Capítulo 59

394 18 14
                                    

Ya estamos en Manhattan.
Ya estamos en casa de vuelta a la realidad.
El viaje ha sido ameno, todos nos hemos dormido durante el trayecto, cómo era de esperar. Algunos tenían resaca de la fiesta y otros apenas hemos pudimos dormir antes de tomar el vuelo, cómo es el caso de Kian y yo; Nos fuimos a dormir cuando solamente quedaba una hora para coger el vuelo hacia casa. Y cómo todos estábamos muy cansados, en el trayecto todos nos quedamos dormimos. Así que ha sido un vuelo tranquilo y rápido.

Antes de irnos de Miami recogimos lo poco que quedaba por recoger y que estaba por medio, y tiramos la basura de anoche; Dejamos todo impecable y recogido. Tal y como cuándo nos dieron la casa para pasar el mes.

Ahora estoy frente a la puerta de casa, con las llaves en la mano y un ligero nudo en el estómago por los nervios. Estoy contenta de volver, pero esa voz que intuye que ha pasado algún problema, aún no se ha marchado.
Respiro hondo olvidando esos pensamientos, introduzco las llaves en la herradura y abro la puerta; la cierro tras de mí y agarro la maleta arrastrándola y caminando hacia el salón. En él está Katia, tirada en el sofá comiendo galletas oreo y mirando la televisión. Al verme abre los ojos sorprendida, sonríe, y se levanta del sofá de golpe dejando las galletas tiradas en la mesa central y corre hacia mí de inmediato con los brazos abiertos. Suelto la maleta cuando llega hasta mí y me abraza fuertemente, mientras que ambas sonreímos; Le devuelvo el abrazo, a pesar de que no me gustan.




—¡¿Por qué no me has avisado de que llegabas hoy?!
–dice entusiasmada y despegándose de mi cuerpo.



—Quería daros una sorpresa. ¿Qué tal estas?



—¡Muy bien! Aunque te echaba de menos. Bueno, te echábamos de menos. Brad está trabajando, pero queda poco para que termine por hoy. ¡Va a flipar cuando te vea aquí! –dice sonriendo–, pensábamos que vendrías dentro de unos días.



—Hoy era el día de vuelta. Y yo también os he echado de menos. Aunque para ser sincera, allí me lo he pasado genial.



—Me alegra que te lo pasarás genial. Pero, vamos a lo importante –me agarra del brazo y tira de mí hacia el sofá para sentarnos–, cuéntame cosas. Quiero detalles, de todo. Todo.




—¿De qué quieres detalles?
–río.




Katia me mira fijamente a los ojos y esboza una sonrisa pícara seguido de un movimiento de cejas.



—Sobre todo. Como por ejemplo, sobre Kian. Quiero saber: TODO lo ocurrido con él y con Miami.



—Menuda cotilla estás hecha.
–digo riendo.




—No puedes estar un mes fuera conviviendo con el chico que te atrae y con quién tienes una historia de amor-sexo extraña, teniéndome incomunicada y encima pretender que no quiera saber todo lo ocurrido este mes con él allí. Necesito que me cuentes todo y con detalle, me da igual lo explícito que sea.





Río a carcajadas por la seriedad de su voz y de su rostro. Lo dice en serio, quiere saber todo. Es una cotilla.

Katia y yo tenemos –y siempre hemos tenido– una relación de hermanas muy especial y estrecha. Siempre nos hemos contado todo lo que nos pasa, ya fuera cosas buenas o malas, también cotilleos sobre chicos que nos han gustado o hemos conocido en equis lugar, sobre alguien que nos cae mal o cualquier cosa que nos pasa durante el día. Siempre tenemos algo que contarnos y cotilleos que compartir sobre lo que sea.
Tenemos una relación muy cercana a pesar de haber estado un par de años sin tener apenas contacto, pero porque yo vivía mi vida aparte de ella y ella aparte de mi. En esa época cada una tenía su vida y aunque alguna vez nos veíamos y hablábamos, estábamos un poco distanciadas. Ella tenía su vida hecha y tenía una vida tranquila y de pareja, mientras que yo lidiaba con problemas en la calle, metida en movidas chungas y con la droga siempre rondando cerca de mi, a pesar de ser adicta en ese momento. Mi vida se basaba en los problemas de la calle, venta de droga, droga adicción, fiestas y alcohol –aunque bueno, para ser sincera, ahora estoy igual pero sin la parte de las drogas en ninguna manera–. La suya era sólo universidad, amigas, trabajo y pareja. Salía de fiesta también, pero muy poco. Y las veces que coincidíamos, bueno, apenas lo recuerdo porque siempre iba drogada y borracha.
Pero aún así, siempre hemos estado cercanas y nos hemos contado muchas cosas –menos en ese momento que nos distanciamos un poco, culpa mía, porque yo la aparté–.
Claro que hay algunas cosas que no le cuento, cosas que sólo Miles sabe. Al igual que ella con su mejor amiga. Pero aún así, nos contamos todo. Sobre todo desde que ella volvió a vivir a casa –luego se fue de nuevo, pero después cuando rompió con su ex, volvió de nuevo hasta ahora–.




ONITSEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora