Lover

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Espero que les guste~

Nota: Lover es un demonio que cree solo para esto y antes de que lo pregunten, no, no es un sucubo. No se alimenta de los sentimientos, él crea posiones para generarlos, usando su susurro y su mordida sólo para hechiza de amor a cualquiera que quieran.

Nota-2: Las posiones y los susurro son hechizos temporales pero su mordida dura más tiempo que lo anterior.

Nota-2: ¡Capítulo 80, lo gente!

Lover era descendiente de una de las familias más únicas de demonios en la historia, heredero de libros con múltiples y unos hechizos capaces de manipular los sentimientos de cualquiera, por no mencionar el poder en su voz que le permitía enamorar a quien le susurrara palabras dulces. Era poderoso y bien parecido, con la piel de un suave color rosa y ojos rojizos brillantes, con cabello tan oscuro como la noche.

Trabaja de manera independiente, vendiendo posiones a quien pudiera pagarle, con la política de "si no funciona, te doy un reembolso" y eso fuer porque nunca necesito devolverle el dinero a nadie, ya que era bueno en lo que hacía y nunca había fallado...hasta ahora.

Se sobresalto cuando la puerta de su tienda se abrió de repente, enmarcando una ceja ante el cliente que avanzaba hacia él a paso firme y ruidoso, luciendo furioso.

-Quiero mi maldito dinero de vuelta- gruñó el demonio molesto, dejando caer una botella medio vacía en el escritorio y extendiendo su mano, esperando.

-¿Paso algo?- frunció el ceño, confundido, tomando la botella para mirarla de cerca. Era una poción de amor, una de las más fuertes que tenía y que se debía usar con precaución pero al parecer, su cliente uso mucho más de lo indicado.

-No funcionó, eso fue lo que pasó- bufo con el ceño fruncido. -Le di la cantidad que me dijiste la primera vez pero le di más cuando me di cuenta de que nada estaba sucediendo...- rodo los ojos, luciendo fastidiado. -...¡Y aún así no funcionó!- golpeó su puño contra el escritorio, mirando al dueño con ojos fulminantes. -Dame mi maldito reembolso...ahora-

-Oh...- Lover tarareo, curioso, aunque no le quedó otra más que abrir la caja registradora y sacar el dinero para devolverlo. -Dime...- hablo, aún sin entregar el dinero. -...¿A quien intentaste enamorar?- porque tenía mucha curiosidad de saber quien era el ser que parecía haber podido resistirse a una de sus mejores pociones. El cliente simplemente sacó una foto de su bolsillo, dejándola sobre el escritorio y luego agarrando su dinero, saliendo con pasos firmes, murmurando maldiciones entre dientes. Lover tomó la foto entre dos de sus dedos para mirarla de cerca, tarareando ante el rostro que sólo había visto de lejos. -El sucesor...- había escuchado mucho de ese chico y sus extrañas aventuras, aunque el rumor que más corrían entre demonios era una advertencia de no meterse con él a menos que quisieras enfrentar la ira de un grupo entero, entre ellos el legendario Sun Wukong y el sombrío Six-Eared Macaque.

Tenía curiosidad, queriendo saber cómo ese niño se había resistido a una de sus pociones más fuertes de sus libros.

Y así es como se encontró disfrazando su apariencia de demonio con un glamour para verse como un humano, aunque mantuvo sus ojos rojos porque eso era lo que siempre llamaba la atención, caminando a paso lento para entrar a la pequeña tienda de fideos, viendo su objetivo con suma facilidad. Ahí estaba el chico, moviéndose de un lado al otro, tropezando en su prisa por tomar órdenes y colocando platos frente a los clientes presentes, recibiendo algunos gritos de parte del demonio cerdo que supuso era el dueño.

-¡Hola y bienvenido!- él se acercó con libreta en mano. -¿Puedo tomar su orden?- Lover lo miro, era lindo, no había forma de negarlo, con ojos sinceros y brillantes, acompañados por los pequeños oyuelos que se marcaban en sus mejillas cada vez que aquella gran sonrisa sincera se dibujaba en su rostro.

-Tomaré...esto- agarro la pequeña muñeca ajena y tiro para acercarlo, susurrando un suave y corto "querido" cerca del oído ajeno, soltandolo sólo para verificar, apretando los dientes y esforzándose por no mostrar lo sorprendido que estaba cuando el rostro del chico no mostró nada de lo que quería. No se veía enamorado, ni siquiera tenía un destello rosa en sus ojos y eso era desconcertante.

-¿Tenía algo encima?- preguntó, confundido, alzando su mano tocar ligeramente su oido. Logró recomponerse y pedir algo de comer, viendo con ojos analíticos como el menor volvía con su jefe para darle la orden. Su susurro no había funcionado, eso era nuevo.

Lo volvió a intentar no mucho después, en un fiesta a la que no le presto mucha atención, caminando con decisión hasta su objetivo, el cual estaba bailando solo en esos momentos. Rodeo su cintura con sus brazos para sujetarlo  y mantenerlo en su lugar, ignorando la tensión en el humano e inclinándose ligeramente para susurrar cerca de la oreja ajena, soltandolo y alejándose un poco. Miro, atento, pero no obtuvo la reacción que esperaba. El niño se veía confundido, no enamorado como se suponía que debía verse, mirando a su alrededor con sus ojos aún oscuros y normales, sin rastros de destello rosa o algo así.

Los intento todas las veces que tuvo oportunidad, su frustración creciendo ante cada fallo, solo haciéndolo sentir cada vez más enojado y furioso, hasta que decidió usar su último recurso. La mordida de su familia era peligrosa si lo necesitaba, capaz de hacer caer a cualquiera en un hechizo de amor mucho más profundo que sus posiones o sus susurro, era arriesgado pero estaba desesperado por la falta de reacción del chico y a estas alturas, estaba dispuesto a probar lo que sea.

Así que se acercó a él a paso decidido, sin siquiera usar su glamour, agarrando la muñeca del confundido chico y antes de que siquiera pudiera quejarse, tironeo, acercandolo a su cuerpo, rodeando la cintura ajena con su brazo libre para mantenerlo quieto y abriendo la boca, hundiendo sus colmillos en el hombro del humano, saboreando la sangre ajena casi al instante. Escucho su grito ahogado y de repente, un puñetazo golpeó directamente su rostro, haciendo que soltara a su víctima y cayera de espalda, quejándose por el dolor repentino en su nariz ahora rota. Se sentó, fruncienfo el ceño al ver al hijo de DBK ahí, había olvidado que ahora era amigo del sucesor.

-Bastardo...- gruñó Red Son con el cabello en llamas y los ojos brillando en rojo, furioso. Detrás de él, sentados en el suelo, estaba MK quejándose entre dientes y con Mei revisándolo con manos cuidadosas, preocupada.

-No...puede...ser- Lover frunció el ceño ante la falta de reacción por parte del chico. Nada había sucedido, ¡nada había cambiado! El sucesor seguía como si nada, sin mostrarse enamorado o con los ojos brillando en rosa como debería ser. Era imposible, ¡debía ser imposible!

-¡Morirás, demonio estúpido!- estalló el pelirrojo, llamas saliendo de sus manos, las cuales se dirigían directamente al demonio de piel rosa, quien se apresuró a levantarse y alejarse rápidamente, no era lo suficientemente estúpido como para enfrentarse a alguien como el hijo de DBK.

Se sentía horrible, frustrado y enojado, derrotado y humillado también. Era la primera vez que encontraba a alguien inmune a todo lo que intentó y eso no le gustaba para nada.

~Monkie Kid~ 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora