Estoy notando cómo el efecto de la droga está empezando a bajar poco a poco, puedo notarlo porque la sensación de euforia y de bienestar que sentía ya no la siento tan presente como antes, se me está yendo y los pensamientos que he tenido estos días están empezando a volver a mi cabeza poco a poco, dejándome una sensación de tristeza y mal estar de nuevo en el cuerpo.
Y tampoco ayuda el hecho de que Kian no me hable desde hace rato, durante todo el trayecto a su casa hemos estado en silencio y ahora que estamos aquí en su casa, tampoco me habla.Anubis nos saluda y me agacho para acariciarle. Río a carcajadas cuando empieza a lamerme la mano y siento cosquillas por culpa por sus bigotes.
Después de un rato acariciandole y con Kian por la casa ignorándome, decido levantarme, acercarme a él y plantarle cara;—Si querías traerme aquí para follar, podías habérmelo dicho. No hacía falta que montaras todo este numerito para traerme aquí.
–digo enfadada pero a la misma vez de broma, intentando no tambalearme hacia los lados mientras que camino hacia dónde está él.—Has sido tú quien ha dicho de que te traiga aquí. Te iba a llevar a tú casa.
—¡Hombre! Menos mal que ahora me hablas
–río–. No quiero ir allí, no me apetece.Me mira de reojo, ignorándome y se agacha para saludar de nuevo a Anubis cuando este se acerca a él.
Siento mi cabeza dar vueltas así que camino hacia el comedor para sentarme en el sofá, aunque mientras que camino hacia allí voy tambaleándome.
Kian parece notar como estoy y voy, así que se acerca a mí y me agarra de la cintura llevándome hacia el sofá en el cual me deja despacio.—¿Cuánta mierda de esa te has metido?
–dice con un tono de voz ahora tranquilo.—Sólo un tiro.
—¿Seguro?
—Sí. Fue solo una vez.
Kian me mira bajo una mirada de sospecha, pero parece ser que me cree, así que relaja sus facciones.
—No entiendo por qué lo has hecho. Mírate, ¿merece la pena estar así? ¿Eh?
–dice serio, elevando un poco el tono de voz.—Soy mayor de edad, puedo hacer lo que me dé la gana. Y si me quiero meter una raya, tres, cinco o diez, es mi jodido problema.
–respondo seria yo también.—No lo entiendes. Joder. ¿No entiendes que hace unos meses casi te mueres de una sobredosis por esa mierda? Y ahora lo vuelves a hacer. Eres increíble. –chasquea la lengua y niega con la cabeza.
—No seas dramático. Solo me he metido una raya, estoy bien.
—No, no lo estás. Tienes los ojos inyectados en sangre y las pupilas dilatadas a más no poder, y te rascas la nariz cada cuarenta segundos. ¿Eso es estar bien según tú? Cómo se nota que no puedes verte desde fuera. No estás "estupendamente", más bien lo contrario.
No respondo. Solo me encojo de hombros. Porque quiera o no, tiene cierta razón en el fondo.
—Me da igual, solo quería dejar de pensar y disfrutar un poco. Además, quería estar de fiesta y me has sacado de ella.
—No podías estar más tiempo allí o hubieras acabado peor de lo que ya estabas. Te he hecho un favor sacándote de allí. Joder Erika, es que no te das cuenta de lo grave que es la situación.
Si no me llega a llamar Gonzo contándome que te había visto en mal estado y si no me llego a presentar... A saber cómo hubieras acabado la noche –dice con un tono de voz tranquilo pero con preocupación–. Joder, que has mezclado coca con alcohol, ¿cuando vas a entender que eso es una bomba para tu estómago y para tu salud? –suspira y niega repetidas veces con la cabeza–. Quizá hubieras acabado como la otra vez en el hospital, con un coma etílico, con una sobredosis o... algo peor.
–traga saliva en seco.
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ONITSED
Teen FictionHay veces en la vida que crees tener una buena vida. Que crees tener todo bajo control o al menos eso intentas, pero de un momento a otro, esa luz que estaba encendida y te alumbraba todos los días... empieza a parpadear. Hasta que finalmente esa...