Sun Wukong: Reborn #4

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Espero que les guste~

Nota: Lo llamaré Reborn para no confundir

-Bonito lugar que tienes aquí, yo-enano- silbo con asombro ante le hermosa apariencia de la montaña donde su otra versión vivía, robando uno de los duraznos del árbol que había allí rápidamente y dándole un gran mordisco, tarareando con gusto. Alzó la vista al escuchar suaves chillidos, sonriendo ligeramente al ver a los pequeños monitos allí. -Hola, pequeños~- saludo con suavidad, los monos de pelaje blanco soltando preguntas con rapidez y llenos de curiosidad, al mismo tiempo que se bajando solo para treparse sobre el mayor, quien los dejó sin mucho problema y sin poder contestar a nada de lo que decían por lo rápido que hablaban. Se sentó de piernas cruzadas, contestando como podía lo que los pequeños le preguntaban, aunque miró hacia el frente y se dispuso a prestar atención al entrenamiento del chico. Se defendía, con todo lo que tenía y lo que sabía, aunque obviamente perdió y terminó de espaldas en el suelo pero su maestro lo felicito, diciendo que había durado más que la última vez.

Luego, tocó practicar las transformaciones y ahí empezó el problema. MK se estaba frustrando, eso era obvio por la manera en la que fruncía el ceño y apretaba los puños con cada intento fallido de transformarse en algún animal.

-Vamos Kid, solo debes concentrarte- hablo el mono con una ligera sonrisa, esperando poder darle un incentivo a su alumno.

-¡Me estoy concentrando!- lo miro, algo molesto, desviando la mirada y respirando profundo, un tembloroso suspiro saliendo de su boca en un intento de relajarse.

-Nunca va a lograrlo así- Reborn tarareo, pensativo.

-¿Tienes una mejor idea?- el mono lo miro con el ceño fruncido, cruzándose de brazos.

-Ahora que lo mencionas...si, tengo una mejor idea- sonrió, burlón y divertido ante la mala cara ajena. -Ven aquí, chico. Intentemos otra cosa- hablo, haciendo un gesto hacia el lugar frente suyo. MK miro se reojo a su maestro pero no dudo en avanzar, sentándose frente al otro mono de piernas cruzadas, mirándolo con ojos atentos. -Debes relajarte y respirar profundo...- el menor obedeció, esforzándose para relajar la tensión que se había juntado allí por la frustración. -...cerrar los ojos...- el chico lo hizo, aunque aún lo entendía del todo. -...y visualizar-

-¿Como hago eso?- preguntó con duda.

-Imagínate al animal en el que quieres convertirte con todos los detalles que puedas, incluso si parece algo tonto- respondió, ignorando la mirada fija que Monkie King mantenía sobre ellos. -Probemos con un gato- porque era el más fácil que se le vino a la mente. -Imagínate su lacio y corto pelaje, sus orejas en punta y su buena audición, sus ojos grandes y con esas pupilas que se adaptan a la luz...¿Algo que quieras agregar?- lo guio, paciente.

-Adorables almohadas bajo sus patas y pequeñas garras filosas...- el mayor bufo ante eso pero asintió, haciendo un suave sonido de afirmación para que continuará. -...larga cola y bigotes, lengua áspera, fuerza en las patas traseras que le ayudan a saltar y un muy buen equilibrio-

-Bien- tarareo. -Ahora arma esa imagen en tu cabeza y luego deja que tus poderes hagan el resto, deja que fluya-

-...dejar que fluya...- respiro profundo, obedeciendo las instrucciones ajenas, concentrado en la imagen en su mente. Los monos observaron, atentos, esperando. Su cuerpo brillo, su silueta encogiéndose lentamente y formando una pequeña figura sentada en el suelo, el brillo apagándose al poco tiempo y dejando ver a un pequeño gato de pelaje castaño oscuro y despeinado, con una cinta roja muy familiar rodeando su cuello como un collar. El felino parpadeo lentamente y tardó una segundos en reaccionar, maullidos llenos de emoción y felicidad saliendo de su pequeña boca apenas noto que lo había logrado, levantándose y dando vueltas, como si intentará mirarse a si mismo.

-¡Bien hecho, Kid!- sonrió Monkie King, inclinándose cuando su alumno se acercó y acariciando suavemente su cabeza, contento de que lo haya logrado, incluso si fue con la ayuda del otro dios. El felino maulló ruidosamente, corriendo hacia Reborn para subirse a su regazo de un salto, exigiendo cariño con insistencia.

-Mocoso~- sonrió, acariciando suavemente bajo la barbilla del menor, escuchando su sonoro y contento ronroneo. Los monos de pelaje blanco chillaron mientras se acercaban, llamando la atención del chico, quien maulló y salto, corriendo y con los pequeños siguiéndolo de cerca, jugando al parecer. Los dioses simplemente los miraron jugar, un repentino y tenso silencio formándose entre ambos.

-Él te lo dijo, ¿no es así?- preguntó de repente, sintiendo el enojo que emanaba de su otra versión.

-¿Que le mentiste y lo abandonaste? ¿Qué lo dejaste solo para enfrentar al espíritu de un demonio muy vengativo que tu mismo encerraste y que no le dijiste nada sobre el cuarto anillo dentro de su amiga? ¿Qué fuiste tan tonto como para lanzarte solo a la batalla y fuiste poseído como consecuencia?- Monkie King se encogió ante cada palabra, avergonzado, sintiendo como el otro lo juzgaba con solo la mirada. -Si, algo me contó- gruñó. -Espero no llegar a tu nivel de idiotez-

-Sé que hice mal...- no iba negar eso. -...pero me disculpe y me estoy esforzando por ser mejor- se estaba esforzando para arreglar sus errores anteriores y no volver a hacerle daño a su alumno.

-Más te vale...- lo miro, con llamas saliendo de sus ojos dorados brillantes y mostrando ligeramente los colmillos, amenazante. -...porque si lo vuelves a hacer, yo mismo vendré y te arrancare las extremidades, no me importa que seamos el mismo ser- gruñó profundamente, obviamente dispuesto a cumplir con su amenaza. El dios lo miró, parpadeando lentamente y con sorpresa, un bufido mezclado con risa saliendo de su boca.

-Entendido y anotado~- asintió y a pesar de que sabía que el otro cumpliría con su palabra si metía la pata nuevamente, no pudo evitar reírse. -Él tiene una gran habilidad de hacerse querer, ¿no es así?- sonrió, divertido al decir verdad, solo MK podría ablandar hasta a la versión más fría y seria de si mismo.

-Es amable...demasiado amable- suspiro, el otro asintiendo en total acuerdo. El pequeño felino volvió a ellos entonces, brillando y volviendo a la normalidad, mostrando la gran sonrisa que el menor tenía en su rostro.

-¡Intentemos otra vez!- chillo, dando pequeños saltos en su lugar, lleno de emoción repentina.

-Claro, chico- asintió, MK siendo rápido para volver a sentarse frente a él, temblando de la emoción. -Intentemos con algo más pequeño esta vez-

-¿Una mariposa?- ofreció el mono, sentándose de igual manera, decidido a intentar con el método ajeno.

-¡Oh, como cuando nos conocimos!- asintió el menor, su sonrisa agrandándose ante el recuerdo. Su entrenamiento fue mejor a partir de allí, ambos monos poniéndose de acuerdo de alguna manera, algo que hizo que MK se sintiera feliz. Era bueno ver que sus familiares se llevaban bien a pesar del mal comienzo.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora