Capítulo 14

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Cierro la puerta detrás de mi lentamente y una vez que entro en casa, me giro hacia delante para ir hacia el pasillo. Todo está en silencio, parece ser que no hay nadie aquí cosa que me deja tranquila.
Lo que menos quiero y me apetece ahora es tener que encontrarme con Katia y que empiece a hartarme a preguntas y me de un sermón.
Sé que tarde o temprano cuando vuelva a casa y me vea, me da va a dar una buena charla. Y aunque ayer Miles no le dijese nada, ella tuvo que sospechar que algo pasaba.

Camino en dirección hacia mi habitación.
Pero antes de llegar, me detengo en la puerta del cuarto de Brad, agarro la manivela y muy despacio abro la puerta y miro hacia el interior: todo esta tal y como lo dejó. Todas sus cosas siguen ahí.
Mi vista viaja hacia el armario, la puerta está abierta y se pueden ver algunas cuantas perchas vacías. Parece ser que se ha llevado algunas cosas, lo justo para poder pasar algunos días fuera. Lo que significa que cualquier día y en cualquier momento puede volver a por algo más y la verdad, no me emociona la idea para nada. Estoy aún demasiado cabreada con él y no tengo ninguna gana de volver a verle.

Después de echar un vistazo a la habitación, cierro la puerta y camino hacia la mia. Tiro el bolso junto a las llaves y mi móvil encima de la cama, me quito las converse dejándolas tiradas en el suelo y me quito el vestido. Huelo a una mezcla entre alcohol junto a humo y cigarros, no sé cómo Miles me pudo dejar dormir así en su cama. Necesito darme una ducha para relajarme, deshacerme de éste olor a fiesta caótica y dejar de pensar.

Dejo caer el vestido al suelo junto al sujetador, cuando éste cae algo cae con el a la misma vez. Frunzo el ceño al no saber qué es y me agacho para cogerlo, lo dejo sobre mi mano y me doy cuenta de que es una bolsa pequeña de polvo blanco. Más pequeña que las que le di antes a Miles.
No recordaba que tuviera otra bolsa, no recuerdo cuanta merca compré ayer. No recuerdo casi nada de ayer mejor dicho. Solamente pequeñas escenas confusas.
Sostengo la bolsa aún en mi mano y cierro el puño, dejo caer la cabeza hacia atrás y cierro los ojos con frustración y con un nudo en la boca del estómago haciéndose y pienso en si ir a tirar la bolsa o guardármela. No debería hacer lo segundo, pero hay algo dentro de mi que tira más por la parte de guardarlo por si en alguna ocasión la necesito. Aunque la otra parte me está gritando que la tire y me deshaga de ella. Suspiro hondo y mi cuerpo involuntariamente camina hacia la cajonera, guardando la bolsa en el cajón de las camisetas en el fondo del todo. Cierro el cajón de golpe y me quedo unos segundos frente a éste pensando en si estoy haciendo bien o no. Pasan unos cuantos segundos hasta que niego con la cabeza y camino hacia el baño para ducharme intentando olvidarme de lo que acaba de pasar y hacer como que esto no ha ocurrido.

Entro a la ducha cerrando la mampara, abro la llave de agua caliente y ésta cae sobre mi relajando mi cuerpo y mis músculos. Cierro los ojos para mayor relajación, suspiro hondo e intento apagar mi mente. Pero de repente, imágenes de anoche comienzan a aparecer y reproducirse en mi cabeza: el encuentro con Jhonny, con Kian, la pequeña pelea con Miles, los bailes con la gente desconocida de allí, los bailes y morreos con aquel chico rubio cuyo nombre no lo sé, el momento de euforia y felicidad después del momento en el baño con la droga en mi mano a punto de...
En el momento en que esas escenas aparecen en mi mente, abro los ojos de golpe y siento como un nudo aprieta mi estómago fuertemente. Niego con la cabeza y cierro los ojos apretándolos e intentando desaparecer esas escenas de mi cabeza.
Suspiro y llevo las manos hacia mi cara frotándome ésta y apartándome los mechones mojados que están sobre ella. Joder, ¿qué mierda hice?

Aparto las manos de mi rostro y al hacerlo veo como están mis nudillos: están rojos, con la piel levantada y destrozados. Ayer me jodí la mano dando golpes, pero en ese momento lo que menos me importaba era si me hacía daño. Quería desahogarme y fue lo que hice. No me curé las heridas que provocaron los golpes porque era lo último que me preocupaba dentro de todo el lío que tenía en mi cabeza.
Solo quería desahogarme bebiendo y haciendo algo que no hacía desde hace medio año, necesitaba tranquilizarme y vaciar mi cabeza por un tiempo.

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