Mi Amada #4

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Ahora si, el final xD

Espero que les guste~

MK tarareo para si mismo, nervioso y ansioso, retorciendo ligeramente su dedos. Estaba sentado en cubierta del gran barco que Sandy tenia como su casa, con el sol empezando a ocultarse y mirando a su alrededor, atento a todo. Estaba a punto de sacar su pequeño bastón para jugar con este para distraerse, cuando lo sintió, un escalofrió que subió por su espalda y un repentino peso en sus hombros. Había llegado.

-¡Esta aquí!- chillo antes de pensarlo y de repente, se hundió en la oscuridad, saliendo al poco tiempo y un poco mas lejos de donde había estado sentado. Wukong fue rápido en moverse, usando un pote para crear rápidamente un circulo de sal, activando su vista dorada solo para cerciorarse, asintiendo al ver que el fantasma estaba definitivamente encerrado.

-Muéstrate...ahora mismo- ordeno Tang, un destello dorado brillando en sus ojos. Estaba molesto, furioso, aquella presencia se había osado a acosar y lastimar a un familiar. Nadie de los presentes se movió, los ojos fijos en el espacio dentro de aquel circulo salado, abriendo los ojos con ligera sorpresa al ver una figura que se empezaba a formar.

-Mi amada...- murmuro aquel demonio que MK solo había visto en sus sueños, su voz teniendo un eco espectral.

-¡No soy tu amada!- chillo, nervioso por los últimos días y molesto por el extraño apodo que le daba aquel fantasma. -¡Ni siquiera soy una niña! ¡Soy un hombre!- se señalo a si mismo, inflando ligeramente el pecho.

-Eres un niño- bufo Pigsy, burlón y con una sonrisa divertida en su rostro. Mei se tapo la boca y desvió la vista pero sus hombros temblaban, obviamente se estaba riendo.

-¡No me molestes!- hizo un puchero ante eso, para después volver a mirar al fantasma, dando unos pasos firmes hacia delante. -¡¿Qué es lo que quieres?!- porque eso era una pregunta que se había estado haciendo durante días, queriendo saber la razón por la que aquel fantasma lo había estado acosando.

-Buscaba a mi amada...a mi esposa...- contesto el demonio fantasma, mirando al chico fijamente. Los monos fruncieron el ceño, gruñendo ligeramente pero dejaron que el chico hablara por el momento.

-Tu...- frunció el ceño. -...¿buscabas a tu esposa?- ladeo la cabeza y entonces, la imagen de aquella mujer que había visto en sus sueños se le vino a la mente. -No soy tu esposa...- eso era muy obvio pero estaba seguro de que toda la situación era un gran malentendido. -...mi nombre es MK, soy el sucesor de Monkie King y defensor de esta ciudad- supuso que el fantasma no había visto mas allá del parecido. 

-Lo se...pero te pareces tanto a ella...que solo quise estar a su lado por un rato, incluso si no eras ella...- hablo suavemente, luciendo triste por lo que había sucedido. El humano tarareo, acariciando ligeramente la marca aun presente en su muñeca, no había desaparecido ni siquiera con el pasar de horas, era raro. -...tampoco quise lastimarte...pero te lanzaste a pelear y no pude evitar querer detenerte...- una suave y melancólica sonrisa se dibujo en su rostro. -...ella era igual de aventurera, siempre lanzándose a cualquier aventura que se le presentara...- se acerco todo lo posible, sin poder pasar por culpa de la barrera que surgía del circulo de sal en el que estaba encerrado. -Siempre estaba buscando una aventura o algo para divertirse...pero siempre se metía en algún incidente, a veces no sabía si era su esposo o su niñero- rio ligeramente, divertido ante el recuerdo de su esposa, siempre metiéndose en problemas y él siempre teniendo que salvarla.

-Eso me suena...- todos los presentes se miraron entre ellos, asintiendo con cansancio pero mientras, MK no entendió exactamente a que se referían con eso.

-Ella suena como alguien genial~- sonrió el menor. -¿Hay alguna manera en la que tu...sigas adelante y te reúnas con ella...en donde sea que este?- pregunto lentamente, sin querer ofender al fantasma. -Porque no quiero que te lo tomes a mal pero...no puedes seguirme el resto de mi vida...- sonrió con nerviosismo. -...es algo extraño...e incomodo...y ese frio que dejas me da escalofríos...por no mencionar que necesito dormir sin que tu y tus recuerdos invadan mis sueños...-

-Perdón por eso...- el demonio se rasco la mejilla con uno de sus dedos, luciendo avergonzado y nervioso ante las palabras ajenas.

-Un momento...- el chef cayo en cuenta de algo, entrecerrando los ojos con molestia. -...tu...-

-¡¿Dormiste con mi hijo?!- gruño el de anteojos, sus ojos brillando intensamente en dorado. -Te exorcizare...-

-Creo que tengo suerte de estar muerto...- murmuro el demonio con algo de miedo.

-En realidad, estas equivocado...- gruño Wukong.

-...tienes la mala suerte de estar muerto- gruño Macaque, ambos luciendo aterradores con los rasgos salvajes mas acentuados y los ojos brillantes, mostrando los colmillos. El demonio fantasma trago en seco a pesar de no necesitarlo, sorprendido ante la protección que ese chico tenia por parte de todos a su alrededor. Había desconfiado tanto de aquellos monos pero ahora que los veía, ellos eran mas protectores de lo que realmente esperaba.

-¡E-Esperen un momento!- chillo el menor, notando que si no intervenía, esos dos exorcizarían al fantasma. -Te recomendaría que te fueras por tu cuenta...- mostro una sonrisa nerviosa, parado frente a los monos, esperando que no atacaran por el momento.

-Lo hare...- asintió, ya no tenia que estar allí, no debía estar allí desde hace mucho tiempo. -...pero para eso, necesito un favor...- señalo el circulo de sal, MK entendiendo rápidamente y acercándose, moviendo la sal con su pie para romper el circulo.

-¡Ahí esta~!- sonrió, alzando la vista para ver al fantasma dando una vuelta experimental, obviamente ahora libre.

-Gracias- se detuvo frente al humano, sonriendo con cariño. Sus rasgos, su espíritu, su actitud, todo en él le recordaba a ella y por ello no pudo evitar inclinarse ligeramente, abriendo los brazos. MK se tenso al ser repentinamente rodeado por los fríos brazos de aquel fantasma pero decidió corresponder el abrazo, esperando que el espíritu pudiera irse en paz, sin notar como los demás presentes fruncían el ceño ante la escena. El fantasma se separo ligeramente, solo para depositar un suave y tierno beso contra la frente de MK, quien soltó un extraño sonido estrangulado de la sorpresa. Los demás gritaron, apenas conteniéndose de no lanzarse a atacar a ese valiente y estúpido fantasma. -Adiós, mi amada~- y desapareció lentamente, dejando al pobre chico allí, quieto y con los ojos bien abiertos.

-Que bueno que todo termino bien- suspiro Sandy, aliviado de que todo hubiera terminado de la manera mas pacifica posible.

-¡MK!- Mei fue la primera en correr hacia su amigo, preocupada al no verlo moverse. -¿Estas bien?- pregunto, dejando su espalda para tomar las manos ajenas, notando entonces que la marca rojiza había desaparecido de la muñeca del chico.

-...necesito un abrazo...- murmuro, inclinándose, ella abrazándolo sin dudar y sin preguntar mas nada. Mientras tanto, había cuatro miembros no muy atrás, molestos por lo que había sucedido, murmurando amenazas contra el fantasma que se había escapado de su ira y haciendo planes para traerlo de vuelta solo para exorcizarlo de la manera mas dolorosa posible.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora