Sun Wukong: Reborn #2

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Espero que les guste~

Estuvieron buscando a MK desde la mañana, quien había desaparecido en algún momento sin que se dieran cuenta y no respondía ninguna de las llamadas que le hacían, ni siquiera contestaba sus mensajes.

-¿Donde rayos está ese niño?- gruñó Pigsy con el ceño fruncido, volviendo a presionar el botón verde al lado del nombre del menor en su teléfono, apenas conteniendose de tirar el aparato cuando fue directo al contestador.

-Vamos, vamos...- Wukong se esforzo en intentar contactar a su alumno pero no funcionaba, como algo lo bloqueara. Macaque tarareo ligeramente, moviendo sus orejas mientras se mantenía atento a todos los ruidos posibles pero sin escuchar la voz familiar que todos estaban buscando. Y justo cuando todos estaban cruzando la línea de desesperación, la puerta de la tienda se abrió de repente, llamando la atención de los presentes, quienes se voltearon a ver casi al instante. Entró quien estaban buscando, montado cómodamente sobre el lomo de un tigre de gran tamaño y sosteniendo un par de vasos de plástico, parecía estar cantando una melodia en voz baja.

-¡Hola chicos!- MK sonrió, inocente e ignorando por completo la sorpresa escrita en los rostro ajenos.

-¿Que rayos tienes ahí, MK?- Mei fue la primera en romper el silencio presente en la habitación, sin saber si debía reírse o no.

-¡Batidos!- alzó los vasos de plástico de batidos frutales que tenía en sus manos, ignorando por completo que se referían al tigre de gran tamaño. Se bajó con mucho cuidado y algo de torpesa del lomo del felino, retrocediendo un par de pasos para darle espacio. -¡Estoy seguro de que esto te va a encantar!- comentó con una gran sonrisa, al mismo tiempo que el felino brillaba y se trasnformaba, dejando en su lugar a un mono de pelaje castaño oscuro y una marca negra alrededor de sus ojos dorado brillantes. Los presentes jadearon, sorprendidos ante el extraño pero familiar ser que ahora estaba allí.

-No...puede...ser- el dios jadeo, el pelaje erizandose ligeramente por la sorpresa.

-Por los dioses de los fideos...- el chef se cubrió el rostro con sus manos, encogiendose un poco en su lugar.

-...hay otro- Macaque hizo un mueca de horror, aunque estaba sorprendido por la mirada seria en el rostro ajeno.

-Ten~- el niño extendió uno de los batidos al gran mono.

-No sabía que se hacían batidos con duraznos- habló, aceptando uno de los vasos y mirándolo con curiosidad.

-¡Se puede hacer batidos con lo que sea!- sonrió, dándole un sorbo a su propio batido, tarareando ante el sabor a banana. Ese era uno de sus favoritos. -No son exactamente duraznos sagrados de inmortalidad pero los comunes son ricos...y tiene algo de azúcar- agregó, emocionado de ver su rostro al probarlo. Sun Wukong movió su cola con curiodad, dándole un sorbo para probar, sus ojos dorados abriéndose con sorpresa. -Es rico, ¿no?- dio pequeños saltos en su lugar, dejando escapar un risa al verlo asentir, dándole otro sorbo a su batido. -¡Sabía que te iba a gustar!-

-¡MK!- llamó Monkie King, decidido a romper el extraño momento que estaba presenciando y decidido a preguntar después sobre la extraña aparición de sí mismo. -¿Donde se supone que estabas? ¡Te estuvimos buscando toda la mañana!- frunció el ceño, cruzandose de brazos.

-Estaba con Monkie King- sonrió, señalando al gran mono.

-Estábamos dando un paseo- comentó con tranquilidad, divertido ante el ceño fruncido ajeno.

-¡No contestabas nuestras llamadas y mensajes!- reclamo Mei esta vez, haciendo un puchero exagerado.

-Me quede sin batería- se removió en su lugar, avergonzado por haber olvidado cargar su teléfono en la noche anterior.

-¿Pará qué tienes ese ruidoso aparato tuyo si no lo cargas?- hablo Macaque, eruzandose cuando la mirada del gran mono se centro en él de repente, retrocediendo un paso con cautela y preparandose para hundirse en una sombra si era necesario.

-Tú...- un gruñido profundo emano de lo más profundo de su ser, su expresión volviéndose aterradora cuando frunció el ceño y mostró ligeramente los colmillos, su pelaje erizandose. Todos allí se tensaron, eso no podía ser una buena señal.

-¡No!- MK empujó su batido hacia su maestro y se lanzó básicamente, aferrándose al pecho ajeno, casi trepandolo con torpeza. -¡Te lo dije! ¡Macaque es amigo, mi amigo!- chillo con pánico y urgencia, mirando al mayor con ojos brillantes y llenos de súplica. Sun Wukong lo miró fijamente por unos segundos tensos, su postura y expresión relajandose lentamente después de un rato, dejando escapar un largo y pesado suspiro.

-Si tu lo dices- movió su brazo para pasarlo por debajo del menor, alzandolo y sosteniendolo contra su cadera. El menor parpadeo, sintiéndose repentinamente como un niño pequeño pero no se quejo y se acomodo, agradecido de haber impedido cualquier ataque. Los presentes relajandose apenas, aliviados, aunque se mantuvieron alerta por si las dudas. Sun Wukong sorbio su batido, moviendo sus ojos dorados para fijar su vista en su versión de este mundo, enarcando una ceja. -Eres el yo de por aquí, supongo- comentó. -Eres enano- sonrió, burlón y divertido.

-¡No soy enano! ¡Mi estatura esta perfecta!- Monkie King frunció el ceño, escandalizado y ofendido por aquel comentario. -¡Eres horriblemente alto!-

-Lo que digas...enano- soltó una ligera carcajada al notar como el pelaje del dios se erizaba notablemente, obviamente molesto.

-Eres un...- gruñó, sus dedos hundiéndose en el vaso de plástico que su alumno le había dado, sin importarle cuando esté se rompió y parte de su líquido mojo sus dedos, derramandose en el piso. Sun Wukong sonrió, divertido al poder molestar a su otra versión, ese mundo en particular era extrañamente entretenido.

-Awwww, mi batido...- MK hizo un ligero puchero, triste por la pérdida, aunque eso no interrumpió la extraña lucha de miradas que estaban teniendo los monos. Bueno, al menos, no se estaban arrancando las extremidades entre ellos...eso era bueno.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora