Capítulo 23

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Al llegar a la calle donde vive Miles, el coche de Kian se detiene. Desabrocho el cinturón de seguridad y miro por la ventanilla del coche para ver si Miles se encuentra por esta zona. A lo lejos, la puerta del edificio donde él vive se abre, y entonces, le veo aparecer saliendo de el mientras se prende un cigarro y mira hacia su alrededor esperando verme aparecer por algún lado.
Sé que me debe de esperar aparecer sola y no saliendo del coche de un tio, el cuál él conoce bien y que sé, que no le hará ninguna gracia.
Al tenerle localizado, agarro mi bolsa de deporte dejando la tira sobre mi hombro y miro hacia Kian antes de salir del coche. Quien al notar que le estoy mirando, gira su cabeza hacia mi y en el momento en que lo hace nuestras miradas chocan y su mirada oscura e intensa se clava en la mia mirándome fijamente.
Tiene un brazo estirado por encima del volante, mientras que el otro descansa sobre su muslo.
Me mira esperando a que diga algo, mientras que nuestras miradas están una sobre la otra.

Me aclaro la garganta incómoda por la mirada tan intensa y hablo;


—Bueno, me voy... Gracias por dejar que me quedara ayer en tu casa y por traerme ahora aquí. Lo pasé...bien ayer.



—Si, yo también. Y, no es nada.
–dice encogiéndose de hombros.



Asiento con la cabeza sin decir nada.
Sonrío amable y me giro hacia la puerta para abrirla y marcharme, cuando recuerdo que aún llevo su ropa puesta.
Me doy la vuelta hacia él de nuevo;



–Ah, la ropa te la devolveré cuanto antes.




Todavía llevo su ropa puesta.
Ayer Kian metió mi ropa en la lavadora y al cabo de unas horas ya tenía mi ropa seca y limpia.
Pero ya tenía puesta su ropa y estaba bastante cómoda, además, de que mi ropa es ropa ajustada y corta, por lo que no me apetecía ponérmela ya que hacía frío y la ropa de Kian me abrigaba mejor.
Y hoy tampoco me quité su ropa. No llueve, al menos de momento, pero el día está nublado y hace bastante fresco. Y para ser sinceros, estoy bastante a gusto con sudadera y pantalón holgado.

Kian mira hacia su ropa la cuál llevo puesta, me recorre con la mirada –cómo si estuviese comprobando que la tengo aún puesta– y después, sube de nuevo hacia mis ojos, volviéndome a mirar fijamente y asiente con la cabeza.



—No tengo prisa por la ropa, así que, cuando quieras.





Vuelvo a asentir con la cabeza y me despido con un "adiós" antes de agarrar el tirador del coche para abrir la puerta y salir. Veinte segundos después de despedirme de él, habla antes de que llegue a cerrar la puerta del coche;


—Nos vemos, Erica.




Muestro media sonrisa que dura unos pocos segundos y cierro la puerta del coche, girando sobre mis talones y camino por la carretera comprobando que ningún vehículo aparece y llego a la acera de enfrente.
Escucho el motor del coche de Kian y me giro hacia atrás inconscientemente, y veo como sale rápidamente y desaparece por el final de la calle.

Me giro hacia delante y camino hacia la dirección de Miles, quien ya me ha visto aparecer y está mirándome fijamente mientras que fuma. Al llegar frente a él, nos saludamos con un choque de puños.



—¿Quién te ha traído? –pregunta curioso– me suena el coche ese.
–dice haciendo un movimiento con la cabeza señalando hacia la dirección por donde el coche de Kian ha desaparecido.


—Que cotilla eres –río y camino hacia delante, él me sigue, caminando a mi lado– era Kian.



Me encojo de hombros restándole importancia mientras que miro hacia delante y caminamos ambos a un ritmo lento y tranquilo de camino hacia su coche, el cual está aparcado en la calle de al lado.

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