo, sentado junto al de anteojo, mostrándole con toda la emoción del mundo sus dibujos y la letra que ha estado practicando durante unos meses. Tang, el humano, parece contento y feliz, escuchando con atención. Mei, la niña, también estaba prestando atención y mirando con asombro los dibujos de su amigo. Tararea, sintiendo la mirada fija en su persona.

-Eres Six-ear Macaque- no hay duda en el tono de voz del chef.

-Supongo que aun tengo una gran reputación entre los demonios~- sonrió, mostrando los colmillos en una advertencia de que el otro debía cuidar sus siguientes palabras.

-No me importar quien rayos seas...- gruño, frunciendo el ceño, su corazón esta latiendo algo rápido pero el mono sospecha que es mas por el enojo y la ligera adrenalina que de miedo. -...pero mas te vale que no le hagas nada malo a MK o si no...- alza el cuchillo que estaba por usar, como si fuera una advertencia de algún tipo.

-Mucho valor para alguien tan pequeño~- sonrió, burlón, aunque el demonio cerdo se había ganado algo de su respeto. Estaba dispuesto a amenazar a alguien mas fuerte que él, todo por defender a quien ahora era su hijo.

-¡¿A quien llamas pequeño, mono bastardo?!- gruño, soltando el cuchillo y agitando una cuchara como una especie de arma, luciendo ofendido e indignado. Macaque simplemente se ríe ligeramente, divertido ante el enojo ajeno, mirando de reojo a su sonriente y feliz hijo. Tiene el presentimiento de que vera a ese pequeño grupo muy seguido a partir de ahora.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora