Capítulo 64

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Anoche me quedé a dormir en casa de Miles después de irnos del mirador para estar más rato juntos.
No me apetecía ir a casa, me apetecía estar más tiempo con mi mejor amigo y seguir un poco más la noche; aunque sólo estuvimos hablando y fumando en la terraza y cuando nos cansamos nos fuimos a dormir, no hicimos nada más interesante. Pero pasar tiempo con él incluso haciendo nada, es un buen plan para mí.
Él también insistió en que me quedase en su casa a dormir y no tuvo que decírmelo dos veces, fui con él sin pensarlo. Además, hacía días que no lo hacía.
Él a veces también se ha quedado en mi casa, aunque de normal siempre soy yo quien se queda en la suya porque estamos solos y podemos estar tranquilos. Y en mi casa siempre están mis hermanos o alguno de ellos dos.

Y cómo ya de costumbre –y cómo cada vez que vengo aquí– dormí en su cama. Me insistió para que me quedara en su habitación, aunque como todas las veces que vengo, le dije que puedo dormir en el sofá y él en su cama y que no pasa nada, pero insistió en que fuera yo quien durmiera en su habitación.
Siempre tenemos la misma conversación: yo le digo que puedo dormir en el sofá y él en su cama, pero siempre me dice que no y me insiste para que duerma en su habitación.
Agradezco que quiera dejarme dormir en su cama, pero esta en su casa y yo soy una invitada, quien tenía que dormir en el sofá soy yo y él en su cama.

Cómo no nos poníamos de acuerdo, dije que podíamos dormir los dos juntos en la cama. Así los dos dormíamos a gusto en una cama y terminábamos con esa tonta conversación. Además, ya lo hemos hecho en otras ocasiones y hemos dormido bien.
Aunque supongo que quiere dormir en el sofá para que yo duerma a gusto, tranquila y sola en la cama. Pero para mí no es ningún problema dormir con él, al revés, me gusta. Me da tranquilidad y me siento muy cómoda con él.
Al principio no parecía muy convencido, pero después aceptó; dormimos juntos en la misma cama y estuvimos hablando hasta que nos dormimos casi a la misma vez.
Me sentí como cuando eres niño y tú mejor amigo o amiga va a tu casa a dormir y dormís en la misma cama y habláis hasta que os dormís. Sentí la misma sensación de niñez y añoranza.
Con Miles siempre sale mi niña interior, con él me siento bien y saca mi mejor yo.

Las veces que he dormido con él he estado cómoda y he dormido bien. No es una persona que se mueva mucho mientras duerme y tampoco ronca, eso es importante. Además, por algún motivo, me transmite tranquilidad dormir junto a él.

Abro los ojos cuando noto la claridad de la habitación molestarme y despertarme del todo. Pestañeo un par de veces para acostumbrarme a la claridad y miro hacia el techo alto y blanco, suspiro y miro hacia mi izquierda donde aparece Miles durmiendo plácidamente boca abajo en la cama, con la cabeza apoyada en la almohada y un brazo debajo de esta, y con la boca ligeramente abierta.
Me quedo observándole y me fijo en sus largas pestañas, sus gruesos labios y las ligeras y salpicadas pecas que tiene por sus mejillas. Su piel de color chocolate hace contraste con la sábana blanca; me fijo también los tatuajes que hay por sus brazos y por su espalda, no lleva camiseta y se pueden ver y apreciar todos los tatuajes de esta.
Me percato de una cicatriz que tiene en la espalda y en mi mente aparece aquella noche de hace un par de años atrás, cuando estábamos metidos en la banda y nos metimos en una pelea con los de la banda rival.
Nos atacaron con navajas y cuchillos en una de las peleas, por suerte no llevaban pistola si no ahora la historia serie diferente.
A mí me hicieron algún corte en la pelea pero no llegaron a ser cortes profundos, más bien eran superficiales aunque estaba llena de sangre. A Miles le dieron también y aunque solo fueron cortes superficiales, le dieron una puñalada en la espalda que dejó esta cicatriz en su piel de por vida.
Miles recibió esa puñalada por mi, me habían atacado y tenía el brazo y abdomen sangrando, así que él al verme me defendió.
Siempre me he defendido sola, pero en ese momento me quedé en shock cuando me atacaron y grité de dolor. Intenté atacar y devolvérsela, pero él muy cabrón vino hacia mí con el cuchillo en la mano dispuesto a darme una puñalada. Pero en ese momento Miles se metió de por medio, empujó a ese cabrón, pero no todo fue así de sencillo, porque la puñalada acabó siendo para él.

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